Dos veraneantes entre las ruinas de Perlora Ciudad de Vacaciones, en Asturias.

Dos veraneantes entre las ruinas de Perlora Ciudad de Vacaciones, en Asturias. Andrés Solla.

Reportajes

El ocaso de la 'Ciudad de Vacaciones' asturiana en Perlora: 20 años de ruinas y proyectos fallidos

Cada proyecto que ha intentado recuperar el complejo vacacional ha fracasado, y con ellos, un goteo de inversión pública constante.

11 septiembre, 2023 03:02

Los vecinos vuelven a caminar indignados por los alrededores de Perlora Ciudad de Vacaciones, en el municipio asturiano de Carreño. No solo está abandonado, sino que ahora unas vallas metálicas entorpecen el paso a las playas frente a un complejo nacido en 1968 como destino vacacional para los trabajadores. 

De la vida que se respiraba allí, tan solo quedan las ruinas de 275 chalés tapiados, con los tejados caídos y los cristales rotos. Y aún, entre esa decadencia, se puede advertir la presencia de veraneantes que siguen yendo a plantar su sombrilla, a jugar sus partidas de parchís o a montar barbacoas.

Dos mujeres juegan al parchís en Perlora Ciudad de Vacaciones.

Dos mujeres juegan al parchís en Perlora Ciudad de Vacaciones. Andrés Solla

Esta estampa tan particular de la costa asturiana se ha visto interrumpida por las obras de la instalación eléctrica “por motivos de seguridad” que decidió emprender este agosto el Principado de Asturias, a través de su Consejería de Hacienda. Unos intentos para los que se ha destinado una partida de 285.000 euros y que forman parte de un plan mayor, el Plan Especial de Reforma Interior (PERI), que pretende revivir de una vez por todas el antiguo complejo vacacional.

“Va a ser muy difícil. Ya habido muchos proyectos sobre la mesa, pero seguimos igual”. Son palabras de César Quintanilla, antiguo trabajador del complejo y vecino de Carreño. Era 1974 cuando comenzó a trabajar, a la edad de 18 años, en la Residencia de Productores Jacobo Campuzano, que funcionaba a modo de hotel. 

El edificio se levantó en 1954. Lucía paredes amarillas y balcones rojos y, a menudo, se rodeaba de 600 que aparcaban en su entorno. Entonces, se mantenía con lo que cotizaban los trabajadores al Sindicato Vertical –el único que existió en España durante el franquismo– y fue el germen sobre el que, una década más tarde, creció la ciudad jardín Perlora Ciudad de Vacaciones.

La Residencia Jacobo Campuzano, ya demolida (cedida).

La Residencia Jacobo Campuzano, ya demolida (cedida).

Este complejo asturiano fue una de las tres Ciudades de vacaciones de Educación y Descanso –junto con la de Tarragona y la de Marbella– que nacieron durante el franquismo y que promovió la Obra Sindical. Como cuenta Quintanilla, “a la residencia, se fueron sumando proyectos de hasta 275 pequeños chalés que eran propiedad de empresas públicas y privadas”. Las empresas a las que se les adjudicó su mantenimiento (entre ellas Hunosa o El Periódico de Castilla) dejaban a sus trabajadores pasar 15 días de vacaciones en estas propiedades a un precio asequible y en primera línea de playa.

Por allí llegaban a pasar hasta 2.000 personas por las casas vacacionales, que ocupaban una superficie de unas 30 hectáreas. “Teníamos mucha convivencia con los residentes. Se hacían excursiones, partidos de fútbol... Creamos una escuela de amistad”, recuerda Quintanilla. De allí también salieron muchos matrimonios. Entre otros el suyo. Su mujer trabajaba en el servicio de comedor y comenzó a trabajar en el complejo el mismo año que él. 

César Quintanilla junto a su mujer (cedida).

César Quintanilla junto a su mujer (cedida).

“Posiblemente, allí pasamos los mejores años de nuestras vidas, aunque hay que reconocer que se trabajó muchísimo”, confiesa el asturiano. Todo, a pesar de las pocas libertades que se respiraban entonces. A las mujeres no se les permitía salir del complejo más allá de las 12 y, como cuenta Quintanilla, “si el jefe nos veía de la mano, nos teníamos que soltar rápidamente”. Aun así, recuerda con cariño aquella época en Perlora. Tanto él como su mujer estuvieron trabajando allí unos 30 años de su vida. “Salimos de allí casados”, cuenta.

