María Cuadrado está acostumbrada a que, de vez en cuando, algún medio de comunicación se interese por su currículum académico. No es para menos. Todo ocurrió en 2021 cuando la malagueña saltó a las portadas de los periódicos tras lograr la máxima nota en la prueba de Selectividad —un 14 sobre 14—. Ahora tiene 19 años. Cursa el Grado en Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga y su expediente sigue siendo impecable: 17 matrículas de honor en cinco semestres.
"¿Esto es sólo porque eres superdotada?", le arrojan a Cuadrado cuando verbaliza su insólita proeza. Y es que la joven estudiante de Fuengirola tiene un cociente intelectual (CI) de 150 —los rangos normales se encuentran entre 90 y 110—. "Pero a mí me cuesta mucho trabajo las cosas", señala algo irritada por los mensajes recibidos. "Es una cuestión de hincar codos. Estuve muchas horas estudiando para Selectividad y sigo invirtiendo mucho tiempo a día de hoy con la carrera. Me cuesta lo que hago. No soy Sheldon Cooper", expresa en conversación con este periódico.
Asegura que no le molesta que la gente se interese por ella por ser superdotada, pero afirma que con esas personas "no llego a tener una relación especialmente profunda. No suelen tratarte de igual, te tratan como si fueras algo distinto". También expresa que se ha cruzado con personas que no le dan la oportunidad de presentarse: "Déjame demostrarte que soy todo lo insoportable que dices que soy". "No quiero que me traten de una manera especial. Hago lo mismo que todos. Me gusta la gente que lo naturaliza y no le da más importancia de la que tiene", prosigue.
"A mí menos las matemáticas se me da bien todo", cuenta la joven mientras explica la diferencia entre tener altas capacidades y ser superdotado. Y es que ser lo segundo implica poseer ciertas aptitudes y habilidades verbales, numéricas, espaciales, lógicas o creativas. Y a Cuadrado la creatividad se le desborda: le gusta dibujar, se crea su propia ropa y es escritora. De momento tiene cuatro libros publicados, aunque en un futuro espera que sean muchos más. El último, Acuérdate de mañana, un poemario juvenil, salió el pasado 29 de enero.
Se define como una autora contemporánea con un ideal de amor clásico. Y es que su nuevo libro trata del primer amor no correspondido, que la autora vivió en sus propias carnes. "Me enamoré por primera vez a los 17 años, al empezar al universidad. Esto me hizo querer escribir en español —mis dos libros anteriores, Beyond (2020) y So long as I’m with (2021), están escritos en inglés— porque aquella persona sólo hablaba castellano. Pasó de mí. Y yo seguí escribiendo. Pensándolo bien, hasta tengo que estarle agradecida", revela la malagueña.
Y es que qué escritor no ha derramado sobre los folios el dolor que ocasiona un amor no correspondido. Gabriel García Márquez lo plasmó en El amor en los tiempos del cólera, Leon Tolstoi en Ana Karenina y Jane Austen en Orgullo y Prejuicio. Los grandes clásicos giran y girarán en torno a este sentimiento. El amor ha sido y es, como escribiera Lope de Vega, "la médula absorta de la poesía". Y es que ya lo dijo el dramaturgo español: "El amor fue el inventor de los poemas". Sin él no hubieran existido Bécquer, Lorca, Rafael Alberti, Mario Benedetti, Aleixandre ni Rubén Darío. Tampoco Dickinson, Pizarnik ni Baudelaire.
Así pues, Acuérdate de mañana, de la editorial Valparaíso Ediciones trata "ese primer amor platónico, idealizado en muchas ocasiones, puesto que realmente no se conoce al cien por cien a esa persona. Sientes que nunca vas a estar a la altura porque la idealizas. Como persona real nunca vas a estar a la altura de una idea ficticia que te has montado en la cabeza", expresa Cuadrado.
Con esto, la joven arroja que no suelen tomar en serio a los jóvenes que a tempranas edades quieren dedicarse a esta profesión. Lo vive, por ejemplo, en las ferias del libro: "Piensan que porque soy joven no lo voy a hacer bien". No obstante, asegura que existen otras personas que sí apuestan por las almas más joviales. "Mi editora creyó en mí desde que entré en contacto con la editorial. Apostó por mí y me dio trabajo como traductora", explica. Así fue como tradujo La noche más oscura, un libro sobre los últimos años de vida del poeta Edgar Allan Poe.
Todo es vocacional
Cuadrado comenzó a escribir con 15 años. Expresa que desde el primer momento sentía que había nacido para dedicarse a la literatura y asegura que fue "algo muy revelador". Su autor favorito es Stephen King. Le gusta Bécquer, Neruda y Cernuda. También escritoras como Raquel Lanseros, Loreto Sesma y Elvira Sastre. Por aquel entonces cursaba el Bachillerato de Ciencias. Al finalizar, la joven pensó en meterse en Medicina. Le gustaba la rama de la psicología y psiquiatría. Pero "quería estudiar un grado que me aportase algo a mí", cuenta.
"No sabes la de veces que me han preguntado, a raíz del 14 en Selectividad, por qué no decidí estudiar una ingeniería", cuenta. A la estudiante le fascinaban los idiomas. Eligió el Grado en Traducción e Interpretación. De momento, no ha podido optar a una beca, ya que "nunca cumplo con los requisitos". Tomó esta decisión puesto que "era lo que me gustaba dentro de que lo único que realmente me gusta hacer es escribir, esa es mi prioridad. Sólo busco un trabajo que me deje tiempo para escribir. Tengo muy clara cuál es mi vocación", concluye. Escribir, escribir y escribir.