El colegio Corazón de María de Gijón (Asturias) tiene actualmente 124 alumnos con altas capacidades intelectuales. No es una cifra menor, dado que suponen el 9,46 % del total de alumnos de Primaria y Secundaria matriculados en el centro –1.300 estudiantes–. “Los 300 alumnos restantes son de Infantil y aún no han sido examinados”, explica a EL ESPAÑOL Simón Cortina, el director del colegio que ya lleva 12 años en el cargo. Este centro asturiano, de esta manera, se ha convertido en un referente nacional en el trato y en la manera de educar a sus estudiantes, en especial a los que tienen necesidades educativas especiales.
Prueba de ello es que este mismo curso académico, el 2022/2023, el centro educativo ha roto un récord: tres de sus alumnos han obtenido un 14 sobre 14 en la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), mientras que otros cuatro han superado el 13,7. Casi nada. Si bien es cierto que de los catorces sólo Iyán López tiene altas capacidades intelectuales “identificadas desde segundo de Primaria”, cuenta a este diario, no es menos cierto que la propuesta educativa del centro hace que el potencial de cada alumno se maximice.
“Estoy convencido de que la metodología educativa es importante para potenciar las características naturales de cada alumno, que se podrían perder si no se identifican y se cuidan”, valora el director Cortina en conversación telefónica con este diario. Y es que en el colegio Corazón de María lo tienen claro: “Consideramos que cada alumno es único y, como tal, debemos atender sus necesidades educativas, sus inquietudes, sus preocupaciones… Es el reto de intentar una enseñanza casi personalizada en función de la necesidad de cada estudiante”.
Esto, aunque parece difícil de ser puesto en práctica, se ha conseguido en este colegio de Asturias, lo que le ha hecho adquirir fama a nivel autonómico –y nacional– de ser un centro en el que los alumnos con altas capacidades intelectuales puedan desarrollar su potencial. Esto se traduce en que 30 niños de Primaria; 64 jóvenes de la E.S.O.; y 30 estudiantes de Bachillerato tengan altas capacidades intelectuales. “El salto que se da de Primaria a Secundaria tiene que ver con que, en Primaria, las clases son de 25 alumnos, mientras que en la E.S.O son de 30. Por tanto, entre sexto y primero hay 20 plazas más y, cada año, muchos padres intentan que sus hijos con altas capacidades puedan ingresar en el colegio”, explica el director.
Simón, el líder del proyecto
Aunque el director Simón Cortina (Gijón, 1971) insiste en que el éxito del proyecto educativo del colegio Corazón de María es coral, lo cierto es que él es quien lidera el proyecto. Eso lo ha corroborado a este diario José Luis Pérez (Gijón, 1965), orientador de Secundaria del colegio y psicólogo que lidera el Centro Ayalga, especialista en personas con altas capacidades. Él ha contado que bajo la dirección de Cortina se puso en marcha el programa Dynamis.
¿Cómo funciona? “Es un programa para la detección, desarrollo y acompañamiento del talento de los alumnos. Lo hacemos con todos, pero cuando se determina que uno tiene altas capacidades, intentamos darle lo necesario para su bienestar. Se hace durante Primaria y durante primero y segundo de la E.S.O.”, explica este medio el director. De hecho, este programa recibe el nombre de Dynamis, pues su significado en griego es “ser en potencia”. Lo que buscan en el centro es que la potencia se traduzca en el acto. O lo que es lo mismo, “que cada alumno alcance su meta personal”.
Por ello, los alumnos que tengan altas capacidades, como Iyán López, o no, como Paula Rodríguez o Jorge de la Mano, desarrollan sus competencias. Los tres alcanzaron la máxima nota que un estudiante puede obtener en España en la Selectividad, abriéndoles las puertas a lo que se quieren dedicar. En el caso de Iyán, el joven reconoce al otro lado del teléfono que quiere estudiar Derecho para ser juez, fiscal o abogado. “Pero dejaré que la carrera me sorprenda y a lo mejor acabo enfocado en otro camino”, puntualiza el joven nacido en 2005 en Gijón.
