Tras la detención de ocho varones por el presunto asesinato de dos guardias civiles en Barbate, de los cuales seis han sido enviados a prisión, los familiares han plantado cara a los medios de comunicación para reprocharles que hayan enseñado las caras de los presuntos asesinos.
El pasado viernes 11 de febrero murieron dos guardias civiles después de que fuesen arroyados por una narcolancha en Barbate. Uno de los fallecidos se llamaba David Pérez, tenía 43 años y era natural de Barcelona. Tenía dos hijas y estaba destinado en el Grupo de Acción Rápida (GAR), cuya base se encuentra en la Comandancia de la Guardia Civil de Navarra. El otro, Miguel Ángel González, era gaditano, de San Fernando, y tenía 39 años. Estaba destinado en los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de Algeciras.
"Tienen hijas que van a la escuela; les dicen que sus padres son asesinos y no son ningunos asesinos", repiten las mujeres de los sospechosos. El reproche vuelve una y otra vez a la misma cuestión: han enseñado las caras destapadas de los presuntos asesinos y los familiares pagan las consecuencias.
Al mismo tiempo, reiteran que son inocenes. "Cuando se dedican a esto saben a dónde van, saben a lo que se exponen: a que les cojan en una lancha ilegal y se lleven dos o tres años de cárcel, los que haga falta, pero un asesinato, si tú no lo has hecho, no lo puedes cumplir", señala una de las mujeres más afectadas a cámara, ante un notable número de micrófonos de prensa.
Después, alegan que existen unos vídeos en los que se demuestran la ausencia de los presuntos asesinos en el lugar de los hechos. "¡Esto no es justicia. Los que lo han hecho, que paguen, que no vuelvan a ver la luz del sol, pero ellos no!", exclaman.
Seis de los ocho detenidos, por su parte, han ingresado en la cárcel del Puerto de Santamaría. Los dos restantes se encuentran en libertad. Se trata de los pasajeros de la narcolancha pilotada por Kiko "El Cabra", vehículo que arrolló y mató a los dos guardias civiles.
"Tenéis los vídeos y la jueza no ha querido verlos", repiten las mujeres. También amenazan con salir a las calles para pedir la libertad de los presos, que, según ellas, son inocentes. El resto de reclamaciones se vuelven ininteligibles.