A sus 11 años de edad Daniel Borchardt ha conseguido un enorme reto. Se ha convertido en el primer alumno andaluz con tetraplejia espástico-distónica en graduarse en Primaria sin adaptaciones curriculares.
Es decir, con el mismo grado de contenidos y competencias que sus compañeros y lo ha hecho usando su arma más poderosa: sus ojos. Por la parálisis cerebral severa que padece, no tiene lenguaje oral, no puede emitir palabras, así que tiene un dispositivo que le permite comunicarse con un lector ocular.
La vista es su única vía de participación, comunicación y escolarización, aunque otra parte fundamental de su hazaña ha sido su esfuerzo, el de su familia y el de los docentes del colegio público Sor Ángela de la Cruz, donde el pequeño Daniel ha cursado sus estudios.
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Y también esa avanzada tecnología que utiliza desde que tenía 3 años. Se trata de un software de comunicación aumentativa desarrollado en Reino Unido y de un lector ocular que funciona como un ratón óptico con el que maneja un ordenador.
Con él pudo aprender a leer y a escribir, a hacer tareas y a recitar poesías. Una voz artificial que ya no suena como aquella primera voz robótica de Stephen Hawking, pero que tiene el mismo objetivo: dar voz a aquellos que no pueden tenerla por una discapacidad o enfermedad física severa, como es su caso.
No obstante, no ha sido impedimento para que Daniel supere con un expediente brillante esta etapa educativa y para que en unos meses comience la Secundaria en el instituto público Isbilya.
La consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, Patricia del Pozo, le acompañó en su graduación rodeado de su familia y profesores y les hizo entrega del diploma al Esfuerzo Educativo y Docente.
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En su visita al centro, la consejera subrayó que con esfuerzo y constancia y el apoyo de los docentes se puede lograr todo lo que uno se proponga. Puso de ejemplo a seguir y de orgullo a Daniel que, partiendo de una desigualdad severa, ha alcanzado los mismos objetivos que el resto de sus compañeros.
Además, Del Pozo también puso en valor la alianza de la Administración, los centros educativos y las familias para conseguir que cada alumno llegue a dar lo mejor de sí mismo.
Precisamente, uno de los retos de la Consejería es avanzar en la inclusión y la atención a la diversidad para que ningún estudiante se quede atrás. "Ninguna meta educativa debe considerarse alcanzada a menos que se haya logrado para todos".