Radio Televisión Española (RTVE) ha recuperado este verano, 18 años después, uno de sus programas históricos, el Grand Prix. Formato muy recordado por los espectadores donde dos pueblos se enfrentaban a diferentes pruebas en busca del premio.
Repite Ramón García como maestro de ceremonias del programa de La 1, pero en esta nueva etapa está acompañado por la actriz Michelle Calvó, que se encarga de presentar a las localidades que participan; el acróbata Wilbur, que explica cómo se realizan las pruebas para que los concursantes sepan cómo se hacen, y la streamer Cristinini, que narra el desarrollo de las pruebas.
[Las claves del éxito de ‘Grand Prix’ en La 1: el programa que sigue siendo del abuelo y del niño]
Calvó es la primera vez que presenta un programa, pero cuenta con una amplia trayectoria como intérprete en series de televisión como Desaparecidos, Amar es para siempre o Madres. Amor y vida. Además, está inmersa en el rodaje de la tercera temporada de Entrevías (Telecinco), donde ha estado preparando su papel como luchadora de Artes Marciales Mixtas.
La actriz ha charlado con EL ESPAÑOL para comentar el éxito de audiencia del regreso del mítico programa a RTVE, pero también su faceta más personal, donde quiere ofrecer su ejemplo de superación tras sufrir bullying en el colegio para que “pueda darle fuerza y esperanza a quien me lea de que se sale de ahí”.
De Madrid y Tenerife
Michelle Calvó tiene un marcado acento canario, eso se debe a que, aunque nació en Madrid, por circunstancias personales su familia se trasladó a Tenerife al poco de nacer: “Mi familia por parte de madre es toda canaria y yo me siento muy canaria, tengo un físico muy de allí. A las dos semanas de nacer, mi madre decidió que se volvía a Canarias con su familia para criarme. Me considero totalmente canaria, mi acento y mi corazón son de allí”, afirma la actriz.
Pregunta: ¿Qué nos puede contar de su familia?
Respuesta: Mi madre, Alicia, es la que me metió desde pequeñita el gusanillo de la interpretación. Me apuntó a clases de teatro y a todas las actividades que desarrollaran mi parte artística y deportiva.
Ella era actriz y siempre estaba metida en grupos, tuvo un café-teatro con una amiga y mis tardes al salir de clase eran estar en ese ambiente, viendo como ensayaban las representaciones, los monólogos… y a mí me fascinaba, me parecía divertidísimo poder ser quién tu quisieras en cualquier momento.
Yo no podía acabar siendo otra cosa que no fuera actriz, con 8 años ya lo tenía clarísimo (risas). Mi padre Miguel también era actor en Cuba y mi abuela, vedette en el cabaret Tropicana de La Habana. Todo eso corre por mis venas.
P: ¿Cómo era en el colegio?
R: Era una niña muy buena, nunca tuve un parte negativo por parte de mis profesores, fui delegada de la clase… pero sufrí mucho bullying. Quiero contarlo, no para dar pena, porque no cambiaría nada de mi vida y gracias a todo eso soy quien soy hoy en día, sino por si a alguien que me lea o me escuche puedo darle fuerza y esperanza de que se sale de ahí, que hay una vida maravillosa esperándoles.
Siempre hay algo muy bonito para la gente que, pese a la oscuridad, elige la luz. Ahora estoy cumpliendo un sueño. En aquellos tiempos no sabía cuál era porque en esos momentos tan duros todo se desdibuja, pero se puede salir y cumplir lo que te propongas.
A mí me pegaban mis compañeros, me robaban el dinero del desayuno, me lanzaban contra las puertas… mi madre me tuvo que cambiar tres veces de colegio, por circunstancias personales, no por el bullying, pero en los tres sufrí acoso.
En uno recuerdo que una compañera me trataba mal porque le gustaba un chico y a él le molaba yo, pero no me enteraba porque tardé en desarrollarme físicamente y era muy niña. Pero ella se dedicó a hacerme la vida imposible por ese motivo.
En otra ocasión, me negué a darle el dinero a una de las que me robaban y casi me tira por las escaleras del colegio, que era de tres plantas. Asomó la mitad de mi cuerpo por encima de ellas amenazándome, pasé un montón de miedo. Resulta que lo que le pasaba realmente es que le gustaba, pero como éramos pequeñas, ella no sabía gestionar que lo que sentía hacia mí era amor y no odio.
P: ¿Cómo vivió todo ese acoso del bullying de sus compañeros en tres centros diferentes?
R: Mi madre, por circunstancias de la vida, tuvo que sacarme ella sola adelante y pasamos épocas muy complicadas, tuvimos que acudir varias veces a Cruz Roja para pedir ayuda. La admiro muchísimo por todo lo que hizo sin que se le cayeran los anillos.
Yo vestía con ropa de segunda mano que le daban a mi madre, los libros del colegio eran siempre donados y los niños me llamaban pobre, muerta de hambre, goda de mierda (gentilicio peyorativo que usan en Canarias para referirse a los españoles peninsulares) y gorda. La hora del recreo era un sufrimiento para mí.
El bullying no es más que envidia y frustraciones que usa la gente insegura para anular al de enfrente y así sentirse un poco mejor consigo misma. Yo tuve mucha suerte de poder apoyarme siempre en mi madre y mis abuelos que me ayudaban, me escuchaban, me creían y me daban muchísimo amor y muchísima fuerza para salir adelante. Me salvó su amor.
Es importantísimo cuando se vive una situación así pedir ayuda y tener alguien en quien confiar.
P: ¿Tuvo otros problemas en el colegio?
