"Ni yo ni ninguno de mis camaradas de armas le tememos a la muerte", asegura a EL ESPAÑOL un mercenario del Grupo Wagner desplegado en un campamento bielorruso un día después de que el Embraer Legacy 600 de su difunto jefe, Yevgueni Prigozhin, cayera al suelo en llamas en Tver cuando volaba desde Moscú a San Petersburgo con diez personas a bordo.
"Nuestros padres (Prigozhin y su lugarteniente, Dimitri Utkin) solían decirnos que la muerte no es el final, sino el principio de algo más. Ya sabes: 'Todos iremos al infierno, pero en el infierno seremos los mejores'. Supongo que sabe a qué me refiero. Hasta el último de nosotros daba por hecho que, tarde o temprano, la muerte atraparía a nuestros comandantes en el campo de batalla. Lo que jamás imaginamos es que sus muertes serían tan ruines".
El que habla, Iván P., es uno de los combatientes de la compañía militar privada con mayor experiencia en los campos de batalla ucranianos. Se alistó como soldado de fortuna justo al comienzo de lo que él llama 'operación militar especial' y, tras cumplir con su primer contrato, se tomó algunos meses de descanso.
"Entonces me di cuenta que yo no soy capaz de vivir dentro de la sociedad", confiesa a este diario. "No consigo encontrar mi sitio en la ciudad y es en la guerra donde encuentro la necesaria paz mental. Ahora mismo le hablo desde un campamento de la Wagner situado en Bielorrusia". Iván tiene 40 años y es oriundo de Belgorod. Conocemos su apellido pero nos ruega que lo omitamos y que difuminemos su rostro en las fotografías pese a que, por otra parte, no muestra ni un ápice de deslealtad a la compañía. A quien cuestiona es al presidente.
"Hemos oído por ahí que se referían a Yevgeni como un muerto viviente. Todos nosotros somos muertos vivientes. Si vienes a Wagner es que estás listo para morir. No tenemos miedo de la muerte porque nos reímos de ella. Esa es la filosofía de nuestros padres y la nuestra. Yo mismo vine a la Wagner a morir. Perdí a mi esposa y no le veo sentido a esta puta vida. ¿Ha visto el lema que aparece en los galones de nuestros uniformes? También Yevgeni la llevaba: 'Carga 200 estamos juntos'".
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La 'Carga 200' que menciona el wagnerita es la designación codificada convencional que se utiliza para referirse al transporte de un soldado muerto fallecido al lugar del sepelio. Con ese nombre hacen mención en la jerga militar al ataúd de zinc y, a modo de eufemismo, a todos los cadáveres.
Lo que sugiere el lema de la Wagner que Prigozhin portaba como todos sobre su uniforme es que no hay muerte espiritual dentro de la "orquesta". No reconocen el fallecimiento de sus camaradas de armas porque siguen acompañándoles en espíritu y alimentando su coraje. La compañía rinde culto a la muerte en un sentido no muy diferente al de otros cuerpos militares como la Legión española.
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Que Putin o Ramzán Kadírov le hayan transmitido sus condolencias a la familia del oligarca no ha logrado siquiera extender una traza de duda sobre que su fallecimiento ha sido el resultado de una condena a muerte extrajudicial dictada por el Kremlin en venganza por la sublevación o, en todo caso, como algunos sostienen, precipitada a última hora por los intentos del ahora difunto por regresar a la primera división de la política.
"El Kremlin ha matado a Prigozhin desafiantemente porque se trata de una ejecución pública por traición", nos comenta la periodista Olga Romanova. "Putin ha hablado repetidamente sobre cómo trata a los traidores y después, llamó traidor a Prigozhin. El día antes de que se anunciara la renuncia de Surovikin después de su desaparición (interrogatorio, investigación extrajudicial), se pronunció el veredicto y la sentencia se ejecutó de inmediato. Digamos que el Padrino ha puesto orden en los asuntos de la banda".
Tampoco el disidente ruso refugiado en España, Anatoli Fursov, precisa de una farsa de investigación para determinar quién ha matado a Prigozhin. "Su muerte es una prueba más de que no se puede confiar en las garantías de Putin y Lukashenko. Ni sus palabras ni sus firmas en los contratos valen nada. Y al ejecutar al oligarca ha asestado un duro golpe a su propia reputación a los ojos de toda la comunidad mundial".
Ni siquiera los músicos –que es como los rusos denominan de forma coloquial a los miembros de la compañía– , albergan duda alguna sobre quién mató a su líder. "Todo el mundo teníamos bien claro que a Batya no iban a perdonarle la marcha sobre Moscú. Y por supuesto que sabemos quién mató a nuestros padres: Vladímir Putin, Serguéi Shoigú y Nikolái Pátrushev”, nos aclara Iván. El primero es el ministro de Defensa ruso; Patrushev, la mano derecha del presidente.
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"Es difícil saber qué pensaba Yevgeni o si en verdad creía que Putin le había perdonado", asegura el mercenario. "Lo que sí puedo decirle es que nosotros, los soldados rasos, dábamos por seguro que esto terminaría con su muerte. Lo han matado porque portaba la verdad. Un verdadero patriota de Rusia ha sido asesinado. Todos nosotros respetábamos a nuestros comandantes. No encontrarán un líder más grande y respetado para reemplazarlos. Y lo que ahora nos ofrecen son contratos con el Ministerio de Defensa”.
