Hace un par de años ya hubo una despedida, palabras bonitas, lágrimas y rostros contenidos por la emoción. Tras nueve Juegos Olímpicos -y otros seis de invierno- Paloma del Río (Madrid, 1960) lo dejaba en Tokio. Ocurrió en un plató y en una cabina de retransmisión junto a su compañera y amiga, la ex gimnasta Almudena Cid. Se dedicaron homenajes mutuos, celebraron la gimnasia y lloraron juntas. Pero aún quedaba un epílogo, una última exhibición. E iba a ser en casa, junto a su público.
Este domingo, la postrera jornada del Mundial de gimnasia rítmica celebrado en Valencia fue también la última retransmisión para la periodista de TVE. Después de 37 años y toda una vida entregada a los deportes pequeños, suya ha sido la voz de la gimnasia o el patinaje artístico para varias generaciones. Entró en el ente público en 1986, se puso delante del micro al año siguiente para narrar un campeonato de tenis de mesa y terminó con el deporte que más glorias le ha dado. Almudena Cid y el público, puesto en pie, le dieron esta vez una calurosa despedida. "Yo me voy, señora mía, yo me voy, el alma no", respondió ella, citando a Lope de Vega.
Hablamos con ella un día después, en medio del tintineo del móvil y antes de que se vaya a la playa para volver sólo a firmar su despedida en la cadena pública. Curioso, que a quien ha sido emblema del deporte femenino le toque irse arrastrando la polvareda del caso Rubiales. El periodismo también estaba lleno de otros Rubiales han denunciado otras compañeras. Y Paloma del Río, que lleva mucho tiempo en esto, les ha dado la razón a todas.
P- Hace no tanto tiempo eras solamente una voz que la gente asociaba a determinados deportes o a los Juegos Olímpicos, pero este domingo la gente te despidió en el Mundial de gimnasia rítmica ovacionada, como si fueras la estrella del deporte.
R- Es cierto que hasta hace 12 o 14 años la gente me ponía voz pero no me ponía cara como ahora, aunque lo de este campeonato ya ha sido la bomba. Sabíamos que en España la gimnasia rítmica llenaba pabellones, de hecho este Mundial se quedó sin entradas a los 15 minutos de ponerlas a la venta, pero es que Almudena [Cid] y yo hemos tenido que subir y bajar escoltadas a la posición de comentarista porque era imposible avanzar.
P- ¿Y qué pasa en ese momento cuando se apagan las luces y los micros?
R- Pues piensas que dejas la profesión a nivel televisivo en todo lo alto, con el amor y reconocimiento de casi todos. Es que no te puedes imaginar la cantidad de mensajes que he recibido, de mis compañeros, amigos, periodistas de otros medios… Es maravilloso, es maravilloso. Creo que es la despedida soñada, despedirte con el reconocimiento por tu trabajo, por tu personalidad y por tu manera de hacer las cosas.
P- ¿Piensas que con tu trabajo has podido contribuir a esa afición o a que haya esos llenos en los pabellones?
R- Pues a lo mejor tiene algo que ver. Pero cuantitativamente la gimnasia rítmica tiene muchas fichas federativas, hay muchas niñas, y aunque se va incrementando el número de niños es una actividad que todavía no está al 50%. No sé si mi trabajo ha servido, puede ser, pero sí sé que las audiencias son muy buenas y la televisión le ha dado mucha repercusión.
P- Tú, que has defendido siempre los valores del olimpismo, ¿crees que estos deportes llamados minoritarios tienen algo de nobleza, de una pureza que hace que la gente los aprecie de forma especial?
R- Son deportes muy agradecidos. En el sentido de que sus protagonistas te agradecen que les des cariño, que les hagas caso, que tengan su poquito de televisión, prensa y radio. Creo que están resignados a saber que ese es su papel, porque el mundo del fútbol prácticamente los eclipsa casi todos los días; incluso en los Juegos Olímpicos cuando hay fútbol, se pone el fútbol por delante. Eso no quita que también tengan sus miserias, sus tensiones internas, sus estamentos con sus cuitas, pero es mucho más enriquecedor o emocional trabajar con estos deportes emergentes -como los llaman ahora- que en el mundo del fútbol, cuyo ambiente crispado ya hemos visto esta semana.
