Magdalena presenció en su juventud cómo su padre maltrataba a su madre en Ecuador. Tras instalarse en España y formar una familia, a Magdalena la abandonó su marido sin despedirse si quiera. Hace dos años, a Magdalena le confesó su hija que su tío abusó supuestamente de ella cuando solo tenía 8 añitos y que hizo lo mismo con una de sus primas. Magdalena había tragado demasiado en la vida, pero eso no podía permitirlo con su propia hija y ha emprendido una batalla legal que ha roto a la familia.

"En dos palabras: nos hemos quedado solas", resume Magdalena a EL ESPAÑOL. "Pero estoy segura de que he hecho lo correcto: poner esa denuncia es salvar a otros familiares y a otros menores de edad", según sostiene esta ecuatoriana, de 47 años, empleada del servicio de ayuda a domicilio. Su puesto de trabajo juega un papel clave en esta dura historia de supuestos abusos sexuales en el seno de una familia de inmigrantes ecuatorianos -repartidos entre Madrid e Illescas-.

"Mi cuñado decía que quería a mi hija como si fuese su propia hija: esas eran sus palabras", recuerda Magdalena, tratando de contener su indignación, debido a que la vida le debe más de una alegría porque la ha hecho sufrir demasiado: ya sea por la violencia de género que presenció en casa de sus padres, por el abandono del hogar que protagonizó su esposo o por los supuestos abusos sexuales que ha sufrido su querida niña. 

- ¿Dónde se produjeron los episodios de abusos?

- Magdalena: Los hechos ocurrieron en la casa que mi hermana y su marido tenían en Illescas. A mi hija le gustaba pasar allí las vacaciones porque yo estaba trabajando en ayuda a domicilio en Madrid y la tenía que dejar sola en mi piso porque su hermano mayor, de 20 años, también trabajaba cuidando a un anciano. Además, mi hermana tenía dos hijos que eran de su edad con los que se llevaba bien y en verano montaba una piscina, así que la llevaba a Illescas para dejarla jugando con sus primos en lugar de dejarla sola, con 8 años, hasta que su hermano o yo regresáramos de trabajar.

Una vista aérea de la localidad toledana de Illescas.

 

En el atestado de 34 páginas que recoge la investigación de la Guardia Civil y al que ha accedido EL ESPAÑOL, se expone que los episodios de presuntos abusos sexuales del tío (Ecuador, 1977) sobre su sobrina se prolongaron "durante un periodo de dos años". Magdalena asegura que no puede evitar sentirse culpable porque no se dio cuenta de nada: "En la familia éramos una piña". Tanto es así que esta mujer mantenía contacto fluido con sus hermanas que también habían echado raíces en España: "Dos vivían con sus maridos en Illescas, otra en Leganés y otra en Numancia".

Esta mujer no podía sospechar nada del esposo de una de sus hermanas afincadas en Illescas y a la que solía dejar al cuidado de su hija en verano, para no perder su trabajo en el servicio de ayuda a domicilio. Su cuñado había sido un currante de la construcción y Magdalena recuerda que solía tener "antenciones" con su hija, de 8 años, cuando la veía tanto en Illescas como en Madrid: "La trataba bien delante mía".

- ¿Cuándo se enteró de los presuntos abusos sexuales?

- Magdalena: En enero de 2021. Mi hija habló con su prima y ella le contó que su tío también había abusado de ella con 12 años. Entonces decidieron contarlo porque pensaron que las siguientes que podrían sufrir abusos sexuales serían sus otras primas pequeñas. Primero se lo contaron al padre de mi sobrina y luego vinieron a mi casa a contármelo a mí. 

- ¿Cómo reaccionó al conocer semejantes episodios seis años después de que supuestamente se produjeran?

- No tengo palabras para explicarlo. Lo único que quería hacer era ir a la casa de Illescas de mi cuñado para matarlo. El daño que le hizo a mi hija y a mi sobrina no tiene perdón. Durante mucho tiempo me quedé ida hasta que reaccioné y fui a denunciarle a la Policía Nacional.

Eso ocurrió un mes después de escuchar la dura confesión de su hija. De inmediato, desde la Comisaría de La Latina se alertó a la Guardia Civil para que abriese una investigación porque el supuesto agresor sexual de dos menores de edad que eran sus sobrinas residía en Illescas: una demarcación del Instituto Armado. En este punto del relato toma la palabra la hija de Magdalena, porque ahora tiene 17 años y quiere contar lo que figura en la declaración que ella ha ratificado en sede judicial.

"En su momento, no se lo conté a nadie por miedo porque mi tío era una persona mayor y yo era una niña: así que pensaba que solo iban a creerle a él", tal y como narra esta adolescente, bajo tratamiento psicológico por abuso sexual infantil intrafamiliar. "Mi tío era una persona de confianza de mi madre. Él me decía: 'Esto es un juego, no le puedes contar nada a nadie porque me pueden hacer daño'".

Madre e hija posando en una foto años después de los supuestos abusos sexuales de su familiar. Cedida

- ¿A qué juego aludía su tío?

- Víctima: Estábamos en el patio montando una piscina prefabricada: mi tío y su hijo que era pequeño como yo. Mi tío le dijo a mi primo que se metiera dentro de la piscina para poner unos tornillos y yo me quedé en la parte de fuera. Mientras mi tío disimulaba que ponía alguna pieza, empezó a tocarme, a apartarme el bañador, a acercarme a sus partes íntimas... Yo me intentaba apartar, pero él se acercaba, me hacía sentarme encima suya. Luego le dijo a su hijo que se metiera dentro de casa y acabó penetrándome.   

