Cuando se conocieron en 2018, ambas tenían claro que su voluntad era casarse. Les pilló ya un poco tarde, Juani tenía entonces 58 años y Ana 53, pero eso no iba a ser ningún impedimento. Les hubiese gustado hacerlo por la Iglesia, ya que las dos son cristianas de base. Y aunque no fue así, se le pareció mucho. Realmente, la decisión del Vaticano de bendecir las uniones de parejas homosexuales ya se cumple en su caso.
“Nos casamos por lo civil en 2020, en plena pandemia. Y dos años después hicimos la celebración creyente, en la que estaban un cura ‘oficial’, otro sacerdote por el celibato opcional y una mujer con vocación de sacerdote, que fueron quienes nos bendijeron”, cuenta Juani. Es decir, que su unión ya había recibido el visto bueno de un cura católico reconocido por el Vaticano.
Ellas habían acudido a una sede en Madrid de Crismhom, una organización homosexual de carácter ecuménico cristiano, que facilita este tipo de ritos. “La familia de Ana es más tradicional, pero para mí, que creo en una Iglesia horizontal y abierta, lo que nosotras hicimos ya tenía todo el valor del matrimonio. La decisión del Vaticano, sí, es un pequeño pasito, pero yo no quiero eso, yo quiero una Iglesia de iguales”, asegura Juani.
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La decisión del Vaticano, sin embargo, supone un hito en este sentido. La Congregación de la Doctrina de la Fe, encargada de impartir la doctrina católica, reconoció este lunes la “posibilidad de bendecir” a parejas “en situación irregular” o del mismo sexo. Si bien, evitó equipararlas con el matrimonio. El debate terminológico es antiguo, pero nunca hasta ahora la Iglesia había ido tan lejos en este aspecto.
El documento parte del cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, actual prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, y cuenta con el visto bueno del papa Francisco. A los sectores más progresistas puede que les sepa a poco, pero contradice de forma directa la línea marcada por el anterior titular de este departamento, el español Luis Ladaria Ferrer, quien negó hace sólo un par de años que la Iglesia pudiera impartir su bendición a personas del mismo sexo.
Ahora, por muchos matices y muchos paños calientes con los que trata el tema el propio documento para no enfadar a los más conservadores, las uniones homosexuales deberán recibir esa bendición si así lo reclaman. Se trata del último paso en este sentido del papa argentino, que aunque en su momento aconsejó que los niños homosexuales fueran al psicólogo, en 2020 ya apoyó las uniones civiles entre personas del mismo sexo y aseguró que tenían derecho a “una familia”.
Cambios en la doctrina
Para Juani, sin embargo, se trata de “más de lo mismo”. “Seguro que el Papa tiene mucha gente detrás que le frena cada vez que intenta dar un pasito, pero sabe muy bien nadar y guardar la ropa. Nosotras esperamos cambios, pero cambios reales, sustanciales, que se puedan ver en los próximos años”.
Ella, maestra de Historia de formación y administrativa de profesión, y Ana, abogada, presidieron sus propios ritos del sacramento del matrimonio. “Yo no soy teóloga, pero el cura en ese momento lo que hace es darte la bendición. Quienes presiden son los contrayentes, y así hicimos nosotras. Después se celebra la Eucaristía, que fue cuando los sacerdotes que estaban allí bendijeron las arras, los anillos y, por supuesto a nosotras. La verdad es que fue una celebración muy bonita y muy entrañable”.
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Juani también es miembro de Crismhom. Y la postura de la asociación no difiere mucho a la suya. “Celebramos y agradecemos este paso, pero pensamos que es muy minoritario y muy poquita cosa, porque realmente esto es algo que ya se estaba haciendo. Y no sólo en comunidades como la nuestra, sino también en parroquias de barrio. Por tanto, el Vaticano lo que hace es poner negro sobre blanco una situación que ya existía”, señala Raúl Peña, portavoz de Crismhom.
Desde los sectores más aperturistas del Vaticano lo que suelen argumentar en estos casos es que puede que estas situaciones se produzcan en grandes capitales, en países como España. Pero no suceden en lugares más conservadores, no ya en países alejados, sino en entornos más cerrados de nuestro propio país. No así en Alemania, donde el clero ya lleva tiempo ofreciendo "actos de bendición" sin el consentimiento de la Santa Sede.
Si bien, para Raúl Peña el último movimiento del Papa sigue siendo insuficiente. “Nosotros vamos a pedir una revisión teológica de los sacramentos, incluido un completo reconocimiento del matrimonio para personas del mismo sexo. Porque, aunque haya habido una relativa apertura durante este pontificado, en realidad no se ha tocado ni una coma de la doctrina”.
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Debates en el Sínodo
El pasado año, ésta y otras asociaciones creyentes LGTBI+ enviaron una carta a la Secretaría General del Sínodo en la que pedían al Vaticano una mayor inclusión de esta comunidad en el seno de la Iglesia. “Entendemos que esta invitación es universal y, por lo tanto, incluye también a quienes hemos sido hasta ahora orillados en los márgenes de la pastoral”, denunciaban. Se referían a la convocatoria del Sínodo de los obispos, que se reunió el pasado octubre en Roma, y tendrá una última fase con conclusiones dentro de un año.
También la organización Arcópoli, consultada por este periódico, insiste en que la última decisión del Vaticano “es un paso insuficiente hacia una auténtica igualdad y reconocimiento”. “Si bien agradecemos cualquier gesto que promueva la inclusión y el respeto hacia las personas LGBTI”, añaden desde esta asociación”.