Gracias a las retahílas de un general de brigada retirado, Gonzalo Vázquez trabaja hoy como asistente de investigación en el Centro de Excelencia de Gestión de Crisis y Respuesta ante Desastres de Bulgaria —primer órgano militar de la OTAN en el país balcánico—. La primavera pasada, el joven de 22 años se graduó en Relaciones Internacionales por la Universidad de Navarra. Y dos meses después, la misma Alianza Atlántica contaba con el pamplonés en su programa de prácticas en Sofía.
"Todo es gracias a una asignatura sobre seguridad internacional que nos impartieron en la universidad", cuenta Vázquez a este diario. Ahora, el joven está especializado en seguridad marítima y estrategia naval y colabora, a través de artículos de investigación y seminarios, con el Centro de Pensamiento Naval de la Armada Española, el Instituto Naval de Australia y el Instituto Australiano de Política Estratégica. Además, desde segundo de carrera es miembro del Club de Seguridad y Defensa de la Universidad de Navarra, una iniciativa estudiantil que "nació para difundir la cultura de Defensa en la universidad y en la sociedad española".
También algún que otro profesor tuvo que ver en el futuro prometedor del pamplonés. De hecho, fue gracias a uno de ellos, un analista israelí, que Vázquez, tras terminar sus prácticas en la Sección de Asuntos Internacionales del Estado Mayor del Ejército de Tierra en Madrid, pusiera rumbo a la capital búlgara.
En total, existen 31 Centros de Excelencia —COE, por sus siglas en inglés— repartidos por Europa y Estados Unidos. En España existe sólo uno, el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados en Madrid. No obstante, el búlgaro es de los pocos que abren convocatoria a su programa de prácticas cada seis meses desde que la organización lo lanzó en 2017. Desde entonces, ningún español ha conseguido pisar el centro, excepto Vázquez. "La mayoría de los becarios han sido siempre jóvenes búlgaros, aunque también ha estado algún que otro polaco, americano e inglés. El resto de trabajadores del centro —en total 50— son militares búlgaros, húngaros y rumanos. Con los únicos españoles con los que he coincidido han sido con militares de la OTAN en Países Bajos o Bruselas que vienen a impartir charlas", señala.
Vázquez cuenta que para poder enviar la solicitud al programa hay que cumplir con una serie de requisitos y, además, pasar por tres procesos de selección: "Debes estar graduado en una carrera estilo Relaciones Internacionales, enviar el CV, una carta de motivación y otra de recomendación. Después, la siguiente fase, donde suelen haber unas 30 personas seleccionadas, es una entrevista online". Al finalizar el proceso, la organización decide qué dos personas se quedan finalmente en el programa.
Trabajar en un COE
El pamplonés trabaja de ocho de la mañana a cinco de la tarde. Le pagan 350 euros al mes. "Solicité la beca Erasmus de la Unión Europea, con la que me pago el alquiler y la comida", cuenta. Es asistente de investigación en operaciones de gestión de crisis en países en guerra: "Nada más llegar me dijeron que me pusiera con temas relacionados con la crisis en Ucrania. Después sucedieron los terremotos que sacudieron a Libia y Marruecos. Y ahora estoy centrado en el aspecto de la crisis del Mar Rojo. Aparte, ayudamos a los militares en tareas diarias, como la preparación de informes".
Con esto, el joven expresa que la forma de trabajar del centro búlgaro no difiere mucho a la del Cuartel General del Ejército de Tierra en Madrid. Sin embargo, sí que ha observado diferencias en la manera que tienen los militares de relacionarse entre ellos. "Existe mucho respeto en el ejército español. Aquí hay un ambiente mucho más distendido y relajado. Da igual el rango, siempre se tratan como colegas".
Vázquez explica que las consecuencias de lo que está pasando en el Mar Rojo "va a afectar a España, igual que a todos los países europeos". Una de las consecuencias sería la subida de precios y los retrasos en los envíos: "Somos un país que dependemos mucho del comercio. El puerto de Valencia y el puerto de Algeciras son de los más importantes de Europa. Y debido a los ataques, las compañías navieras están redirigiendo sus barcos por otras rutas, lo que implica, asimismo, una inversión monetaria".
Señala, pues, que estos centros proporcionan conocimientos y entrenamiento a los ejércitos de los países OTAN en aquellos temas concretos en los que se especialicen, que pueden ser "desde medioambientales hasta seguridad marítima, por ejemplo". "Hay trabajadores en mi centro que tienen acuerdos y colaboraciones con varios ejércitos de países OTAN y de países vecinos que no son OTAN, pero son aliados. Mi supervisor, por ejemplo, es un teniente coronel del Ejército del Aire que ha estado varias veces en Jordán. Se van allí y les explican cómo son las operaciones de gestión de crisis o como se trata un desastre natural", apunta.
De hecho, uno de los cursos que mejor recuerda el pamplonés fue el impartido por dos expertos del Ministerio de Defensa de Bulgaria en el que "hablaron sobre la gestión de los desastres naturales en el país. Decían que el principal problema que ellos identificaban —y que les consta que pasa en otros países— es que los gobiernos no están preparados para prevenir estos desastres de una forma más eficiente", cuenta.
El principio de todo
Vázque expresa que se encuentra muy cómodo en la capital búlgara, aunque admite que el principio no fue, precisamente, un camino de rosas. "Nunca antes había salido de Pamplona. Me fui a Madrid sólo dos meses y, de repente, ¡estaba en Bulgaria! Llegué a un Airbnb que se caía a trozos. Además, es una ciudad que usa el alfabeto cirílico, que es el que utilizan los rusos, por lo que no podía comunicarme ni con los cajeros cuando iba a hacer la compra. Las personas mayores no hablan inglés", cuenta. Menos mal que el joven navarro ya controla lo que el mismo denomina la 'guía básica de supervivencia': saberse los números del uno al diez, los nombres de diversas frutas y verduras y saber decir "buenos días".
Al preguntarle por su futuro, Vázquez declara que ha sido aceptado para cursar un máster en estudios de guerra en la universidad King's College de Londres. "Su departamento es el mejor del mundo. Ahora mismo estoy viendo cómo mandar la solicitud para el programa de becas que tiene la Fundación La Caixa", relata entusiasmado.