Aquella burbuja comenzó a deshincharse tan pronto como la España del sol y playa comenzó a colarse en los planes turísticos. Por aquel entonces, en los 80, nacía Marina D'Or, el complejo hotelero que incorporó el nombre que llevaba la ciudad vacacional sindical asturiana.

Perlora, por aquellos años, empezaba a ser poco rentable. Las empresas a las que se habían adjudicado los chalés, comenzaron a abandonarlos y tanto el terreno como las propiedades pasaron a manos del Principado. “A partir de los años 80, la actividad empezó a bajar porque el mantenimiento de la ciudad jardín ya no era el adecuado”, cuenta Quintanilla. Era el inicio de la decadencia, a pesar de estar en primera línea y bien comunicado (se sitúa entre Gijón y Avilés, tiene estación de tren y el aeropuerto está a unos minutos).

Perlora Ciudad de vacaciones.

Perlora Ciudad de vacaciones. Andrés Solla.

"Es un foco de infección"

“Cuando mi mujer y yo vamos a caminar –que vivimos a 1,5 kilómetros, en Candás–, vemos que está totalmente deteriorada”, cuenta el antiguo recepcionista. De lo que recuerdan solo quedan los chalés con tejados caídos, cristales rotos o puertas pintadas, pero ni rastro de la residencia que vio crecer la ciudad jardín. En diciembre de 2005, unas máquinas entraron en el antiguo complejo vacacional con el único objetivo de tirarla abajo.

Como comenta Julio Antuña, de CCOO de Asturias, “la excusa que utilizaron fue que tenía aluminosis, pero había otros edificios en el municipio que también y se habían recuperado. Aquí la decisión fue radical: la demolición”. Aquel día, se encerraron en su interior centenares de trabajadores del complejo. Entre ellos, Quintanilla. “El día que entraron a demoler, muchos compañeros nos encerramos dentro de la residencia, pero vinieron cuatro furgones de policía y éramos muñecos de trapo a su lado”, cuenta, “fue triste”.

El asturiano recuerda que, entonces, la gente no entendía las manifestaciones de los que habían trabajado en el complejo. “No era por defender nuestro trabajo, porque nosotros ya no trabajábamos allí, sino por defender el derecho de los trabajadores a disfrutar de unas vacaciones en Perlora, Marbella o Tarragona”, comenta Quintanilla. En su opinión, con su cierre definitivo en 2006, “quitaban al trabajador español un bien social que había pagado con su bolsillo”.

Algunos vecinos que siguen acudiendo a Perlora Ciudad de vacaciones.

Algunos vecinos que siguen acudiendo a Perlora Ciudad de vacaciones.

La decadencia y la ruina que pervive en Perlora es evidente. El antiguo recepcionista del complejo reconoce que “hay días que es un foco de infección. En pleno verano lo ocupan. Y los lunes es un desastre, no se puede ir”. Como añade Antuña, “se perdió un paraíso que hoy es una ciudad fantasma” y “es llamativo cómo el Principado contrata seguridad privada para vigilar una ruina".

Como comenta Jorge Cuesta, presidente de la Asociación de Vigilantes de Seguridad Privada de Asturias, llevan prestándose servicios de vigilancia mínimos desde hace 25 años. Él, que fue vigilante en la época boyante de Perlora, asegura que aquellos años “la actividad era frenética”. Nada parecido a lo que puede verse hoy. Asegura que “cuando empieza la decadencia, se abandona todo y se hacen reparaciones puntuales, como cambiar las puertas de acceso a los chalés para que no los ocupen, y cuatro mantenimientos más de cuestiones puntuales de asfalto o de las zonas verdes”, pero insiste en que “la dejadez ha sido absoluta por parte del Principado”.

Las casas en ruina de Perlora Ciudad de vacaciones.

Las casas en ruina de Perlora Ciudad de vacaciones. Andrés Solla

Un goteo constante de dinero público

Una vez que Perlora pasó a ser patrimonio del Principado, se convirtió en una patata caliente que nadie quería tener. El abandono progresivo que ha sufrido el complejo ha ido encareciendo su posible rehabilitación.

