Según los datos del Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer, el cáncer colorrectal fue el más detectado en España durante el año 2022. Se diagnosticaron un total de 41.661 casos de una enfermedad en la que la tasa de supervivencia neta, tanto para hombres como para mujeres, supera el 60 por ciento, tal y como refleja la Sociedad Española de Oncología Médica.
Sin embargo, para poder mantener e incrementar este porcentaje de supervivencia de pacientes salvados, resulta clave la detección precoz. En eso ha basado su tesis doctoral la doctora María Muñoz García-Borruel, que ha realizado un importante estudio sobre la materia para lograr detectar la enfermedad a través de una muestra de orina. Según explica a EL ESPAÑOL, en su hospital, el Universitario Virgen Macarena, en Sevilla, "vemos a diario patología colorrectal como pólipos o cáncer y, sobre este tema, aún quedan dudas por resolver y también mejorar la prevención".
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"La detección precoz de cualquier tumor es muy importante porque diagnosticar un cáncer en un estadio inicial puede salvarle la vida al paciente”, cuenta Muñoz. "Si el diagnóstico se retrasa", apostilla, "las posibilidades de tratamiento curativo son muy bajas".
El cribado homologado actual del cáncer colorrectal (CCR) consiste en el estudio de sangre oculta en las heces y en la colonoscopia. El equipo de investigación con el que ha trabajado María ha pretendido buscar "alternativas diagnósticas". Para ello, han estudiado a personas sin cáncer pero con riesgo de padecerlo, como son los familiares de primer grado de pacientes con cáncer colorrectal y personas de riesgo medio para cáncer colorrectal por su edad, es decir, la población habitual del programa de cribado.
En este sentido, el grupo de investigación ha buscado biomarcadores dentro del amplio grupo de los denominados microRNAS (ácidos ribonucleicos pequeños) que van vehiculados en unas pequeñas vesículas extracelulares o exosomas. Existe amplia experiencia de esta tecnología en sangre, plasma y tejidos pero este estudio se ha aplicado en muestras de orina.
"La orina es una muestra rica en moléculas de interés, como los biomarcadores, y resulta muy cómoda para el paciente y para el investigador. Además, es relativamente fácil de analizar", cuenta.
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Un duro camino
Durante los últimos 3 años, Muñoz compaginó el trabajo asistencial, en su puesto habitual del centro de la capital andaluza, con la investigación en la Universidad de Extremadura. La doctora, natural de Badajoz, optó por realizar el doctorado en su tierra porque, además de que “los directores y el laboratorio están ubicados allí", Muñoz García quería "aportar un granito de arena" a la región.
Para Muñoz, la experiencia en la facultad pacense ha sido excelente. "Creo que la Universidad de Extremadura no tiene nada que envidiar a otras universidades", asegura. Desde su tutora, la profesora María Jesús Lorenzo, hasta el equipo del Servicio de Técnicas Aplicadas a la Biociencia (STAB), liderado por el Dr. Alberto Álvarez, adscrito a la universidad, Muñoz encontró en su tierra el ambiente perfecto para desarrollar el doctorado.
Sin embargo, como es natural, ha sido un proceso plagado de dificultades y frustraciones, como sabe cualquiera que haya realizado un proyecto de investigación alguna vez. Entre todas ellas, Muñoz tuvo que enfrentar un enorme obstáculo: la Covid-19. La pandemia supuso "una gran incertidumbre y un retraso en el desarrollo de la investigación". Durante los meses de emergencia nacional, "estuve en el grupo de tratamiento a enfermos por coronavirus por breve tiempo y luego trabajé en mi servicio de digestivo, pero en la situación en la que estábamos, haciendo endoscopias a ingresados, consultando telefónicamente…", rememora Muñoz.
Durante el desarrollo de la tesis doctoral, María encontró el apoyo necesario en su familia. Proveniente de una casa donde la medicina tiene una gran presencia, "me ayudaron escuchándome cuando necesitaba desahogarme y soportándome en los momentos de estrés", recuerda. En especial pudo apoyarse en el ejemplo de su padre, quien, como ella, es doctor en Medicina. "Me dio ánimos sobre todo en los momentos en los que pensaba tirar la toalla", explica.
A pesar de las dificultades, Muñoz no puede olvidar "la ilusión de embarcarse en esta aventura con un tema novedoso". Para ella, el doctorado ha sido un período de aprendizaje y descubrimiento de aspectos y perspectivas que no conocía. "Lo que he aprendido de campos que desconocía, como la biología molecular, ha sido una de las cosas que más me ha gustado".
Por todo ello, no deja de recomendar a aquellos sanitarios que tengan la ilusión de sacarse el doctorado que no lo duden. Para ella, la mejor etapa para embarcarse en este tipo de proyecto es el período de residencia. "Como tutora de residentes, siempre les animo a hacerlo", afirma. De hecho, en su hospital, el Universitario Virgen Macarena sevillano, se ofrece esta opción."Es un esfuerzo notable, pero merece la pena", opina.
Vocación temprana y espacio personal
María supo desde muy temprano que lo suyo era la medicina. "Es algo que he vivido desde pequeña ya que en mi familia hay muchos sanitarios, tanto médicos como enfermeros", relata. Este contacto temprano con el mundo de la sanidad hizo de María una persona convencida del camino que tenía que seguir, el de "curar a las personas".
Un camino que, por supuesto, no es nada fácil. Todo el mundo conoce la dificultad de acceder a uno de los grados de Medicina que se imparten en las universidades españolas y la impresionante carga de estudio a la que se enfrentan los estudiantes. Fue en esa época cuando María encontró su especialidad: la de digestivo. Se dio cuenta de que le apasionaba el mundo de las endoscopias y de que, en ella, podía combinar tanto la parte médica como la quirúrgica. Con vistas a ello realizó la residencia en el Hospital Reina Sofía, en Córdoba.
Para María, el aspecto más complicado de ser médico es que “requiere estar actualizado continuamente y estudiar a diario”. Por ello, explica, resulta muy difícil desconectar. "Te llevas a casa, además de los problemas de salud del paciente, sus problemas personales y sociales. El médico es una de las figuras que sirve de escudo en este sistema y eso pesa mucho”, concluye.
A pesar de que el hospital le ‘roba’ mucho tiempo de su vida personal, María tiene muy claro qué hacer cuando quiere desconectar. Cuando las circunstancias lo permiten, lo que más le gusta es “hacer escapadas a Tarifa junto a mi marido”, confiesa. “Estoy aprendiendo a hacer kitesurf, un deporte que me hace desconectar”, explica. Para ella, el entrenamiento constituye un pilar fundamental para liberar el estrés asociado al trabajo.
Y, por supuesto, viajar. Según apostilla, es una verdadera apasionada del viaje y de conocer nuevas culturas. Le encanta el mar y tal vez por ello sus lugares favoritos, entre todos los que ha visitado, sean Australia, Japón y la isla indonesia de Bali. “Me apasiona visitar países diferentes con otras culturas y costumbres", remata.