Gracias a Tik Tok se descubren cientos de lugares nuevos, miles de trucos y uno se pone al día de las canciones del momento. Pero lo que resulta más complicado de entender es que esta red social sea la llave para que sus usuarios empiecen a sospechar que padecen un trastorno o una enfermedad. Así ha sido el caso de Sofía y Víctor, un matrimonio al que diagnosticaron Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) durante la pandemia, después de ver un vídeo navegando por la red social.

La palabra curiosa, sin duda, sería la que mejor define la forma en la que Sofía comenzó a pensar que podía tener TDAH. Tal y como ella misma ha relatado a EL ESPAÑOL "estaba un día muy feliz viendo vídeos en Tik Tok para ver qué contenido crear". "Y ahí me apareció el vídeo de una psiquiatra en Estados Unidos. El típico vídeo de 'Baja un dedo si…'. Ahí dije: vamos a hacerlo, ¿por qué no?", pensó, sin ser consciente de todo lo que le venía por delante.

Hasta aquí se asemeja a la situación por la que puede haber pasado cualquiera que tenga abierto un perfil en la red social. "Me di cuenta de que había bajado todos los dedos. Y yo, como psicóloga, siempre hablo mucho de que no hay que autodiagnosticarse", declara mientras explica cómo decidió a ir una psiquiatra especializada en temas de neurodivergencia.

Sofía y Víctor en una cafetería. Cedida

Así, Sofía relata cómo en la primera sesión de terapia su psiquiatra pensó "es un autodiagnóstico", y con el trascurso de las citas, y tras pasar por diferentes pruebas y evaluaciones, llegaron a la conclusión que confirmaba lo que ella sospechaba: tenía TDAH. Muy pronto fue su marido, Víctor, quien recibió el diagnóstico, pues Sofía vio que los síntomas que ella tenía, los podía tener también él.

Más que un aumento de los casos de TDAH, Sofía cree que lo que realmente ha crecido es el número de diagnósticos. Este trastorno en la mayoría de los casos se diagnostica durante la infancia. Por ello, son muchos los que le restan importancia y asemejan la actitud, los pensamientos o las formas de vivir que tiene una persona con este trastorno a las conductas de un niño. "Creo que ya se está quitando la idea de que alguien con TDAH es como un niñito que está en el salón y corre todo el día", aclara la psicóloga.

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Compartir el trastorno con tu pareja

Para conocer el comienzo de la historia de amor entre estos cónyuges, tenemos que remontarnos a 2015. Sofía y Víctor se conocieron en Tinder, esa aplicación para conocer a gente nueva en la que, en la mayoría de los casos, las relaciones no llegan a buen puerto. Pero esta vez sí. Se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Resulta verdaderamente curioso que dos personas se conozcan y comiencen una historia de amor sin que ninguno de los dos sepa que tiene un trastorno, y que además, lo comparte con el otro.

Sofía y Víctor en la celebración de su boda. Cedida

Cuando le preguntas a Sofía si ha cambiado algo la convivencia después del diagnóstico, la respuesta es que "no". Pero sí que la psicóloga ha querido destacar que ahora comprenden mucho mejor algunas de las actividades y actitudes que tienen en pareja. "A nosotros nos gusta mucho pasar tiempo juntos, pero tenemos nuestros ratitos en los que nos gusta estar solos. Entonces, aunque estemos en el mismo salón, él está en un sofá y yo en otro sofá, pero en silencio". Relata que esto se debe a que durante el día reciben muchos estímulos, y necesitan "soltar un poco" todo lo que han percibido.

Al compartir esta forma de ser y de percibir lo que le rodea, insiste en que pueden entender cuando el otro necesita este espacio. "Porque no es nada el uno hacia el otro, sino simplemente necesitamos no estar en un momento de estímulo; necesitamos un poco de silencio, estar con el teléfono móvil y sabemos que ya cuando estamos más tranquilos, podremos estar bien juntos".

Sofía relata entusiasmada cómo Víctor y ella consiguen complementarse: "Por ejemplo, a mí me cuesta mucho cocinar, como si son demasiados pasos a seguir, entonces a mí me abruma cocinar. En cambio, Víctor, como es chef, se dedica a los temas de la cocina". Por otro lado, cuenta a este diario que, de forma conjunta, lo que más les ha costado siempre es "la organización de la casa". "Con el diagnóstico entendimos que a uno le costaba recoger la ropa y al otro le cuesta lavar los platos, por ejemplo", explica Sofía.

Sofía y Víctor en un paseo por la naturaleza. Cedida

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Tras el diagnóstico

Después de muchos años llevando a cuestas una combinación de desorganización, impulsividad y exceso de actividad, la psicoterapia se convierte en la mejor aliada. Sofía explica cómo después de recibir el diagnóstico, comenzó a comprender muchas partes de sí misma y de sus formas de ver y vivir la vida. "Puedo entender por qué me faltan muchas cosas, puedo entender por qué hago algunas cosas. De cierta manera, puedo entender por qué siempre me sentí un poco extraña", afirma con sinceridad.

Si le preguntas a Sofía por un consejo para un adulto al que acaban de diagnosticarle el trastorno, lo tiene muy claro: paciencia. Recalca que una de las cosas que realmente se debe hacer es entender "qué significó el diagnóstico para ellos y que cuando estén listos, que se investiguen lo máximo que puedan, que se informen y, sobre todo, que sean amables con ellos y que entiendan que es más fácil encontrar qué le funciona a tu cerebro a vivir peleándote con su cerebro".

También, la psicóloga desvela a este medio su esa "fase de negación": "Como que a la fuerza quieres hacer las cosas como una persona que no es neurodivergente. Entonces, quieres ser alguien que llega a comprar todo a tiempo, o alguien que tiene todo arreglado, o alguien que no interrumpe a los demás". Pero insiste en que ese no es el camino y que "más bien la cosa es que, en lugar de pelearte con tu cerebro, que poco a poco vayas encontrando cosas que le funcionen para que tú vivas la mejor y la vida más funcional que puedas tener".

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Aunque se suele pensar en que se trata de un trastorno que padecen sólo los niños, está presente también en adultos. A los niños, no obstante, es a quienes más se les diagnostica. ¿Cuál sería el consejo de la psicóloga para un padre al que le acaban de decir que su hijo tiene TDAH? "Mucha empatía, mucha información y mucha paciencia. Al principio puede ser un shock, pero les diría que vivan también el proceso como padres". Además, Sofía hace hincapié en algo fundamental en estos casos: "Que no lo vean como algo negativo".