A Cristina (nombre ficticio) no se le olvida la etapa en que su hijo Adrián (nombre ficticio también) estuvo en secundaria en un instituto público. Adrián siempre fue muy alto. Hoy mide casi 1,90 metros y tiene, como desde que nació, Asperger en grado 1, asociado a hiperactividad. "En el instituto lo tenían loco. Lo pasó fatal. Era carne de cañón. Porque los Asperger son literales, no entienden los dobles sentidos y son repetitivos en frases y acciones. Pero tampoco mienten".
Por eso, Cristina cuenta que al enterarse del menor con Asperger que apuñaló ayer a tres docentes y dos alumnos, y que era víctima de acoso escolar, en primer lugar, condenó la agresión. Pero también "me lo he llevado a lo personal. Porque mi hijo Adrián no es agresivo, se esconde cuando lo acosan o le molestan. Pero en el comedor escolar, del acoso que sufría, me llegó a decir un día que se iba a llevar una pistola. Que no tenía, claro. Pero lo dijo".
José Antonio Peral Parrado, del departamento técnico de la Confederación Asperger España, cuenta a EL ESPAÑOL que "el diagnóstico no define a la persona. Hay diferentes casos, pero lo que sí hemos detectado es que el paso del colegio al instituto es traumático para los Asperger: el 90% de ellos sufre o ha sufrido acoso en distintos grados de violencia".
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Peral advierte que con el caso de Jerez están recabando datos para pronunciarse de manera oficial, aunque fuentes policiales de toda solvencia han confirmado a EL ESPAÑOL, tras las declaraciones de testigos y familiares, que el menor jerezano era víctima de bullying "no detectado por el centro". De hecho, la consejera de Educación, Patricia del pozo, subrayó ayer que no había no había ningún protocolo de acoso, ni ningún protocolo abierto en el Instituto de Educación Secundaria (IES) Elena García Armada. "No había habido con anterioridad ningún problema de falta de convivencia, conflictivo, nada, absolutamente nada",
Ayer, EL ESPAÑOL pudo recabar testimonios de alumnos que subrayaban que al menor "le gastaban bromas y se reían de él. Pero no le pegaban ni nada de eso. No era bullying", y que se pasaba aislado todo el recreo caminando en línea recta, una y otra vez, por el perímetro del patio con su tupper en las manos. También, que fue víctima de una agresión la víspera de que atacara a docentes y a dos compañeros. Le tiraron agua por encima. Al prestarle auxilio un único compañero, le advirtió de que no fuera el jueves al colegio. Al ser detenido, a los agentes les manifestó que ya no podía más. "He estallado".
"El aislamiento o las burlas es una forma de agresión dentro del acoso escolar", subrayan desde Confederación Asperger España. "Cada centro educativo es distinto. Algunos docentes estarán mejor formados en diversidad y los protocolos de intervención, lo que hará que funcionen mejor en casos de acoso. Pero otros, desgraciadamente, no. Por eso detectamos muchos cambios en el abordaje del acoso".
Cristina cuenta que en el instituto "yo tenía una cama allí", ironizando con que estaba "pendiente las 24 horas" de cómo trataban a su hijo. "Una vez los compañeros le dijeron a Adrián que le diera un beso a una compañera. Se lo dio y me llamaron. Yo lo que le dije a la directora es que mi hijo era literal, que no entendía que aquello era para burlarse y que había obedecido para sentirse integrado. Y que qué hubiera pasado si en lugar de un beso le hubieran ordenado que le diese una bofetada. Y que por qué me llamaba a mí en lugar de a los otros".
"A mí es que me ha pasado de todo", enumera. Lo que nunca le ha ocurrido es "que lo inviten a un cumpleaños. Ni en Infantil, ni en Primaria ni en Secundaria. Jamás le han invitado a uno. Duele. Los padres lo pasamos fatal. Se sufre muchísimo".
"Una vez", recuerda con rabia, "le instaron a que se hiciera una paja, para verlo, grabarlo y cachondearse". Todo esto ocurría "en un centro educativo pequeño, donde las familias nos conocíamos. A Adrián nunca le pegaron, quizá por respeto a nosotros. Pero de lo otro, de todo".
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A sus 18 años, estudia ahora un módulo formativo. Allí no tiene problemas, pero "está en una cofradía. Hacen cenas, quedadas para comer... chicos de su edad. No lo avisan. No le dicen que no vaya, pero no le avisan". Como con los cumpleaños. "El otro día le dieron para que cargara un altavoz que pesaba una barbaridad. Mi hijo, a la hora, se acercaba al grupo para pasárselo a otro cualquiera, por si se ofrecía alguien, y no le hacían ni puto caso. Le daba la espalda. Como si fuera el tonto". Otra forma de abuso. "Así que le pregunté quién se lo había dado. Me dijo el nombre y me acerqué: "Lucas, ahora lo llevas tú un rato".
Acoso cronificado
José Antonio Peral Parrado desgrana que un Asperger tiene comportamientos llamativos. "Tiene comportamientos repetitivos, tienen preferencia por contenidos sofisticados, gustos por temas inusuales por los que se interesan muchísimo y que no comparte la mayoría. También son literales: manejan mal los dobles sentidos, y el lenguaje coloquial está plagado de ellos", lo que supone una barrera comunicativa con sus compañeros en el aula. Y desgraciadamente, en este país lo diferente es motivo de persecución".
Cuando la Confederación, o las entidades que la conforman observan algún caso en centros escolares, "intentamos poner medios a medida, como charlas de sensibilización en el aula, tanto para alumnos como a profesores, en los que explicamos técnicas sencillas pero eficaces. Así es el abordaje, pero la incidencia es enorme".
También subraya Peral que "en términos generales, cuando lo localizamos, porque nos lo comunica algún profesor o las familias, nos damos cuenta de que el acoso es crónico, constante y lleva mucho tiempo ocurriendo, en un proceso largo. Porque el Asperger tiene dificultades para entender la motivación de los demás cuando es agredido", es decir, que no es consciente de entrada de que está siendo acosado.
"Estamos hablando de una sociedad, además, en la que la violencia está normalizada. Por ello existen comportamientos aberrantes a los que no se les da la importancia adecuada". El daño infligido es emocional y demoledor. "Ansiedad, depresión y comportamientos impropios".
Por eso, indica que en estos casos "es importantísimo el apoyo de los compañeros de clase, que son los que detectan primero el bullying. Porque un Asperger, de entrada, no va a ser consciente".