P- Y tú que estás en este negocio y has ocupado cargos directivos dentro de RTVE, ¿qué opinas cuando ves las parrillas de los informativos o los medios deportivos y sólo encuentras fútbol?
R- En el día a día ya estoy acostumbrada, pero cuando hay una noticia relevante, un récord del mundo, una hazaña, un hecho histórico, un campeonato de Europa o del mundo, es que no hay derecho. Por ejemplo, esta semana los marchadores del Mundial de atletismo han sido eclipsados con cuatro medallas de oro. Este fin de semana se estaba celebrando un Mundial de baloncesto, ha habido un Mundial de piragüismo, Mundial de gimnasia rítmica, estaba el Europeo de hockey y todo ha quedado relegado por el fútbol. A mí hay veces que me hierve la sangre con estas cosas.
P- Más que por el fútbol, esta vez por una imagen escandalosa que procede del mundo del fútbol.
R- Esta mañana [este lunes] hablaba con el presidente de una federación que no tiene nada que ver con este deporte y me decía que están pagando justos por pecadores, porque los están empezando a meter en el mismo saco. El mundo del fútbol mueve mucho dinero y cuando hay mucho dinero de por medio hay muchas cosas que se han ido torciendo y que hay que enderezar. Hay que pensar en esta pirámide, en esa relación absolutamente vertical, que representa aquello del que quien se mueve no sale en la foto. En la Asamblea de la RFEF se ve a mujeres que están en primera fila que están mirando para abajo, que no levantan la vista ni aplauden, y resulta que luego nos enteramos de que han sido obligadas a ir y sentarse en primera fila; una vez más, han sido utilizadas.
P- ¿Qué pulsiones te despierta este espectáculo de Rubiales?
R- Como mujer, bochorno y vergüenza ajena, empezando por las imágenes del palco. Yo he trabajado con la reina Letizia y sé cómo es, su rectitud, y aquello me parecía que era todo menos rectitud. Creo que Rubiales perdió un poco el foco de la institución a la que estaba representando, el máximo organismo del fútbol español. Allí se está para estar controlado y si no sabes estar controlado y mantener un cierto decoro, no estás ahí o no ocupas ese cargo. Pero luego ya aparecer como un correcaminos, besando a jugadoras, cogiendo a otra como un saco de patatas, es que no daba crédito.
P- Y el discurso.
R- El beso, la negación del beso, la utilización de las imágenes por parte de la Federación… Ese mismo día la noticia ya es portada de L’Equipe, de CNN, de The Guardian, de The New York Times y cuando ellos se dan cuenta de la movida se van a una emisora de radio y hacen unas declaraciones como si los demás fuéramos tontos. Pero es que cuando se mete en el avión, presiona a las jugadoras y es todavía peor. Y el vídeo. Y el discurso victimista volviendo a manipular para echarle la culpa a la de al lado. Entonces ya se crea la corriente de opinión en España y las autoridades dicen ‘hasta aquí hemos llegado’.
P- Al final todo esto que ocurre es algo que muchas deportistas o incluso compañeras de la prensa deportiva han denunciado. Afirman que ese ambiente no es una anécdota, ni una excepción.
R- A mí me llamó poderosamente la atención que en el mundo del futbol, hasta que salió el presidente del Getafe, nadie dijo nada. Y futbolistas muy pocos. Es que clama al cielo. ¿Volvemos al dicho de que quien calla otorga? ¿Los futbolistas siguen dando por bueno lo de Rubiales, lo siguen viendo bien o prefieren estar callados, no vaya a ser que se tomen represalias? Una vez más hemos tenido que salir las mujeres a decir ‘esto no puede ser’.