R: De pequeña también tenía dislexia y, por aquel entonces, no era algo que se detectase y se tratase rápidamente, así que eso me dificultaba mucho a la hora de estudiar. Encontré el deporte como vía de escape, jugaba al voleibol. Para ser capitana de mi equipo, mi entrenador me dijo que tenía que aprobar todas, y lo hice (risas).
Su vinculación con el deporte
El ejercicio físico es muy importante en la vida de la canaria, tanto profesional como personalmente, ya que le ayudó, en su época juvenil, a superar el bullying en el colegio y, en la actualidad, para mantenerse en forma y preparar uno de sus últimos papeles en la serie Entrevías, de Telecinco, que se encuentra grabando la tercera temporada.
P: ¿Le gusta mucho practicar deporte?
R: Muchísimo, soy una tía súper deportista, no paro de entrenar y cualquier reto que me propongan me lanzo de cabeza, como me pasó con el voleibol, que llegué a jugar en la selección y fui profesional.
P: ¿Qué deportes practica en la actualidad?
R: Voy al gimnasio y, en un momento dado me encontré con el boxeo, pero no ha sido hasta este año, que me llegó el guión de Entrevías, serie en la que mi personaje es una luchadora de Artes Marciales Mixtas, en el que me he puesto en serio con ello.
No quería que me pusieran una doble y estuve entrenando durante tres meses tres veces al día, mañana, tarde y noche. Me siento bastante orgullosa del trabajo realizado porque no he necesitado doble y todas las escenas de acción de la serie las he hecho yo. Ahora lucho MMA y me parece un mundo muy bonito, de mucho compañerismo y respeto.
P: Ha participado en series como Amar es para siempre, Secretos de Estado… o, más recientemente, en Desaparecidos. ¿Qué puede comentar de esta última?
R: Ha sido una ficción que ha marcado un antes y después en mi carrera. El personaje de Sonia Ledesma me supuso retos a diario y al que quiero y admiro como si fuera una de mis mejores amigas. He aprendido con ella en todos los sentidos y soy una actriz mucho más segura y con más herramientas tras darle vida. Además, coincidí en el reparto con Elvira Mínguez, que es la actriz que más me ha impactado en mi carrera.
P: También ha realizado apariciones en videoclips musicales: ¿Cómo fue el primero que hizo con el grupo Pignoise, liderado por el exjugador del Real Madrid, Álvaro Benito?
R: Tengo una relación de amistad con todos los miembros de la banda y me propusieron aparecer en el videoclip de la canción Sopla el viento como una locura de un día para otro. Fue muy divertido, pero pasamos mucho frío, había hasta hielo en el suelo. Luego he hecho otros videoclips (Maldita Nerea, Andrés Suárez, Dan Silva…), pero ese fue el primero.
Vuelta triunfal del 'Grand Prix'
Calvó ha sido una de las artífices, junto a sus compañeros de programa, del gran éxito de audiencia de la vuelta del Grand Prix a Radio Televisión Española 18 años después de su última emisión en La 1.
La nostalgia está de moda y, aun sin su mítica vaquilla, el regreso del mítico formato de verano conquistó a la audiencia, logrando unos datos que pocas veces se han visto en los últimos años: un 26,1% de share y más de 2,5 millones de espectadores, coronándose como el mejor estreno de todo el año en televisión en España.
Arrasó especialmente en los targets más jóvenes (de 4 a 12 años, un 40,2%, y de 13 a 24 años, un 36%) y en las generaciones que crecieron con el Grand Prix, de 25 a 44 años, con un espectacular 46,1% de cuota de pantalla.
P: ¿Veía el Grand Prix con su familia de pequeña?
R: Sí que lo veía hace 18 años. Mi abuelo era muy deportista y eso, y la pasión por la naturaleza me las transmitió él. Me hacía yincanas, pruebas o retos, y todo eso que disfrutábamos fuera, lo veíamos luego en la tele.
Ver el Grand Prix era como un momento de conexión familiar en el que nos reíamos muchísimo. Cualquier problema que tuviéramos se olvidaba en ese momento y sólo importaba disfrutar un rato en familia.
Tengo un recuerdo súper nítido de ver a mi abuelo llorar de la risa con el Grand Prix y esa sensación de felicidad que me transmitía el verle así es algo que estoy reviviendo ahora.
P: ¿Cómo ha vivido el éxito del programa casi dos décadas después?
R: Esperaba que la gente lo viera, incluso me paraban por la calle para preguntarme cuando se estrenaba. Hemos hecho un dato impresionante, estoy muy contenta porque ya formo parte de la historia de la televisión de este país al participar en este programa y eso mola mucho.
P: ¿Cómo le llegó la oferta para copresentar el Grand Prix junto a Ramón García y Cristinini?
R: Estaba grabando Entrevías y me llamó mi representante para decirme que volvía el programa a televisión y que le habían llamado para ver si me interesaba copresentarlo. Lo primero que me salió fue una respuesta afirmativa porque es un formato del que tengo muy buenos recuerdos de verlo con mi familia, como la mayoría de la sociedad española.
R: ¿Cómo son como compañeros?
R: Con Ramón hubo química desde el primer momento, tiene una capacidad brutal para hacer sentir bien a las personas, sobre todo durante el programa, que es una situación de muchos nervios. Cuando llegué al plató ya sabía los nombres de mis padres, donde había nacido… me conocía perfectamente porque se documentó y porque era fan de Desaparecidos y de mi personaje, Sonia Ledesma. Lo hizo para que me sintiera cómoda.
A Cristinini la amo, me parece una niña espectacular como persona y curra muchísimo. Es que tiene mucho talento para comentar absolutamente todo desde la improvisación y sin perder el ritmo y la energía. Es mucho más difícil de lo que la gente se pueda pensar.