Edoardo Santini saltó a la prensa italiana en 2019, al ser nombrado el "hombre más guapo de Italia" en un importante concurso de belleza con tan solo 17 años. Hasta ahora, el joven se dedicaba principalmente a la moda, aunque también trabajaba como actor y bailarín. Sin embargo, ninguna de estas profesionales llegó a llenarle nunca y por ello este año decidió dar un giro radical a su vida.
Santini aprovechó su 21 cumpleaños para anunciar en sus redes sociales una importante decisión que marcará su vida. El joven, que cuenta con casi 20.000 seguidores en Instagram, parece haber encontrado su verdadera vocación: el sacerdocio.
"A pocos les había contado el verdadero motivo de mi mudanza: necesitaba un tiempo que fuera exclusivamente para mí", confiesa en su cuenta de Instagram, en la que tan solo hay publicadas una decena de fotografías, las últimas relacionadas con su viaje a Lisboa, sede de la Jornada Mundial de la Juventud este año 2023.
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En un vídeo por su 21 cumpleaños, el joven asegura que "me encuentro en camino de convertirme, si Dios quiere, en cura". "En estos años he tenido la oportunidad de conocer a jóvenes que, al mostrarme lo que significa ser iglesia, me han dado la fuerza para investigar esta pregunta que llevo conmigo desde pequeño, pero que el miedo impedía que explorara en profundidad", afirma.
El año pasado, cuenta el futuro sacerdote, "me fui a vivir con dos curas, fue la experiencia más bonita de mi vida, una experiencia que me ha permitido encontrar hermanos y encontrar en la cotidianeidad la respuesta que esperaba descendiera desde lo alto".
A finales de año, asegura Santini, decidió entrar en el curso propedéutico, el año previo al ingreso en el seminario. Ahora, el joven estudia Teología y presta servicio en dos parroquias de la diócesis florentina.
En cuanto a su trabajo como modelo y bailarín, el joven reconoce que no abandonará estos mundos, pero los vivirá "en contextos distintos". "He conocido a personas maravillosas a quienes debo mucho y que me han permitido vivir del arte", cuenta.
Tomar esta decisión no fue fácil para Santini. "Mi mayor miedo era no ser aceptado por esta elección, pero debo decir que me había construido más muros de los que había en realidad", asegura. El joven reconoce que hay quien habla a sus espaldas y le dice que convertirse en sacerdote es simplemente una "ilusión". Sin embargo, también hay gente que le apoya, "creyentes y no".
A pesar de todas las dificultades, Santini se enfrenta con confianza y mucha fe a esta nueva etapa de su vida: "¿Me convertiré en un sacerdote? No lo sé, estoy aquí para descubrirlo, pero he dado un paso que me aterrorizaba, que me impedía ser yo mismo". "Me podré equivocar, pero de lo que estoy seguro es de que no me arrepentiré", añade.