Pero lo que también es cierto es que, aunque Simón Cortina sea la cara visible del colegio Corazón de María, el trabajo de acompañamiento y desarrollo de los alumnos del centro cuenta con un amplio equipo. La labor es fundamental desde el equipo de dirección y el departamento de orientación hasta el cuerpo docente, el alumnado y sus propias familias. “Apostamos por una metodología activa que busca la autonomía y el empoderamiento del alumno; que pase de ser un sujeto pasivo a un sujeto activo que se implica en su formación”, desgrana Simón Cortina.
En este sentido, los profesores no sólo cumplen con las tradicionales clases magistrales “que no se descartan”, sino que también se vuelven una suerte de animadores para convertir a los alumnos en protagonistas de su educación. Por ejemplo, el acompañamiento de docentes “como la profesora de Economía o la de Lengua” han sido fundamentales para el éxito de la promoción de Iyán López. “Quedaban con nosotros antes de la EBAU para que estuviésemos lo mejor preparados posible”, confiesa el alumno.
Y la otra pata esencial en el universo del colegio Corazón de María son las familias. “Ellas deben alinearse con la propuesta educativa del centro y, para ello, siempre hablamos de las cinco cés: confianza, comunicación, colaboración, compromiso y corresponsabilidad”, dice Simón Cortina. Todo ello suma y ha provocado que este centro asturiano sea vanguardia para los menores con altas capacidades, precisamente en la autonomía donde más se está cuidando a este alumnado.
Asturias, líder de España
En Primaria, en este sentido, la media en España de detección de niños con altas capacidades es del 0,2 % del alumnado matriculado, mientras que comunidades como Asturias el porcentaje ha ascendido vertiginosamente hasta el 4,2 % del total matriculado durante el último año. Eso significa que este curso 2022/2023, el Principado se ha convertido en la comunidad con el mayor número niños de 6 a 12 años identificados con altas capacidades en relación con su población total. Un total de 280. Y todo ello ha sido gracias a la labor de la consejera de Educación en funciones, Lydia Espina López.
“Aunque hay que dejar claro que no es la primera vez que se lleva a cabo una campaña de identificación de niños con altas capacidades en Asturias, es verdad que la consejera Lydia Espina ha estado muy sensibilizada con el tema y ha optado por la línea de intervención. Es decir, se ha promulgado la identificación de estos menores. Esto es algo fabuloso, porque primero hay que poner de manifiesto la población que hay con altas capacidades para luego estudiar cómo podemos ayudarle”, explica José Luis Pérez, profundo conocedor de lo que ha acontecido dada su posición como orientador de colegio.
En Asturias, como se ha venido contando, la identificación de menores con altas capacidades en el último curso ha sido vertiginosa. Pero, ¿cómo ha sido este método público de detección? Bien, para empezar, se realizó un cuestionario al 95 % del alumnado de Primaria asturiano de los centros públicos y concertados de la región. “A partir de ahí, se clasificó a los alumnos en verdes, naranjas y rojos. Y cuando uno era seleccionado como rojo es que había alguna señal o indicio de que podía tener altas capacidades”, explica José Luis Pérez.
Estos alumnos rojos fueron 637 y, posteriormente, fueron evaluados de manera psicopedagógica por los departamentos de orientación de los colegios. “En el caso de mi centro, eso fue más labor de los profesionales que se dedican a Primaria, pues yo trabajo para Secundaria”, cuenta. En todo caso, el resultado final fue claro: se detectaron en este curso 280 alumnos confirmados con altas capacidades en Asturias, que pasarán a registrarse como estudiantes con necesidades educativas especiales.
“Es muy importante la identificación, porque a partir de ahí se puede estudiar caso por caso si el niño necesita ampliación de contenidos, flexibilización –adelantar un curso–... Es un buen primer paso”, valora Pérez. Y es que como orientador sabe de lo que habla. En su centro, el Corazón de María de Gijón, el proyecto aplicado desde hace años de detección e incentivación de talento ha repercutido en que tres alumnos del centro, Iyán López, Paula Rodríguez y Jorge de la Mano, hayan logrado un hito: sacar un 14 en la EBAU de este curso. Un éxito que, en buena medida, también es parte del director Simón Cortina.