P- Te preguntaba también por el ambiente de las redacciones. Tú has contado que hace años un jefe te tocó un pecho, y otras muchas han denunciado diferentes tipos de acoso.
R- Esos artículos que han aparecido, como el de Gemma Herrero, narran lo que hemos visto y lo que seguramente muchos compañeros no se dan cuenta que pasa. Esas risas entre comentarios soeces y vulgares, que yo cuando los he visto dentro de mi entorno en la redacción -no necesariamente por periodistas- les he preguntado si me lo podían explicar.
P- ¿Qué has llegado a escuchar?
R- Es que me da hasta vergüenza decírtelo. Pues este tipo de comentarios de ‘vaya tetas’ o ‘vaya culo’ o a ‘esta me la empotraba yo’... Este tipo de vulgaridades que dices, pero ¿de dónde han salido, de qué caverna acaban de salir? Y luego no sabes la hipocresía, porque van de personas guays. Cuando se tienen que comportar, se saben comportar perfectamente, pero hemos sido objeto de burlas, chistes y palabras soeces que no tenemos que aguantar.
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P- ¿De qué crees que va a servir este despertar?
R- Mira, yo creo que al final el reconocimiento del Campeonato del Mundo y del éxito deportivo que han tenido las futbolistas va a tener siempre la coletilla de que además fueron quienes provocaron una revolución social en España. Porque las mujeres nos levantamos y dijimos hasta aquí hemos llegado. Y eso también va a ser mérito suyo.
P- Hiciste un documental en TVE hablando del colectivo LGTBI en el deporte, donde ya comentaste que los futbolistas no querían participar. ¿Cómo se explica que prácticamente ninguno declare que es homosexual?
R- Lo fundamental es que tienen miedo, miedo por sí mismos y miedo porque con este tipo de mentalidad que tenemos todavía en la sociedad, ¿quién va a llegar a un campo de fútbol con 70.000 u 80.000 espectadores para que le insulten por ello? Si ya se dicen burradas criticándoles cómo juegan al fútbol, imagínate. Lo del maricón, que todavía a estas alturas seguimos oyendo, se quedaría corto. Yo entiendo que no lo quieran reconocer, si los clubes les dieran más apoyo sería un poco más fácil. Para los equipos debe ser como una lacra tener algo así. Si te fijas, el 100% de los futbolistas que han salido del armario lo han hecho cuando ya no estaban en activo.
P- Cuando tú empezaste formabas parte de un grupo de pioneras que quisieron dedicarse al deporte. Ahora hay muchas más. ¿En qué ha cambiado este mundo?
R- Entre todas las que estábamos entonces demostramos que esto es un ejercicio vocacional y las mujeres que ahora están estudiando Periodismo seguramente lo estén haciendo con algunas trabas menos. A medida que ha ido pasando el tiempo, que se nos ha visto más en televisión y que se han incorporado más mujeres al periodismo deportivo se han ido reduciendo las barreras.
P- A estas alturas, al borde la jubilación, ¿todavía hacía ilusión una medalla o ya era un día más en la oficina?
R- No, hombre no. Ayer [el domingo] me emocioné mucho con una medalla de plata para España y también de Ucrania, que estando en una guerra y siendo ayudadas por otras federaciones ha conseguido plaza olímpica. Una de las gimnastas tiene a su padre y a su hermano en el frente, para ellas era una cuestión de esperanza y supervivencia. El factor humano es lo que me sigue emocionando, más allá de los resultados deportivos.
P- ¿Te sonará raro a ti también ver la gimnasia o el patinaje por televisión sin escuchar tu propia voz?
R- Tengo que experimentarlo a ver qué pasa. Con el patinaje, la dirección de deportes no ha comprado los campeonatos; y con la gimnasia sí que será la primera vez que la vea sin mi voz. Pero creo que todo llega en la vida y despedirme de esa manera, con todos los mensajes que he recibido, las cosas tan bonitas que me han dicho, creo es la forma en la que a todos nos gustaría retirarnos.