A Matías se le quiebra la voz cuando llega al cercado que hasta hace poco le daba cobijo a su ganado y recuerda el panorama dantesco que se encontró. "Esto era una carnicería", tal y como relata Matías Navarro Martínez, un ganadero, de 61 años, al que tres perros que campaban a sus anchas por la pedanía murciana de Cañada Hermosa le han arrasado el rebaño.
"Estoy que no puedo dormir: esto ha sido una salvajada", insiste. Tan atroz fue el panorama que se encontró este ganadero que informó de inmediato al Seprona para que localizase a tres canes asilvestrados, con cruce de pastor alemán, que se pusieron a escarbar como posesos en una zona del cercado hasta hacer un agujero en la tierra para colarse por debajo del vallado y entrar a saciar su apetito con el rebaño de Matías.
"He puesto una denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil de Murcia". Todo ello, con un objetivo: averiguar si esos perros tenían propietario. "Mis animales pasaron tanto miedo que volcaron el vallado para poder huir y salvarse", según detalla Matías a EL ESPAÑOL, mientras abre la puerta del recinto y muestra el cadáver de una oveja. "Aquí tenía unas 300 cabezas de la raza segureña y 70 cabras. Esos perros me han matado unas 50 ovejas: la mayoría estaban gestando y durante agosto nacerían los corderos".
En el cercado ubicado en el paraje de la Ermita de Mesas de la pedanía murciana de Cañada Hermosa, junto a un huerto de placas solares, solo quedan un par de ovejas: una está a la sombra de unos pinos y otra permanece recostada sobre unas balas de paja. "Estas dos ovejas siguen aquí porque están malheridas y no quiero moverlas", según explica Matías, al tiempo que saca un espray con antibiótico para aplicarlo sobre las heridas que una de ellas tiene en el cuello tras recibir varios mordiscos.
- ¿Dónde está el resto de su rebaño?
- Matías: Me he llevado a otro sitio a las ovejas que se han salvado porque esos perros ya han entrado dos veces al cercado de la Ermita de Mesas.
- ¿Cuándo se produjo el primer ataque?
- A mediados de julio. Yo me enteré cuando me llamaron unos chicos que están trabajando en el huerto solar que hay aquí al lado. Cuando llegué esa mañana me quedé en shock con lo que me encontré: a las ovejas les faltaban partes del cuerpo, otras estaban agonizando y algunas habían abortado por el miedo que habían pasado.
Matías se ha criado entre cultivos y rebaños, pero jamás había visto un ataque así de cruento contra el ganado. "Cada vez que venía a este paraje echaba agua, maíz y paja a las ovejas. Me gustaba quedarme a pasar el tiempo, recreándome, porque había vida, pero esto se convirtió en el corral del terror porque todo era depresión y muerte", tal y como reflexiona este vecino de Barqueros: una pedanía de Murcia con mil habitantes, donde la agricultura y la ganadería son los motores de la economía.
"En mi familia toda la vida hemos sido agricultores, ganaderos y emigrantes: yo viví tres años en Francia recogiendo manzanas y peras", subraya con orgullo Matías. "Desde que tengo uso de razón recogía tomillo por el monte de Barqueros y sacaba a las cabras por los bancales: solía cantar cuando anochecía para no tener miedo". Pero tal sentimiento de zozobra se ha apoderado de este ganadero cuando ya pinta canas, a raíz del ataque que sufrió su rebaño a manos de unos perros que excavaron por debajo del vallado perimetral para meterse dentro del corral a devorar al ganado.
"Me lo encontré todo destrozado: no hay palabras para definir esta tragedia". Una pareja del Seprona se personó en el cercado que Matías tiene junto a un huerto solar de 160 hectáreas. "En la zona hay cámaras de seguridad y los agentes pidieron las grabaciones", resalta este ganadero, agradecido por la colaboración de los propietarios de la instalación fotovoltaica con la Guardia Civil. "Tengo un acuerdo con los dueños del huerto solar: desde hace dos años, mi rebaño sale a pastar para quitar las malas hierbas y evitar incendios, y a cambio, ellos me garantizan agua y paja para las ovejas".