Según se recoge en los presupuestos del Principado del año 2006, ese mismo año –el de su cierre–, el gobierno asturiano había gastado casi tres millones de euros en la Ciudad de Vacaciones de Perlora. Lo mismo que se ha invertido en estos últimos 10 años en el complejo, según detalló la consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, Berta Piñán, en una comisión de Cultura. Rechazó que el complejo se encontrase en estado de abandono por las constantes tareas de mantenimiento.

Ese goteo de dinero público, cuentan desde la Consejería de Hacienda, se ha dedicado a “las zonas de esparcimiento” del complejo. Añaden que, además de esa inversión, están “inmersos” en un plan de reforma interior. Según comentan, “es un procedimiento urbanístico que había que hacer sí o sí, porque primero hay que determinar a qué se quiere dedicar ese espacio para poder abrir un proceso de concurrencia pública y que todos los interesados en explotar ese espacio, puedan hacerlo”.

Los jardines de Perlora Ciudad de Vacaciones.

Los jardines de Perlora Ciudad de Vacaciones. Andrés Solla

Sin embargo, son muchos los proyectos que se han intentado poner en marcha y han acabado fracasando. Tiempo después del cierre definitivo de las instalaciones, el Principado adjudicó la rehabilitación de Perlora a una Unión Temporal de Empresas (UTE) interesadas en ponerlo en marcha por 83 millones de euros durante los 50 años siguientes. Sin embargo, poco después, una de esas entidades entró en concurso de acreedores y frustró el acuerdo.

Detrás de aquel intento, los interesados se multiplicaron. Multitud de inversores privados llegaron a visitar el complejo para intentar hacerse con esa joya turística de la costa asturiana. Entre ellos, se conoció en 2021 el interés de Pelayo Cortina Koplowirtz, hijo de Alicia Koplowitz, por recuperar esta Ciudad de Vacaciones asturiana. El empresario quería montar un camping de lujo en lo que fue un complejo vacacional obrero. Tampoco llegó a materializarse.

La desesperación de los vecinos por volver a ver aquello en funcionamiento –sobre todo por la inversión constante que hay de dinero público– llegó a inspirar también una petición de Change.org en la que se pedía una solución urgente para que el enclave no solo fuera “un cementerio de casas”. Proponían ceder gratis el alquiler a largo plazo de las casas durante 10 años a condición de que se rehabilitasen y que, a partir de ese período de tiempo, se cobrase un alquiler para poder continuar viviendo en ellas. También fue rechazado.

Las propuestas son innumerables y de todos los colores. Ninguna ha llegado a fraguar. Como reconocen desde el Ayuntamiento de Carreño, desde que la ciudad vacacional cerró, los proyectos florecen con cada proceso electoral, ya sea municipal o autonómico: “Perlora siempre está encima de la mesa”.

Dos vecinos de la zona toman el sol en Perlora Ciudad de vacaciones.

Dos vecinos de la zona toman el sol en Perlora Ciudad de vacaciones. Andrés Solla

Según su alcalde, Ángel García Vega, lo que ocurre allí solo se puede relacionar con una falta de interés, desde la parte política, y con poca seguridad económica, desde la parte empresarial. “Esto hizo que, a lo largo de los años, fuera imposible articular un marco de trabajo serio y fiable”, apunta.

Ahora, desde el Gobierno regional se ha redactado un documento borrador sobre el que trabajar: el Plan Especial de Reforma Interior (PERI). Como cuenta García, se abrió a consulta pública y se presentaron alegaciones. En este momento, en el Ayuntamiento, están haciendo análisis de las mismas y valoraciones válidas para redactar un documento de conclusiones y dar traslado al Gobierno regional.

“Una vez esto se complete y el documento se apruebe, es de imaginar que las empresas y grupos inversores que estén interesados en Perlora se acerquen a proponer sus ideas. Y ya entonces, es trabajo político el valorar y analizar propuestas viables y serias”, apunta el alcalde. Sin embargo, reconoce que “hasta el momento, no existe una propuesta fuerte, solvente y de interés general”. De momento, Perlora, tras 20 años de ruina, sigue perdido en un limbo que no tiene visos de acabar.