Se ha sugerido que Prigozhin había dejado un testamento donde establecía un protocolo sobre el modo de actuar en el caso de que lo mataran y le preguntamos sobre ello al combatiente. "No tengo ni la menor idea de qué va a pasar ahora. Solo soy un soldado raso y jamás escuché a nadie hablar de ello. De lo que no tenemos ninguna duda es de que nos engañaron".
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"Nuestros padres han sido asesinados por personas que garantizaron su seguridad y que empeñaron su palabra. Y esas mismas garantías que no han valido nada son las que más tarde extendieron a todos los soldados de la Wagner. ¿Seguiremos en África? ¿Desmantelará Lukashenko la base donde me encuentro ahora? No sabemos absolutamente nada salvo que aquí, en este momento, reina una confusión total".
Si la palabra del presidente bielorruso valiera algo más que la de Putin, podríamos decirle al mercenario que su puesto de trabajo no está en riesgo, dado que esto es lo que dijo el viernes Lukashenko a propósito del destino de la orquesta: "Wagner vivió, Wagner está vivo y Wagner vivirá en Bielorrusia por mucho que alguien no lo quiera. Hemos construido un sistema con Prigozhin y Wagner tendrá su base aquí".
"Se han publicado imágenes satelitales que, según algunos, insinúan que estamos desmantelando algo... ¿Por qué? ¿Porque estamos quitando tiendas de campaña que nos sobran? Aquí sigue habiendo un núcleo. Alguien se ha ido de vacaciones, alguien ha decidido vivir al margen, pero los teléfonos, las direcciones, las contraseñas y los domicilios de este núcleo son conocidos. Dentro de unos días, todo el mundo estará aquí. Estamos hablando de hasta 10.000 personas. No hay necesidad de mantenerlos aquí ahora. Así que no están huyendo a ninguna parte. Mientras los necesitemos, vivirán y trabajarán con nosotros".
Para variar, en este caso nada insinúa que Lukashenko no hable en serio cuando dice que los Wagner seguirán en Bielorrusia. La cuestión es ¿quién la heredará y cuáles serán sus menesteres? Putin ha vuelto a dejar caer el nombre de Andrei Troshev, un ex coronel de artillería del ejército ruso que ayudó a crear Wagner.
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Troshev es menos conocido por sus destrezas militares que por su alcoholismo impenitente. En 2017, fue ingresado en un hospital de San Petersburgo en estado de coma etílico con 60.000 dólares, mapas militares de Siria, billetes de avión y recibos de armas. Estaba tan borracho que había perdido la vista. Se trata de la clase de soldado con el que simpatiza Putin.
"Yo no descarto, sin embargo, que el comandante de la Wagner sea a partir de ahora un hombre fuerte cercano a Lukashenko", explica a EL ESPAÑOL el exagente Igor Makar, uno de los enemigos más odiados por el presidente bielorruso. Makar pasó de ser un destacado peón del aparato represivo de uno de los dictadores más abyectos del planeta a convertirse en un correoso disidente odiado por el déspota, lo que explica que conozca como pocos la podredumbre del sistema.
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Desde que este viejo bulldog arrepentido de Almaz (la unidad antiterrorista) decidió escapar a Lituania, vive amenazado de manera permanente por los servicios secretos del 'semiprotectorado' ruso que regenta Lukashenko. "Desde luego, la muerte de Prigozhin no pudo ser accidental", afirma.
"Pero para eliminar a Prigozhin, Putin no necesitó dar órdenes. Le bastó con decirle a Lukashenko que a partir de ahora puede utilizar la Wagner para sus propios fines. Y los objetivos aquí son los mismos: los intereses en las repúblicas africanas. Los comandantes ya están siendo sustituidos por aquellos que serán leales al régimen de Kiev".
"Es decir, por aquellos que ejecutarán sin cuestionar cualquier orden del dictador. En Bielorrusia hay más que suficientes ejecutores de la ley de este tipo. Como resultado, el régimen dictatorial de Lukashenko obtiene la mayor unidad de combate del mundo, que ampliará los intereses de su clan en África".
El pasado 2 de julio, Makar anticipó en declaraciones a EL ESPAÑOL lo que estaba por venir y, ciertamente, acertó. "Estoy convencido de que Yevgueni Prigozhin ha firmado su propia sentencia de muerte con sus últimas acciones y esta será ejecutada por las manos de otro hombre cuando llegue el momento. Putin dijo claramente que puede perdonarlo todo, excepto la traición", aseguró.
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Lo que el ex agente piensa actualmente es que la Wagner va a ser utilizada ahora como la punta de lanza de los intereses en África del clan de Lukashenko. "El dictador ha obtenido un instrumento de poder en pleno funcionamiento, que ya tenía sus propios intereses, y que proporcionaba enormes ingresos", afirma al tiempo que proporciona los nombres de dos políticos bielorrusos que podrían haber desempeñado un papel en el proceso: Vladimir Naumov y Viktor Sheiman. ¿Para qué renunciar a la compañía mientras le resulte útil?
Existen, sin embargo, otras posibilidades y otros escenarios. En opinión del disidente ruso Vladislav Rogimov, antiguo asistente de Ilia Ponomarev, lo más probable es que "Wagner y todo su ejército pase a formar parte del ministerio de Defensa ruso. No siquiera estamos seguros de quién ha sido el cliente. Para muchos, está claro que Yevgeni se cruzó en la calle de Putin. Pero también el ministro de Defensa Shoigú tenía los recursos y tenía los motivos".