"Insidiosa y dañina". Así calificó Freshuelva la polémica campaña puesta en marcha por Campact, una organización progresista alemana llamando a boicotear el consumo de fresa española. "Por fresas baratas en los supermercados alemanes, el patrimonio natural mundial de Doñana se seca en España. Firma aquí y exige que Edeka, Lidl & Co. dejen de venderlas".
El retuit de la ministra Teresa Ribera y del presidente Pedro Sánchez de la campaña de Campact, para aludir a la proposición de Ley del Gobierno de Juanma Moreno para regular los regadíos en el entorno de Doñana, no hizo sino encender una mecha más en territorio español.
Una cuestión que este viernes por la mañana el ministro de Agricultura, Luis Planas, intentaba zanjar mostrando el apoyo "sin reservas" del Gobierno de España al sector agroalimentario, y "muy significativamente" al de los frutos rojos procedente de la provincia onubense. Hace unos días, la federación de exportadores le pidió que mediara.
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En los dos últimos meses Doñana se ha convertido en un ring electoral con visitas incluidas del propio Sánchez y de la vicepresidenta y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, en esta misma semana. Esta comió fresas y se dejó fotografiar con toda la intención.
La imagen recordó a aquella mítica del ministro Manuel Fraga Iribarne cuando se bañó en la década de los años 60 en las aguas de Palomares para demostrar que no había rastro de radioactividad tras el primer accidente nuclear de Europa. Pues igual, pero con las fresas, mostrándose muy cercana a los agricultores y ecologistas con los que se reunió. Tras subrayar que "la mayor parte de los agricultores cumple con la legalidad", no dudó en acusar a Juanma Moreno y al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de "profundizar en un crimen ecológico".
Pero la campaña de la asociación alemana fue más allá porque en uno de sus tuits alertaba del "peligro de que el robo de agua pase ahora a estar permitido oficialmente" tras el éxito electoral del Partido Popular en las elecciones regionales y locales del pasado 28 de mayo.
Por primera vez, los populares gobernarán la Diputación de Huelva y esto les ha dado aliento de que van en el buen camino defendiendo a la provincia y exigiendo al Gobierno central que cumpla con sus compromisos para que llegue agua superficial a la zona. Uno de ellos es el trasvase de 19,99 hectómetros cúbicos prometido por ley desde 2018 desde el Tinto, Odiel y Piedras hasta la cuenca del Guadalquivir y del que no se ha acometido ninguna de las 10 obras pendientes.
Muy elegantemente, y en medio de la tormenta, el sector fresero sólo ha sostenido que "ante algunas manifestaciones de apoyo a la iniciativa, apelamos a la responsabilidad de las autoridades y administraciones públicas para que actúen con prudencia y en aras del interés general. Exigimos que cualquier comentario tome como base la información rigurosa y el conocimiento técnico".
Incluso, cuando se suspendió a principios de semana, una vez ya en Madrid, la visita a España de la delegación de parlamentarios alemanes para conocer la situación del regadío del sector de la fresa en el entorno de Doñana por el contexto electoral actual, desde Interfresa reiteraron su invitación. El fin es mostrarle "la realidad" de sus cultivos.
Sus argumentos
Pero desde Freshuelva ofrecen el contundente argumento que desmonta el boicot alemán. La producción onubense "cumple con las certificaciones y los protocolos internacionales más exigentes que demandan los supermercados europeos para la gestión responsable del agua en los cultivos".
Y pone de ejemplo uno: la certificación 'Spring', que ostenta "el 100% de las fresas y los frutos rojos exportados". La certificación la emite GLOBALG.A.P IFA para cultivos, que lidera las certificaciones agroalimentarias nivel internacional.
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La misma avala "a productores y comerciantes en la gestión legal, eficiente y responsable del agua que usan para el riego". Y sin esta certificación no sería posible vender en Alemania. "Los propios supermercados alemanes la exigen, entre los que se encuentran los más relevantes Rewe, Aldi, Lidl, Edeka y Kaufland".
En el resto de Europa también lo piden los británicos TESCO, Marks and Spencer y Sainsbury, así como los franceses Carrefour y Auchan o los suizos Migros y Coop, entre muchos otros.
Entre los criterios que se evalúan para la certificación 'Spring' están la conformidad legal de las fuentes de agua y tasas de extracción, el seguimiento del consumo de agua, el impacto de los productores en la gestión sostenible de cuencas hidrográficas, las mejores prácticas en la gestión del agua, la protección de fuentes de agua y las medidas que demuestren que se mejora continuamente la gestión del agua.
Los freseros guardan silencio
Ningún fresero onubense quiere hablar, pero EL ESPAÑOL ha logrado hablar con uno. "Hace muchos, muchos años, que toda el agua que usamos es superficial, a través de la Comunidad de Regantes", cuenta A., quien afirma que han realizado "muchas inversiones" para optimizar el regadío con aguas superficiales para minimizar su consumo. Es decir, cero Parque Natural de Doñana. "Los políticos nos han metido en una guerra que no era nuestra", advierte este agricultor.
