De Las Vulpes a Nebulossa: cómo la palabra 'zorra' pasó de la censura en los 80 a himno feminista
El grupo punk femenino comprobó, en plena Transición, que España aún no era tan moderna. La nueva canción de Eurovisión recoge su legado.
5 febrero, 2024 02:07Mery Bas tenía 15 años cuando cuatro jovencitas vascas aparecieron una mañana en televisión proclamando a gritos que les gustaba “ser una zorra”. El grupo se llamaba Las Vulpes y la canción era una versión libre del I wanna be your dog (quiero ser tu perro) de The Stooges. Era 1983, puro punk ochentero en versión femenina. Pero no toda España era la de la Movida madrileña y el programa en el que se emitió, ‘Caja de ritmos’, terminó echando el cierre. Mery Bas seguro que tomó nota, porque todo el mundo se enteró del escándalo. Y este sábado, cuatro décadas después, salió aclamada del Benidorm Fest, rumbo a Eurovisión, con un himno que expresa básicamente lo mismo: “Si salgo sola, soy la zorra; si me divierto, la más zorra; si alargo y se me hace de día soy más zorra todavía”.
La máquina del tiempo ha dado más vueltas en estos 40 años que Carlos Tena en ‘Caja de ritmos’. En la emisión el periodista musical se presentaba como un anciano llegado del futuro que había sido expulsado de la Tierra por un poder dictatorial. Vestido con un traje espacial, presentaba a los grupos como si fueran un recuerdo de un tiempo pasado. “Qué canción, ‘Me gusta ser una zorra’, incluso tuvo problemas con la comunidad moralista del gran consejo videoinformativo”, decía en pantalla, profetizando, sin saber la que se le venía encima. El programa no pasó de esa temporada.
A falta de redes sociales, los papeles jugaban todavía un papel fundamental en la formación de la opinión pública. El diario ‘ABC’ publicó un editorial destructivo en el que consideraba que TVE excedía “ampliamente los límites constitucionales” consagrados en la libertad de expresión. El periódico no sólo criticaba la letra de la canción, sino que hubiese sido emitida un sábado por la mañana, en horario infantil.
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Poco después comenzó 'La bola de cristal’, cuyos mensajes infantiles no eran precisamente neutros. Pero es cierto que Las Vulpes iban unos cuantos pasos más allá cuando decían: “prefiero masturbarme yo sola en mi cama antes que acostarme con quien me hable del mañana. Prefiero joder con ejecutivos que te dan la pasta y luego pasan al olvido”. Pero España debatía consigo misma cómo abrirse paso hacia la modernidad y la campaña del ‘ABC’ fue replicada por otra de signo contrario en ‘El País’. Su editorial como respuesta se tituló simplemente ‘’Me gusta ser una zorra’.
El asunto no quedó únicamente en el fuego cruzado entre la intelectualidad periodística conservadora y progresista. Intervino el Partido Demócrata Popular, de corte democristiana, donde militaron hombres como Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas, José María Álvarez del Manzano o José Ignacio Wert. Se da la casualidad que estos dos últimos, después alcalde de Madrid y ministro de Educación respectivamente, eran miembros del Consejo de RTVE. Y que la dirección del ente la ostentaba José María Calviño, antiguo secretario general de Acción Republicana Democrática Española y padre de la exvicepresidenta Nadia Calviño.
A la batalla se apuntó también el Fiscal General del Estado, Luis Antonio Burón, que fue designado por Felipe González en 1982 y dimitió cuatro años más tarde por discrepancias con el presidente del Gobierno. Burón presentó una querella por escándalo público, que dos años más tarde se archivó. Para entonces el director del programa, Carlos Tena, se había visto obligado a dimitir y el programa se canceló tres meses después de su estreno.
La guerra cultural antes de que el término se pusiera de moda recordó que la censura aún no había desaparecido y provocó que Las Vulpes se disolvieran inmediatamente después con sólo esta canción en su haber. El tema, por supuesto, se convirtió con el tiempo en una obra de culto. Probablemente nadie recordaría ese estribillo desafinado, con guitarras rasgadas y sonido garage, si no fuera por el escándalo que provocó. Todavía hoy no hay Nochevieja que no vuelva a sonar en esos recopilatorios que hace La 2, con su programa Cachitos, que nos recuerdan cada año cómo hemos cambiado.
