Javier Roza lleva 15 años al frente del Grupo Arias.

Javier Roza lleva 15 años al frente del Grupo Arias. Rodrigo Mínguez

Reportajes REPORTAJES

El imperio de 175 años de Burgo de Arias con Javier Roza al frente: facturan 110 millones

Desde las Mantequerías Arias a hoy el Grupo Arias, fueron pioneros en exponer a la clientela la fecha de envasado de sus productos lácteos.

11 septiembre, 2023 03:02

175 años de trayectoria no son fáciles en una empresa de alimentación, bien lo saben en Mantequerías Arias en la actualidad, justo cuando celebran su aniversario. Tampoco en cualquier negocio familiar. Todos conocemos este por su inigualable queso fresco Burgo de Arias, inconfundible con aquel anuncio en el que se canturreaba 'solo tú, solo Arias'. Pero la coca cola de los quesos de Burgos no ha sido el único hito de Mantequerías Arias en más de un siglo.

Todo empezó con el joven Antonio Arias allá por 1848, o esa es la historia que muchos cuentan, porque lo cierto es que tal y como confiesa Javier Roza, actual presidente de Mantequerías Arias, lo cierto es que la idea inicial de elaborar mantequilla y comercializarla fue de la mujer de Antonio, Carmen Fernández: "Ella se encargaba de recoger la nata y venderla en mercados cercanos pero claro, supongo que por la época no trascendió". Y sí, todo empezó con mantequilla y no con quesos. Y qué mantequilla.

 Antonio y Carmen pusieron en marcha el negocio en un pequeño pueblecito asturiano llamado Corias de Pravia, pero su hijo Angel fue quien impulsó la empresa desde Oviedo a principios del siglo XX.

[Este es el queso más caro del mundo: se hace en un pequeño pueblo de Asturias]

Ángel viajó por Europa y descubrió máquinas y procesos nuevos que poner en marcha en su pequeña fábrica de Asturias, además de abrir hasta 18 tiendas por toda España donde vendía sus productos.

El presidente del Grupo Arias muestra la mantequilla, el origen de la compañía.

El presidente del Grupo Arias muestra la mantequilla, el origen de la compañía. Rodrigo Mínguez

Los hermanos también fueron los encargados de reforzar la promesa de fecha de fabricación fiable, tanto es así que en las publicidades y crónicas que se guardan de la época, se recomienda: "Exija su fecha de envasado". Esto demostraba al público que el producto estaba fresco y podía permanecer manteniendo sus propiedades sin ningún engaño. Una obsesión por la calidad que aun hoy persiste.

Luego llegaría la guerra y tras empezar la recuperación en los años 50, Fernando Arias cogería las riendas de la tercera generación, aunque no fue tan bien como se esperaba para la familia. "Al despegar tras la guerra, se desarrollaron más productos, los quesos, o la leche en polvo. Pero en esa época había mucha familia en la empresa, casi 20-25 socios, y eso era muy complicado desde el punto de vista de gobernanza, así que la familia decidió vender".

De Asturias a Francia

Los Arias se despegaban de su historia. Primero les compró la empresa un grupo financiero americano, lo cual no funcionó en su momento, así que no sería hasta el 77 cuando Soparind Bongrain (actual Grupo Savencia) adquiere Mantequerías Arias y lo pone en marcha. "Fue un hito importante, porque para el grupo era la primera vez que tenían una empresa fuera de Francia, así que fue una apuesta muy grande". Y lejos de pasar de ser una empresa familiar a un grupo accionariado, lo cierto es que, según Roza, Bongrain también era una empresa familiar que sabía bien cómo gestionar una herencia histórica de este tipo.

[Estos son los cinco mejores quesos para perder peso: protegen el corazón y evitan las caries]

Con ellos llegaría la creación de lo que ellos llaman "el primer queso de burgos moderno", es decir, la coca cola de la que hablábamos antes. "En España, el queso fresco es un mercado tradicional porque se ha consumido siempre. Pero cuando se fabricaban al principio hace 40 años, las condiciones higiénicas no eran las ideales y no duraba mucho, porque a los 10 días empezaba a estropearse. Así que con Burgo de Arias creamos un producto que de repente podía durar 30 o 40 días sin perder la calidad". A día de hoy tienen además múltiples marcas como Angulo, Boffard, Casa del Campo, Caprice des Dieux o Chaumes, muchos de ellos ganadores de importantes premios mundiales.

La llegada de Roza

La llegada de Javier a la empresa coincide con una de las épocas de mayor crisis en España en 2008. Tras una reunión con el director del grupo en Francia, el asturiano entraba en la que fue la empresa de sus paisanos Arias. De ellos mantiene algún contacto lejano. "Con mi entrada se asumió que había una crisis y que había que seguir invirtiendo en marcas y a nivel industrial. Duró más de lo que pensábamos, pero hemos ido a mejor, cosas así te obligan a centrar el tiro".

Han pasado 15 años y dice que no se imagina otro sitio mejor y lo cierto es que no los creemos por la pasión con la que cuenta la historia de Mantequerías Arias: "Tenemos una rotación muy baja, mucha gente que se va del grupo vuelve porque aquí se está muy bien, medimos mucho la calidad de vida de las personas que están con nosotros, es la filosofía que creemos que también tenían los Arias".

Javier Roza es asturiano como el origen de la compañía que preside.

Javier Roza es asturiano como el origen de la compañía que preside. Rodrigo Mínguez

Desde aquella pequeña fábrica han pasado ya 175 años. En la actualidad, Mantequerías Arias sigue manteniendo un centro de operaciones en Asturias, además de otros cuatro repartidos cerca de donde hay vacas: Burgos, Valladolid, donde hacen queso de oveja, Albacete, para el queso manchego con denominación de origen y Málaga para todos los productos de cabra. A nivel internacional además de su matriz en Francia, también cuentan con sede en Latinoamérica o China. Y es que, en la actualidad, fabrican 20 mil toneladas de queso, que en facturación se traduce en 110 millones de euros el pasado 2022.

-¿Habéis crecido desde la pandemia?

-Es difícil medir estos años. Fíjate, en el confinamiento las ventas se dispararon de una forma loca. La gente se puso a hacer tartas y bizcochos y el consumo de mantequilla se triplicó. Y luego igual que subió, cayó, por lo que son comportamientos imprevisibles. 2022 ha sido mejor en ventas que 2019 y 2020, pero hay una parte que también viene delimitada por el aumento de precios.

En los últimos años, el precio de la leche se ha situado en cifras récord, llegando a superar los 0,60 céntimos por litro, lo que se ha traducido en que el consumidor, a su vez, ha tenido que pagar un 30% más. "Nosotros tuvimos que subir los precios aunque no todo lo que se necesitaba. Pero si los subíamos más, por muy bueno que esté el producto, el consumidor iba a tener que dejar de elegirnos. Si no los hubiéramos subido, moríamos, hubiéramos tenido que cerrar".