Todos han cerrado filas y se remiten a Freshuelva e Interfresa, las dos organizaciones que aglutinan a un sector cuyas explotaciones se encuentran en Palos de la Frontera, Moguer, o Lepe, a bastantes kilómetros del Parque Nacional de Doñana. Lo han decidido así debido al clima de crispación y politización que les ha pillado en medio.
Sí ha hablado con EL ESPAÑOL Manuel Piedra, de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Huelva. "Nosotros fuimos los primeros que dijimos que el boicot a la fresa de Huelva es ficticio. Lo dijimos hace meses, cuando los ecologistas ya dijeron que la proposición de ley de los regadíos de Doñana iba a tener reacciones en Europa. Y claro, si desde aquí llamas a los ecologistas alemanes y les dicen que la saquen... pues la sacan". Aunque sea con la fresa, a decenas de kilómetros de Doñana.
-¿Por qué la campaña es ficticia?
-Porque ahora mismo no hay fresa de Huelva en los supermercados alemanes. Ya lo que queda en Huelva es el 10% de la producción y es todo para el mercado español. Por el calor, la fresa ya no puede viajar 3 días. La fresa de Huelva de esta temporada ya se vendió en Alemania. Lo que hay ahora en los supermercados alemanes es fresa alemana.
Manuel Piedra continúa advirtiendo que estas campañas de Alemania contra la fresa onubense "son cíclicas". "Hace dos años fue por los fitosanitarios. En otras ocasiones ha sido por las condiciones de trabajo. Y hace muchísimos años, en la frontera, nos quemaban los camiones de fresas para que no pudiéramos competir con ellos. Antes nos quemaban los camiones y ahora nos queman en las redes sociales".
Los tiempos han cambiado, pero el sector fresero sigue siendo un puntal muy importante en la provincia. Para que se sitúen, esas casi 800 hectáreas que PP y Vox quieren que les llegue el agua, siempre que sea superficial, suponen un 6% de la actual superficie plantada de fresas y frutos rojos, que asciende a 11.802 hectáreas en esta campaña.
Del total de su producción, el 80% la destinan a exportación y de esas ventas al exterior, que ascendieron a 1.300 millones el año pasado, la mayoría las protagonizó Alemania.
Inversiones hídricas
De ahí que los agricultores hayan realizado continuas inversiones para mejorar o adaptar los sistemas de captación de riego, incluso para el propio trasvase. Este ha sido el proyecto más ambicioso en materia de infraestructuras hidráulicas en la provincia de Huelva y, sobre todo, en el Condado.
Se trataba de trasvasar 20 hm3 de agua desde el Tinto, Odiel y Piedras hasta la cuenca del Guadalquivir para todos los usos: consumo humano, el prioritario; industria y agricultura.
Se prepararon las infraestructuras necesarias hasta Lucena del Puerto-Bonares, una red de tuberías de 35 kilómetros, sala de bombeo, balsas, subestación eléctrica… entre otras, para un primer trasvase de 4,99 hectómetros. El agricultor puso de su bolsillo el 40% de esas obras.
Para la UPA, la campaña contra la fresa de Huelva tiene dos vertientes. La primera es eminentemente comercial, por la competencia que la fresa onubense hace a la alemana. ¿La segunda? "Viene de apoyar las tesis ecologistas contra la proposición de ley para regular los regadíos de la Corona Norte del Parque".
Piedra subraya que la propuesta "en ningún momento habla de aguas de acuíferos, sino de agua que debe llegar por regadío dentro de unas obras que el Gobierno no ha hecho, comenzando por el trasvase de los ríos Piedras, Tinto y Odiel".
El líder de UPA Huelva reconoce que los acuíferos están dañados por varios motivos: por la sequía y el cambio climático, "que hace que Doñana acuse la falta de agua", y también "por los agricultores con licencias para sacar agua del acuífero, concedidas todas ellas por el Gobierno". Y por último, "por el turismo, que sin estar yo en contra de él, lo cierto es que Matalascañas en verano alcanza los 60.000 habitantes que se surten del acuífero".
Manuel Piedra advierte que "todo esto se podría haber solucionado si se hubiera cumplido con la ley aprobada en 2018, que estipulaba esos 19,99 hectómetros cúbicos y obras de infraestructuras como el túnel de San Silvestre, cerrar el anillo hídrico y el trasvase. Y con eso se cierran hasta los pozos legales y el Parque respira".
Defensa de la Junta
Desde la Junta de Andalucía han levantado una lanza en defensa del sector. El Consejo de Gobierno aprobó el pasado martes una declaración institucional en la que manifiesta su apoyo frente a la campaña alemana.
Además, en esta misma semana la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, se reunió con las propias cadenas alemanas de supermercado para asegurarles que los frutos rojos de Huelva son sostenibles" y pedirles que emprendan una campaña para que los consumidores sepan claramente la realidad.
En cualquier caso, compañías como Lidl o Aldi tomaron partido a favor de los productores onubenses. Ambas cadenas aseguraron esta semana en sendos comunicados que seguirán contando con proveedores de Huelva. Entre otras cuestiones, por la exigente calidad del producto nacional, un asunto en el que han pretendido sembrar dudas desde la propia Alemania.