- ¿Qué hicieron los agentes con las grabaciones del huerto solar?
- Matías: Analizaron las imágenes y vieron a los tres perros que atacaron a mi rebaño. A los agentes del Seprona les pongo un 10 porque se pusieron a buscarlos con esas fotografías y no pararon hasta dar con ellos. Localizaron a los perros a los dos días del primer ataque: estaban a la sombra, descansado debajo de unos almendros, en una zona diseminada con casas de campo que hay detrás del Restaurante El Pedrusco.
- ¿Qué ocurrió cuando los agentes localizaron a los tres canes?
- Matías: Esperaron hasta que los perros se levantaron y reanudaron la marcha. Los animales siempre regresan al lugar donde los han criado y los guardias civiles los siguieron hasta una casa donde estaban sus propietarios, los cuales les dijeron que se les habían escapado.
Este ganadero no miente porque desde el Instituto Armado confirman que "resultaron positivas" las vigilancias desarrolladas por el Seprona en fincas y caminos agrícolas de Cañada Hermosa. De hecho, unos agentes localizaron en una plantación de almendros "a tres perros, de similares características a las que aparecían en las fotografías, guareciéndose del calor". Cuando los guardias civiles se aproximaron, "los animales huyeron a la carrera, hacia un camino con varias viviendas, hasta llegar a la puerta de uno de los domicilios donde se detuvieron".
Los agentes averiguaron la identidad del vecino que supuestamente residía en la citada vivienda y una vez localizado, este les confesó que su hija y su yerno eran los que ocupaban el inmueble al que regresaron los tres canes sospechosos de la matanza de las ovejas. Cuando el Seprona se entrevistó con la citada pareja "alegó desconocer el paradero de sus perros". Y para terminar de rizar el rizo: "No pudo acreditar estar en posesión de las correspondientes cartillas sanitarias caninas ni de los microchips".
Lo peor de todo es que Matías denuncia que los perros todavía no han sido localizados por sus propietarios y este ganadero ya ha sufrido dos ataques. "Estoy desesperado". En la primera embestida que sufrió el ganadero, según la Guardia Civil, los tres canes con cruce de pastor alemán se llevaron por delante a 20 ovejas madres y provocaron heridas a otras 20. El segundo ataque se saldó con otras cinco ovejas muertas y una decena herida.
Este miércoles, la preocupación volvió a quitarle el sueño a Matías porque uno de los dueños de los tres canes le envió un WhatsApp confirmándole que siguen sin dar sus frutos las batidas que está realizando por Cañada Hermosa: "Llevo el fin de semana buscando a los perros, por detrás del vertedero, y no he visto nada". Los animales siguen su marcha en manada y sin rumbo.
De momento, la Guardia Civil ha entregado sus diligencias a un juzgado de Instrucción de Murcia y a la Fiscalía de Medio Ambiente para que investigue a la pareja propietaria de los perros, por supuestos delitos de daños en la propiedad, por la muerte y lesiones de los ovinos; así como por el abandono de sus mascotas. "Espero que la Justicia haga su trabajo", clama indignado el ganadero. "Llevo toda la vida luchando".
"Cada oveja que he perdido me cuesta como mínimo 150 euros", prosigue lamentándose Matías. Todo ello sin contar con el dinero invertido para criarlas y las pérdidas que tendrá la próxima Navidad porque no podrá comercializar los corderos que iban a nacer en agosto. "He perdido dos años de trabajo para ponerlas en producción".
- ¿A cuánto asciende aproximadamente el importe de los daños que ha sufrido?
- Matías: Por lo menos son 20.000 euros porque me han matado unas 50 ovejas auténticas segureñas, ya que algunas se desangraron y murieron después del ataque al no poder recuperarse de las heridas. Pero sentimentalmente no tiene precio lo que me han hecho. He llorado lágrimas benditas porque son animales a los que he criado y los he visto destrozados por esos perros. El vínculo que se crea con un animal solo lo entiende la persona que los cría. No hay palabras para explicar esta tragedia.
- ¿Qué opina de los dueños de los perros que alegan supuestamente a la Guardia Civil que se les escaparon de casa?
- No quiero calificar a nadie.