Lourdes Zoraida Fernández, profesora del CEIP Mare Nostrum de Torrox, en Málaga, ha sido premiada con el Global Teacher Award 2023, al que muchos conocen popularmente como el 'premio Nobel de la Educación'. Un prestigioso galardón cuyo objetivo es destacar el trabajo de docentes que enseñan en diferentes disciplinas de la enseñanza y que, además, contribuyen en otras áreas relacionadas con la educación, como las charlas de formación a profesores, proyectos de investigación o ponencias en congresos extraordinarios.
Ese cúmulo de habilidades, su expertise, sumado a que en 2022 quedó finalista en los premios Educa Abanca, que premian la buena praxis docente, logró que los GTA los introdujese a ella y a otros dos españoles, dos profesores, en la lista de 500 mejores docentes del mundo. El premio no es baladí, teniendo en cuenta que se presentaban 19.000 candidatos repartidos entre 69 países.
"Decidí postular por este premio porque cuando gané en el Educa Abanca me di cuenta de que tenía mucho currículum y un montón de trabajos elaborados. Quería intentarlo". Quien habla, risueña, a la otra línea del teléfono, todavía sin creerse el hecho de haber recibido esta condecoración, es la propia Lourdes Zoraida. "Yo soy sólo una profesora de a pie que un día decidió dedicarse a esto. Y, mira por dónde, me lo han reconocido". Los próximos 4 y 5 de noviembre, confiesa, tendrá que viajar a Nueva Delhi para recibir el galardón que, todos los años, entrega el Grupo AKS.
La docente tiene 42 años y lleva 18 años ejerciendo. La pasión por la educación le viene de pequeña: sus padres ya eran docentes. "Lo he vivido de pequeñita. Siempre he visto cómo el alumnado se deshacía en cariño hacia mis padres. Para mí eran un gran ejemplo". Lo sorprendente de su caso es que Zoraida es profesora de educación primaria. Imparte las asignaturas de Lengua, Matemáticas, Educación Física, Educación Artística.
Su trabajo, asegura, "es muy globalizado". No es su conocimiento sobre una materia específica lo que hace que destaque, aunque ahora mismo ella está preparando una tesis doctoral sobre neuroeducación. Al contrario, su éxito reside en haber sabido convertir a sus alumnos en los protagonistas de sus aulas. Es el método, la escucha, la cercanía, lo que ha logrado que sus clases sean la 'punta de lanza' del Mare Nostrum.
Entre las técnicas que han convertido a Zoraida en una superprofe se encuentra su revolucionario método de estudio basado en proyectos. "A partir de los intereses personales de mis alumnos, de lo que quieren conocer y saber, o partiendo de un tema en concreto que quiero que sepan y que sé que les despierta la curiosidad, empiezan a investigar sobre ello, elaboran un trabajo de investigación y yo, a su lado, los guío".
"Todo esto puede parecer mucho trabajo, porque hay que individualizar el sistema, y no todos los alumnos son iguales, pero ahí estamos nosotros, los maestros, para hacer de guías. Cuando el alumno es protagonista siente emoción. Yo aplico el aprendizaje cooperativo y la metodología interactiva, lo que implica convertir al alumno pasivo en alumno activo. Rompo con esa idea de pupitres individuales y por parejas mirando al pizarrón y lo sustituyo por hacer más trabajos de investigación, por aprender a colaborar en equipo. También quiero que pierdan el miedo a hablar en público, desarrollen la inteligencia emocional y dominen la oratoria".
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Esa obligatoriedad de trabajar en equipo hace que muchos de sus alumnos, la mayoría, insiste, de primaria, aprendan a ser mejores compañeros entre sí e incita a que ayuden a quienes tienen más dificultades, lo que a su vez reduce los índices de bullying. "Al ser trabajos en equipo e ir todos a una, aprenden a trabajar con una metodología cooperativa. Aparte de que dentro del aula tenemos que potenciar siempre la inteligencia emocional" para reducir los casos de acoso escolar.
No siempre es fácil. Cada grupo de niños es un universo aparte. La educación, señala Lourdes Zoraida, "no es una ciencia exacta". "En función del grupo que tenga, cambio el método. Yo siempre he trabajado con el aprendizaje basado en proyectos, pero este año he tenido que cambiar a un aprendizaje basado en servicios, porque llama más la atención al grupo. Tienes que conocer a tus niños y niñas, y muchas veces es una cuestión de ensayo y error hasta que das con la tecla. Lo importante es observar al alumnado y comprender con qué disfruta, aplicación la observación directa y la escucha activa".
Todas estas técnicas encuentran su base en la LOMLOE, o la Ley Celáa, a la que Zoraida considera una medida eficiente a pesar de las críticas. "Lo bueno que tiene esta ley es que aplica este tipo de metodologías, la inteligencia emocional, dentro del aula. Se insiste mucho en la diversidad y en la individualización del aprendizaje del alumnado. Lo que pasa es que, en mi caso, no me ha pillado de nuevas, porque yo ya lo aplicaba de antes. Más allá de eso, creo que está bien apostar por ello, porque hay evidencias científicas que demuestran que estas metodologías son efectivas".
Lo que reclama, no obstante, es una mayor inversión por parte del Estado en recursos humanos. Eso, y un pacto por la educación entre los principales partidos políticos. "Es un pilar de nuestra sociedad. Estamos educando nuestro futuro. Y para hacerlo correctamente necesitamos establecer unas buenas bases. A partir de ahí, se trabaja. Lo que no se puede es estar cambiando las cosas cada dos años, ya que genera inseguridad en los docentes, malestar en el alumnado y no ofrece resultados".
A pesar de que reclama más "recursos humanos para los colegios" y una mayor dedicación política, lo que más disfruta Lourdes Zoraida de su trabajo, asegura, es la alegría con la que sus niños y niñas se muestra dentro del aula. "¡Si es que se van felices a casa!", explica. "Están deseando volver al día siguiente por la mañana. En vacaciones, las madres me dicen que sus pequeños están locos por volver al colegio. Que vayas por la calle y te den abrazos, te saluden, y que muestren cariño no sólo los niños, sino las propias familias... Todo eso es impagable".