¿Dónde está el tractor?: pinchazo en las protestas agrarias de Ferraz, a las que sólo acuden ultras

"¿Dónde está el tractor?": pinchazo en las protestas agrarias de Ferraz, a las que sólo acuden ultras

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"¿Dónde está el tractor?": pinchazo en las protestas agrarias de Ferraz, a las que sólo acuden ultras

Ni cargas policiales ni colapso de la capital. Las protestas de agricultores y transportistas convocadas por Plataforma 6F no llegaron al centro. En cambio, fueron reprimidas frente al Civitas Metropolitano. 

11 febrero, 2024 03:06

La ultraderecha ha tratado de capitalizar el descontento del campo a través de las protestas convocadas anoche en Ferraz para manifestarse por la crisis agraria. Primero, los transportistas y agricultores tenían agendado un encuentro en la explanada del estadio Civitas Metropolitano hacia las 17:00 de la tarde; después, se esperaba que algunos de ellos se reunieran frente a la sede del PSOE para continuar con la marcha.

Al estadio de fútbol sí acudieron cientos de trabajadores del sector primario no adheridos ni representados por los sindicatos tradicionales. La idea original de este primer encuentro, orquestado por la Plataforma 6F y Plataforma Defensa del Sector del Transporte, lideradas por Lola Guzmán y Manuel Hernández, era convocar una huelga nacional del sector del transporte tras realizar una votación popular a mano alzada entre los asistentes. Se esperaba que, tras celebrar el encuentro, pudiesen colapsar algún acceso a Madrid e incluso continuar con la protesta frente a Ferraz.

Pero no ocurrió ni lo uno ni lo otro. La falta de concurrentes fue notable. Apenas rozaban los 600, un número bajo si se tiene en cuenta que las zonas aledañas del Metropolitano pueden acoger a decenas de miles de personas. Los organizadores, la mayoría afines a Vox o vinculados a la extrema derecha, achacaron el pinchazo a una urdimbre del Ejecutivo para impedir que la gente comprase billetes de Ave o llegase con sus tractores por carretera a la capital. Los números no eran los esperados, así que decidieron improvisar una nueva estrategia.

Momentos de tensión antes de las cargas policiales contra los manifestantes del sector agrario y transportista frente al Civitas Metropolitano.

Además de Guzmán y Hernández, entre los líderes de la concentración se encontraban los agitadores Alvise Pérez y Vito Quiles, la abogada negacionista Pilar Esquinas y el abogado y portavoz de Plataforma 6F Xavier Da Pena, el mismo que pagó la lona de Desokupa con una empresa oculta. Al ver que el sueño de la gran tractorada nacional hacía aguas, Alvise, acompañado de Quiles, decidió dirigir la marcha hacia la M-40 con intención de cortar la carretera.

Dado que todos los accesos a la autovía estaban bloqueados por el potente despliegue de furgonetas –las famosas lecheras– de la Policía Nacional, la turba, que iba a pie, decidió cruzar una calzada en obras en un descampado embarrado cerca de la entrada del estadio para poder acceder a la vía. La nefasta y peligrosa estrategia, que pilló a los mismos manifestantes por sorpresa, se saldó con una violenta carga policial que acabó con cinco personas heridas, una de las cuales tuvo que ser trasladada al hospital en ambulancia. Fue entonces cuando algunos manifestantes sugirieron que la revuelta, efectivamente, debía continuar en Ferraz.

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Pero ya era demasiado tarde. La mayoría de transportistas y agricultores, muchos mayores, no esperaban tal respuesta policial y decidieron subirse a los autobuses y a sus vehículos y no continuar. Eran las 19:00 de la tarde y la protesta del Metropolitano ya se había desinflado. Hacia la misma hora, el ambiente comenzaba a cargarse en el centro de Madrid, donde numerosos protestantes, muchos de ellos falangistas, comenzaban a agruparse frente a la sede del Partido Socialista.

Hacia las 20:00, mientras en el estadio del Atlético de Madrid ya no quedaba ni un alma, en Ferraz, los poco más de 200 manifestantes que llevaban varias horas concentrados en la calle comenzaron a corear cánticos contra el Gobierno, contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, contra la inmigración. Esperaban los refuerzos del campo para engrosar las filas de su protesta. Pero los agricultores y transportistas no llegaban.

La única pancarta en defensa de los agricultores de Ferraz la sostenía un grupo de ultras.

La única pancarta en defensa de los agricultores de Ferraz la sostenía un grupo de ultras. David G. Maciejewski E. E.

"¿Pero dónde están los malditos tractores?", clamaba un manifestante, indignado, hacia las 21:00 de la noche. Frente a la parroquia del Inmaculado Corazón sólo se veían banderas preconstitucionales, carlistas, falangistas y de Noviembre Nacional. Ni un sólo tractor. Ni una sola pancarta sostenida por la gente del campo.

Entre los asistentes de Ferraz, claro está, se encontraban los mismos protagonistas de las últimas movilizaciones contra el Gobierno: grupúsculos ultras que lanzaban petardos contra las autoridades, falangistas nostálgicos que evocaban la memoria de José Antonio Primo de Rivera, jóvenes que increpaban a los agentes nacionales al grito de "maricones", "cobardes" y "vendidos" y una pequeña colección de integrantes de grupos neonazis.

Un grupo de falangistas canta el 'Cara al sol' con los brazos en alto.

"Lo que quieren hacer es provocar una gran hambruna. Ya lo decía Bill Gates: hay que reducir la población. Por eso nos vacunaron y por eso están matando nuestro sector primario", denunciaba una mujer con una bandera franquista colgada al cuello. "Quieren destruir la agricultura, la pesca, llevarlo todo a terceros países y, desde el corredor Mediterráneo, traerlo todo desde Marruecos", continuaba otra manifestante mientras, de fondo, un grupo de dieciocho chavales, la mayoría veinteañeros, y entre los que se encontraba Isabel Peralta, comenzaron a levantar el brazo en alto y a corear: "Sieg Heil, Hitler tenía razón". Acto seguido, entonaron el Cara al sol.

El panorama era desolador para los convocantes de la concentración que anhelaban llevar las protestas agrarias al centro de la ciudad y berlanguiano para cualquier transeúnte que pasara por allí sin saber de qué iba el guion de la película. En Ferraz, claro está, no rugieron los motores de los tractores ni los tráilers de los camioneros bloquearon las calles. El pinchazo del llamamiento fue tan estrepitoso que hacia las 21:30 de la noche, la turba, que ya se había desgañitado ante la impasividad de la Policía Nacional, que sólo se puso los cascos pero ni amagó con tomar los escudos, decidió dispersarse sin armar jaleo. No hubo cargas policiales ni gases lacrimógenos, tal y como como ocurrió en la noche más dura de Ferraz

"Esto es una buena noticia", señala un agricultor e influencer que prefiere no desvelar su identidad. "No hay que seguir a esta gente, porque quiere politizar unas protestas que son legítimas y necesarias. Esto debe hacerse bien. No son las formas. Me da pena, porque están engañando a muy buena gente que se deja atrapar por este tipo de discursos. Claro que hay que cambiar las cosas y luchar contra este Gobierno, ¿pero de qué sirve colapsar Madrid cuando nuestro problema está en Bruselas? Así no vamos a ningún lado. Sólo dañan la imagen de nuestros agricultores".