El pueblo más pequeño de España se llama Llocnou de la Corona, está a 7 kilómetros de Valencia y casi cabe dentro del Santiago Bernabéu de Madrid o de cualquier campo de fútbol de todo el mundo. Es tan diminuto que tiene prohibido crecer porque ya no le queda ni un metro cuadrado de término municipal.
Son apenas 12.800 metros cuadrados de superficie. Si dividimos su extensión entre los 112 habitantes de este municipio situado al sur de Valencia, cada uno de ellos podría contar con tan solo 114 metros cuadrados de suelo, lo justo para una vivienda en un pueblo.
El encanto de Llocnou es el de ser un pueblo tranquilo, a pocos kilómetros de una gran urbe como Valencia y rodeado de centros comerciales, comunicaciones y multitud de superficies industriales. Desde 2022, ostenta el título del pueblo más pequeño de España, superando al municipio de Emperador, también en Valencia.
El Instituto Cartográfico Valenciano (ICV) aprovechó la revisión cartográfica para realizar una serie de ajustes que supusieron, entre otros cambios, que Llocnou de la Corona pasaba a ser, con 0,0128 kilómetros cuadrados, el municipio más pequeño de todo el estado.
Hasta ese momento, Emperador, con 0,032 kilómetros cuadrados, había sido el término municipal con menor superficie de España. Pero con estas modificaciones cartográficas pasó a tener 0,028 kilómetros cuadrados. Por tanto, Llocnou de la Corona, que vio reducido casi a la mitad su término, le desbancó del primer puesto de la lista.
Estas alteraciones se explican por unos desajustes que existían desde el año 1900. Se realizó un trazado anterior con una escala muy pequeña y con un gran margen de error que se corrigió con la revisión cartográfica.
"Siempre contamos con que éramos el pueblo más pequeño porque no tenemos ni término municipal, así que no nos sorprendió", afirman los vecinos.
Pese a las limitaciones que impone su superficie, los vecinos no piensan en unirse a otra población, incluso consideran un insulto a sus antepasados que alguien pueda plantear que renuncien a su historia como municipio independiente.
"Somos una gran familia y la gente de fuera que viene a vivir se adapta a nuestro estilo de vida. Siempre nos hemos ayudado los unos a los otros y tenemos buena relación", cuenta a EL ESPAÑOL María Amparo Martínez, una vecina cuya familia lleva cuatro generaciones viviendo en la misma casa.
"Aquí la vida es muy tranquila y, en cuanto a comunicaciones, no podemos pedir más. Estamos pegados a Valencia y, si no tienes vehículo o eres una persona mayor y tienes que desplazarte al médico, puedes coger un taxi. Además, hay transporte público y estamos rodeados de polígonos, centros comerciales y restaurantes", recuerda Amparo.
Sin bar ni impuestos
Llocnou de la Corona data del año 1676 y está en medio de los polígonos de Sedaví y de Alfafar, una de las zonas industriales más transitadas del área metropolitana de Valencia.
Durante el siglo pasado, llegaron a estar censadas más de 200 personas, pero fue perdiendo población con el paso de los años. El ayuntamiento llegó hace años a un acuerdo con el municipio vecino de Sedaví para que prestara servicios básicos a sus vecinos.
Todo el término municipal de Llocnou ya está construido y sus calles son peatonales. No hay escuela ni centro de salud. Solo cuenta con un comercio, la farmacia del pueblo, y un laboratorio de prótesis dentales. El pueblo es tan pequeño que no hay ni bar. Pero al estar situado en medio de una gran zona industrial, están a un paso de los servicios que ofrece una gran capital.
"Aquí no estamos en medio de la montaña alejado de los servicios, pero nuestro principal problema es que no tenemos término municipal y no podemos crecer. Si cruzas una calle estás en Sedaví y si vas por otra, ya estás en Alfafar", razona Antonio Rodríguez, un valenciano que lleva 40 años viviendo en Llocnou y no piensa moverse de allí.
"Me casé y me quedé aquí. Mi suegro tenía este taller y ahora lo utilizo yo. Me gusta tanto Llocnou que cuando conocí a mi mujer le dije 'me voy a casar con una que vive en el pueblo más grande del mundo', y al final es el más pequeño de España", bromea Antonio.
Llocnou cuenta con ayuntamiento propio y es una especie de paraíso fiscal en medio de la huerta de Valencia porque apenas se abonan impuestos: los vecinos solo pagan por la contribución y el impuesto de matriculación.
En las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo el PP arrasó. No solo eso, sino que gobernará los próximos cuatro años sin oposición: los cinco representantes que conforman la el pleno municipal son del PP.
"Nuestro presupuesto municipal es de 60.000 euros anuales y podemos ejecutar inversiones gracias a la ayuda que presta a los pueblos pequeños la Diputación de Valencia y la Generalitat", detalla Rubén Molina, el concejal de Hacienda. En esta legislatura, se ha creado el área de Proyectos Europeos para captar más inversiones.
En los municipios de este tamaño no se vota a un partido, sino que se trata de una lista abierta donde la población elige la casilla de las personas a las que apoya. Pese a su tamaño, en las pasadas elecciones se presentaron cinco listas. Y todos los votos cuentan más que nunca.
"Aquí un voto te lo puedo cambiar todo y te hace ganar o perder. Como nos conocemos todos, te van buscando porque por uno te puedes quedar dentro o fuera", explica Antonio.
Sin despoblación
Mari Ángeles e Isabel también son de Llocnou "de toda la vida". "Esto es muy tranquilo, ahora tenemos más cosas alrededor, pero en lo que es el pueblo se vive muy bien. Antes estábamos un poco aislados porque nos rodeaban descampados que ahora están urbanizados. Pero seguíamos cerca de Valencia igual".
"Aquí parece que no hay anda y sales a la calle de al lado y te encuentras con Ikea y hay mucha vida", destacan.
"Nadie nos conocía, ni siquiera en Valencia, y cuando salimos en la televisión por ser el pueblo más pequeño de España se interesó mucha gente por el pueblo". Una de ellas se enteró de que encabezaban la lista por una amiga de Emperador, el pueblo destronado.
La vida en Llocnou es tan atractiva que ya no quedan casas libres. "La gente está comprando los antiguos talleres que quedan libres y reformándolos para convertirlos en vivienda", explica la arquitecta responsable de uno de estos talleres.
Según los últimos datos publicados por el Gobierno autonómico, 99 municipios de la Comunidad Valenciana tienen una población inferior a 300 habitantes.
A fecha de hoy, en el pueblo más pequeño de España viven 112 personas y el ayuntamiento vigila el padrón por si llega a 124, el límite que fija la Generalitat para considerar un pueblo en riesgo de despoblación. "Ese problema aquí no lo tenemos".