"Tengo más cirugías que años": la lenta evolución de un joven al que una explosión quemó el cuerpo

Era algo habitual. Tenía ejemplos de sobra entre sus compatriotas. "Como muchos puertorriqueños, tomé la decisión de estudiar medicina en México", anota en un tuit fijado en su perfil. Es, quizás, el inicio del hilo más importante que jamás tenga que escribir: aquel que narra su desgracia y, a la vez, su bendición. 

Polo negro, gafas de pasta y sonrisa de ilusión Alexis Joel Hernández acompaña esta frase con varias fotos del arranque de ese "sueño": un aeropuerto con sus compañeros de aventuras, una foto de visita por Guadalajara, la ciudad del norte donde empezaría sus estudios, otra con una bata de profesional.

Hasta aquí, todo normal. Este joven, con nacionalidad estadounidense y 23 años entonces, empezaba una nueva etapa. Y tan nueva: el segundo mensaje de esta historia es el referido al 19 de enero de 2019. El día antes de acudir a la universidad, el mismo en que se había despedido de sus padres y aterrizaba en lo que iba a ser su morada, algo le cambió el porvenir.

Se podría decir que su porvenir saltó literalmente por los aires. Es una metáfora tan real como cruel: al prender el gas de su nueva casa, una explosión lo dejó con el 71% del cuerpo con quemaduras de segundo y tercer grado. De ahí, una semana en cuidados intensivos y un traslado a un hospital de Texas para pasar un mes en coma.

Dos meses más de tratamiento. "68 días en intensivo, confundido y con un dolor inmenso, pero agradecido de que Dios me dio una segunda oportunidad de vida", resume él en otro mensaje, esta vez ilustrado por unas chocantes fotos: él vendado entero en una camilla.

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Hernández tuvo que aprender a comer y a caminar. Su cuerpo estaba totalmente chamuscado. La primera foto que se atrevió a mostrar una foto en redes, anota, es una en la que sale sin pelo, con marcas visibles de la catástrofe y con un recado: la subía para demostrar que si él podía ser feliz, el resto también.

Ocho meses y 19 cirugías después, sale del hospital. Pero no es el fin: le queda aún una inmesa superficie de piel quemada y un largo proceso por delante. Vuelve a Puerto Rico. El 19 de enero de 2020, Alexis Joel Hernández celebra en familia su primer año de su renacer con una tarta y una incipiente barba.

A partir de entonces, más intervenciones, mucha rehabilitación y alguna sorpresa. En marzo de 2022, por ejemplo, anunciaba que era su primer día saliendo solo de casa, "lejos de ser perfecto, pero feliz de ser casi un 100% independiente", afirmaba, como un "paso muy importante" de su recuperación.

Llegó un hito más: ese año volvió a incorporarse a la facultad para continuar sus estudios. Esta vez, en San Juan, la capital de Puerto Rico. "Así como tuve la dicha de sobrevivir y empezar a vivir de nuevo, con mucha alegría les dejo saber que retomo un sueño que se vio interrumpido. Vuelvo a estudiar medicina. Sé que agarrado de la mano de Dios todo será posible. Gracias a todos por su continúo apoyo y oraciones", indicaba.

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Iba, mientras, sumando operaciones. Lleva un total de 29. "Qué puedo decir, tengo más cirugías que años de vida", expresa, "aún así, agradecido con Dios por la oportunidad de vivir y muy feliz de retomar mis estudios. Gracias a todos por su apoyo y oraciones", incide en una de esas instantáneas sobre el proceso.

Alexis Joel Hernández nutre a partir de entonces sus perfiles públicos con fotos de su recobrada normalidad: con un gorro navideño, de visita en unas "minivacaciones", saliendo de otra cita hospitalaria... En este sentido, hay un episodio aparte que no es tan visible: tras dos años de tratamiento y ya en su país de origen, Alexis recibió una carta estatal de Estados Unidos estadounidense. 

Era la factura: casi dos millones de dólares, más de un millón y medio de euros. Estaba "desesperado", según comentó en algunos medios que siguieron su historia. El boricua pidió ayuda, buscó financiación y, por fin, el hospital militar donde fue atendido le condonó la deuda. "Recibí una carta por parte del hospital. Recibí una factura del hospital que el balance a pagar es cero. O sea, que no tengo que pagar los millones", explicaba en un vídeo, con la voz entrecortada.

Ya peinado a raya, posando a menudo con trajes de profesional de la medicina y con las secuelas de la explosión controladas, en 2023 volvía a conmemorar el milagro de estar vivo. "¡Feliz Cumplevida! Simplemente gracias Dios por darme las fuerzas para sobrevivir y seguir adelante. Ya cuatro años del día que me cambio la vida. Lo que algún momento fue el momento más difícil de mi vida, hoy es un mal recuerdo y un testimonio de que rendirse no es una opción".

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Pero el capítulo final del relato no había terminado: este verano, alabando las propiedades de una marca de crema, posaba en un primer plano metido en las aguas cristalinas de una playa. "Puede que tenga las cicatrices de mi pasado, pero con la ayuda de los productos estoy en el camino de sanar y continuar sintiéndome más seguro que nunca. Recuerda: la verdadera belleza viene del interior, pero un poco de ayuda del exterior nunca está demás", reflexionaba unas jornadas antes.

El 22 de junio, con un sombrero, gafas de sol y varias prendas de ropa tapándole del sol, detallaba: MODO VERANO. En mayúsculas. Porque un baño en el mar después de este periplo merece grandes caracteres. Las reacciones a esta foto, sencillas y a la vez inimaginables hace poco tiempo: "Qué envidia", "Te ves superbién", "Ojalá estuviera yo así".