‘Todas putas’
Entre medias han pasado demasiadas cosas como para entrar en detalle. Por citar solo una, justo a mitad de camino, la polémica con la directora del Instituto de la Mujer Miriam Tey en 2003 tras haber publicado en su editorial una novela del escritor Hernán Migoya titulada ‘Todas putas’. La historia es diferente, ya que en este caso lo que se criticaba era que en varias de las historias que recogía el libro, una obra de ficción, algunos protagonistas -ficticios- se jactaban de ser violadores. Los partidos de izquierdas y asociaciones feministas pidieron la dimisión de Tey, que terminó retirando el libro y abandonando el cargo un año después.
“La corrección política la utiliza siempre el poder como una herramienta para imponer su discurso. Y, por otro lado, la cancelación es penosa porque lo que ahogan son las voces particulares”, afirma Tey al teléfono. Considera que su caso fue una “lucha política sórdida y mezquina” y opina que “el arte debe ser transgresor porque lo que hace es ir más allá de la realidad y, por tanto, hacer una interpretación más valiente de lo que la sociedad refleja”.
Para ella, la diferencia radica en el contexto. “Los cantantes tienen todo el derecho a expresar sus ideas en sus composiciones. Pero quizás TVE no sea el lugar idóneo para transmitir ciertos mensajes que pueden resultar ofensivos”, agrega. Tey fue después muy activa en la defensa de la libertad de expresión y ocupó el cargo de vicepresidenta de Sociedad Civil Catalana, una asociación que aboga por la españolidad en Cataluña frente al independentismo.
Hernán Migoya responde por correo electrónico que con la canción eurovisiva 'Zorra' siente "vindicada" su obra. "Me encanta ver plasmado ese enfoque irreverente en Eurovisión, porque es lo mejor que tiene nuestra cultura española, algo que los puritanos anglosajones jamás se atreverían a hacer. Además, quién fuera niño hoy para ver en el patio del colegio a crías y críos cantando felices la letra de esa canción", expresa.
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Señoras dueñas de su sexualidad
Han pasado 20 años desde la polémica de Miriam Tey y Hernán Migoya; 40 desde Las Vulpes. Y aunque Mery Bas, de 55 años, y su marido Mark Dasousa, de 47, hayan vivido ambas, su referencia era mucho más cercana. Antes de presentarse al Benidorm Fest, los cantantes de Nebulossa aseguraron que su influencia más directa era Rigoberta Bandini. La vocalista catalana no sólo reivindicó las tetas en su alegato de madre moderna en el mismo festival de Benidorm en 2022, sino que antes ya se había dado a conocer con otro tema llamado ‘Perra’. “Yo nací para ser perra, por favor, dejadme serlo, pero no quiero llevar nunca el bozal”.
La intención era darle la vuelta a estos conceptos, naturalizarlos. Y que ellas puedan presumir de ser zorras, perras o lo que les dé la gana. Incluso si pasan de los 50, están rodeadas de bailarines con aires sadomaso y su mensaje no se dirige sólo a mujeres heterosexuales. “Cuando consigo lo que quiero, jamás es porque lo merezco. Y aunque me esté comiendo el mundo, no se valora ni un segundo [...]. Y esa zorra que tanto temías se fue empoderando y ahora es una zorra de postal”. Gallo incluido.
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Como en el caso de Las Vulpes, aquí la entonación también es lo de menos. Lo sustancial es que las zorras punkis de los ochenta han dejado de estar proscritas y se han transformado en señoras dueñas de su sexualidad, reinas del petardeo, la diversión y lo liviano. Seguramente la Carrà, maestra de todo esto, estaría orgullosa. A falta de otros referentes, tenemos a una presentadoras de la gala, Inés Hernand, que defendía que los intérpretes de Nebulossa eran “menos normativos” que el resto de los candidatos y que “España está perfectamente preparada para llevar una canción como ‘Zorra’ a Eurovisión”.
Otra cosa es que a los guardianes de las esencias del certámen les parezca lo mismo y respeten la letra de la canción. El reglamento de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) no admite “ningún lenguaje de carácter inaceptable", por lo que las zorras queer de 2024 podrían volver a pasar por el puritanismo censor de otras décadas.