Ella tenía 8 años y su tío 38 años: casi una década después no se puede quitar de la cabeza el bikini que llevaba puesto aquel día de verano. "Me quedé paralizada y muchas veces me preguntó porqué no fui capaz de salir corriendo, pero no entendía qué me estaba haciendo". El relato de esta chica es 'descafeinado' a la vista de los detalles que recoge el atestado de la Guardia Civil, sobre la supuesta violación que sufrió siendo una niña, y que ha ratificado en el Juzgado de Instrucción número 5 Illescas.

- ¿Hubo más episodios de abusos?

- Víctima: En otra ocasión me tocó el pecho. Intentaba tocarme por todo el cuerpo. No solo ocurrió durante ese verano de 2015, en la denuncia lo pone: durante los dos años siguientes también hubo más intentos de tocamientos, tanto en su casa como en mi casa. Intentaba no quedarme a solas con él bajo ningún concepto: me iba con mi tía o jugaba con mis primos. Mi tío trataba de tocarme cada vez que tenía oportunidad.

- ¿Sentía miedo cuando visitaba la casa de tu tío en Illescas o cuando él iba a su domicilio en Madrid?

- Claro. Yo seguí acudiendo a su casa porque como nadie sabía lo que había ocurrido, si yo empezaba a no querer ir, al final, mi madre me iba a preguntar el motivo. Yo me había hecho a la idea de que no iba a contar nada jamás y que tendría que vivir con esto. Así que iba a su casa, pero siempre tenía miedo de quedarme a solas con mi tío, de que me dijera algo o de que se acercara a mí. 

- ¿Qué ocurrió para que se lo terminase contando a su madre?

- Un día mi prima me contó lo que mi tío le había hecho y yo le respondí a ella que a mí también me lo hizo. Tengo otras dos primas pequeñas que viven cerca de mi tío y decidimos contarlo por miedo a que les pasara a ellas.

La prima de la hija de Magdalena también denunció a su tío por abusos sexuales ocurridos durante el verano de 2016: "Declaro que mi tío, en varias ocasiones, se me acercó demasiado, habiéndome realizado tocamientos y caricias que me hacían sentir incómoda". Esta joven que ahora es mayor de edad, también expone en el atestado de la Guardia Civil un episodio que tuvo lugar en su casa, cuando su tío acudió a entregarle las llaves del coche de su padre: "Una vez le abrí la puerta, mi tío comenzó a tocarme el culo, por lo que me corrí hacia el salón donde se encontraba mi hermano para que no me volviera a tocar".

El letrado Eduardo Muñoz Simó.

De poco le sirvió, ya que su tío entró a la vivienda y le pidió un vaso de agua a su sobrina para acompañarla hasta la cocina: "Comenzó a tocarme por debajo de la ingle". Luego regresaron al salón y como su hermano se había ido a otra estancia, apagó la luz y se abalanzó sobre una cría de 12 años: "Me tumbó en el sofá, comenzó a tocarme los pechos y los genitales. Llamé a mi hermano, se acercó, encendió la luz y pudo ver cómo mi tío estaba encima de mí en el sofá: tocándome. Entonces, se puso nervioso y se marchó con la excusa de ir a echarle gasolina al coche". El abogado Eduardo Muñoz Simó representa a las dos sobrinas que sufrieron los abusos y sostiene que "los hechos son muy graves".

Prueba de ello es que la víctima que ya es mayor de edad, expone en su denuncia que cuando le contó lo sucedido a sus progenitores no quisieron acudir a las Fuerzas de Seguridad porque su tío amenazó supuestamente con dejar a su mujer y huir del país con sus hijos: "La declarante llamó a sus padres para contarles lo ocurrido, no poniendo denuncia, dada la estrecha relación que mantiene la madre de la declarante con su tía porque es su hermana y está casada con su tío, y podría afectarle, ya que tiene dependencia económica de su marido y éste dejó claras sus intenciones de marcharse a Italia con sus hijos si le denunciaban".

El letrado del despacho Simó Abogados Penalistas avanza que "estamos a la espera del informe psicológico del forense" de la víctima que todavía es menor de edad. "Una vez emitido dicho informe, esperamos que se dice auto de continuación del procedimiento y nos den plazo para poder formular escrito de acusación donde solicitaremos unas penas elevadas de prisión". Todo ello, según resalta Eduardo Muñoz Simó, en base a que cuando se produjeron los hechos sus dos clientas tenían 8 años y 12 años, respectivamente. De momento, su tío ha negado los hechos en los juzgados.

Magdalena está dispuesta a sentar en el banquillo de los acusados al marido de su propia hermana. "Mi hija lo ha pasado muy mal", se lamenta esta cuidadora a domicilio. "Ella quería estudiar Medicina, pero está en tratamiento psicológico desde que confesó lo sucedido y no está centrada en los estudios". De hecho, su propia hija admite que eso es cierto: "Dentro de poco me tiene que evaluar el psicólogo forense y con este tema mi concentración está por los suelos".

Para esta adolescente, de 17 años, es imposible concentrarse en los exámenes de segundo de Bachiller, por los recuerdos que la atormentan de aquel verano en la casa de su tío en Illescas y por la reacción familiar a su denuncia: "Mi tía ha intentado convencer a mi prima de que retire la denuncia contra su marido, para que yo me quede sola en el proceso judicial, pero mi prima no lo va a hacer. Por parte de mi familia materna no he recibido apoyo, ellos siguen relacionándose con mi tío y eso psicológicamente ha sido muy duro para mí, al ver que no aceptan que somos dos víctimas".