Cartagena

Lidia Ruiz y Sara Más todavía no han terminado de procesar lo que vivieron este martes por la noche, cuando literalmente salvaron la vida de dos hermanas que se acaban de instalar con su familia en el Barrio de los Barreros en Cartagena y que estaban siendo atacas por su propia mascota: un American Stanford. "El perro primero mordió al padre y luego a las dos hijas", tal y como subrayan Lidia y Sara a EL ESPAÑOL.

El ataque ha dejado conmocionados a los vecinos de la calle Lope de Vega donde se vivieron momentos de mucha angustia porque el can estaba totalmente ido. "Estaba muy agresivo", según corroboran Lidia Ruiz y Sara Más, una empleada del Burger King y una camarera, respectivamente, convertidas en las heroínas de esta barriada de gente trabajadora.

"Estaba en la cama con mi marido, cuando empezamos a escuchar a un hombre chillando", según prosigue relatando Lidia. La calle Lope de Vega del Barrio de los Barreros es estrecha, con casas de dos alturas como máximo y donde suele reinar la tranquilidad. De forma que todos los vecinos comenzaron a asomarse a sus ventanas, para ver de dónde provenían esas voces y averiguar qué estaba ocurriendo. "Esos gritos no eran normales y me asomé".

- ¿Qué es lo que vio cuando se asomó?

- Lidia: Vi salir a un hombre con el brazo envuelto con una camiseta o una toalla. Iba chorreando sangre cuando salió de su casa, se subió en su coche y se marchó al hospital para recibir atención médica. Entonces, pensé que no pasaba nada, pero de repente comenzamos a escuchar unos gritos horribles.

Los alaridos en cuestión procedían del mismo inmueble: el número 11 de la calle Lope de Vega del que acababan de ver salir a ese hombre con el brazo ensangrentado, acompañado de su esposa. "Es una familia que se ha mudado hace poco al barrio". Tan solo son conocidos porque tienen un pequeño arca de Noé -compuesta por dos perros y dos gatos- en la casa en la que se han instalado: un inmueble del Ministerio de la Vivienda que data de 1954 y que todavía luce simbología franquista.

Lidia Ruiz y Sara Más, las vecinas del Barrio de los Barreros de Cartagena que salvaron a dos hermanas del ataque de su propia mascota.

- ¿Cómo actuó al volver a escuchar gritos de la misma casa?

- Lidia: Sin pensarlo, mi marido, Sara y yo nos acercamos corriendo hasta el portal, nos metimos dentro y lo primero que nos encontramos es que estaba abierta la puerta de la casa. Entonces, yo entré a la vivienda y vi que en el suelo del pasillo estaba tirada la hija mayor del matrimonio y encima de ella tenía a su perro mordiéndola. No paraba de atacarla mientras que su hermana pequeña trataba de quitárselo de encima.

El perro en cuestión es un American Stanford que estaba propinando bocados a la joven, de unos 23 años, por todo el cuerpo: brazos, espalda, glúteos... "La chica estaba tirada en el pasillo, no paraba de gritar, su hermana pequeña, de unos 20 años, se tiró encima del animal, pero entonces también empezó a atacarla a ella", subraya Lidia. La situación se complicaba por momentos.

- ¿Qué hizo para quitarles de encima al perro?

- Lidia: Como pude, saqué a las zagalas de la casa, pero el animal salió a la calle y empezó a perseguir a la hermana mayor. Ella corría y el perro no dejaba de seguirla: estaba ofuscado todo el rato con atacarla. Entonces, Sara y yo le dijimos a la chica que se metiera al portal y volviera a salir corriendo, para que el American Stanford la siguiese. En cuanto se metió, le dimos una patada a la puerta y encerramos al perro.

El can quedó atrapado en el rellano de este edificio que tiene cuatro pisos, distribuidos dos de ellos en un bajo y otros dos en una primera planta. "Los vecinos tuvieron que permanecer en sus casas sin salir". El American Stanford estaba mucho más agresivo porque se sentía acorralado, subiendo y bajando las escaleras, para intentar huir. "Parece ser que el perro mordió al padre en el brazo, el hombre lo encerró en una habitación para irse a urgencias, pensando que de ahí no saldría, pero saltó, le dio al pomo de la puerta, salió del cuarto y se fue directo a por la hija".

Efectivos de la Policía Nacional y personal sanitario, este martes por la noche, en la calle Lope de Vega de Cartagena donde un perro atacó a una familia. Cedida

Era dantesca la imagen de las adolescentes tras lograr encerrar al perro en el portal: las dos hermanas se sentaron en el suelo, exhaustas y en shock, con sus pijamas ensangrentados, aguardando a la llegada de las ambulancias, mientras que Lidia, Sara y otros vecinos trataban de tranquilizarlas. "Los sanitarios las atendieron y se las llevaron al hospital". En concreto, al Santa Lucía de Cartagena por las heridas que les causaron los mordiscos de su mascota. La calle Lopez de Vega se llenó de coches patrulla de la Policía Local y de la Policía Nacional.

- ¿Qué ocurrió con el perro?

- Lidia y Sara: Pasó un buen rato hasta que consiguieron sacar del portal al animal. El personal del Centro de Acogida para Animales Domésticos de Cartagena no podía cogerlo con el gancho normal que lleva una cuerda de metal, tuvieron que emplear una jaula y entrar acompañados de policías con un escudo, para poder enjaularlo. Al perro se le escuchaba forcejeando y hasta se arrancó varios dientes para salir de la jaula. Era completamente exagerado cómo estaba de agresivo.

Este miércoles, en la acera que hay en el portal número 11 de la calle Lope de Vega todavía quedaban gotas de sangre que evidenciaban la batalla campal que estas vecinas mantuvieron con la mascota con tal de prestar auxilio a las dos hermanas. "Los vecinos nos pusimos a limpiar todo lo que pudimos". Había manchas hasta en los azulejos de la fachada del edificio, procedentes de la herida que sufrió en el brazo el cabeza de familia.

"Luego vino el novio de una de las dos chicas, le dejamos entrar a la casa por nuestro patio comunitario para que entrase a ver cómo estaban los otros animales y uno de los gatos había sufrido bocados en la cara", tal y como apuntan Lidia, de 38 años, y Sara, de 34 años, justo en el portal donde se produjo el terrible ataque del American Stanford.

Lidia y Sara, este miércoles, señalando la zona de la acerca donde todavía hay gotas de sangre por el ataque del perro a dos hermanas. Badía

El can permanece custodiado por el servicio municipal de zoonosis, como establece el protocolo en este tipo de casos. "Si es un American Stanford de pedigrí no está considerado como un perro potencialmente peligroso, pero si tiene mezcla y su morfología está modificada si podría considerarse un perro PPP", tal y como detallan fuentes próximas a la investigación policial. "En estos momentos, todavía se desconoce si es un perro con pedigrí o no".

- ¿Las hermanas les contaron por qué motivo su mascota atacó al padre y luego se abalanzó sobre ellas?

- Lidia y Sara: Yo se lo pregunté porque no es normal que tu propio perro te ataque. Pero las crías no dijeron nada porque estaban en shock, tiradas en el suelo, preguntando cómo estaban sus gatos y diciendo todo el rato que no abriésemos la puerta del portal para que no volviera a salir el American Stanford. Estaban muy asustadas. El perro solía ladrar mucho, pero sí que es verdad que cuando cambias de domicilio, eso a los animales también les altera y en esta casa solo llevaban un mes instalados. Es muy raro que un animal ataque a su propio dueño.