En el Museo del Prado ya no hay "tullidos", "enanos" o una niña "monstrua": la revolución de las cartelas
Han sido cientos de horas de trabajo y varios departamentos involucrados en la eliminación de términos ofensivos en las cartelas de los cuadros del Prado. Así se hizo la operación limpieza en busca de la corrección.
27 febrero, 2024 01:38¿La reina María Tudor se sentiría insultada? Seguramente sí. ¿Poco agraciada? ¿Quién lo dice? Cada uno es libre de pensar si es más o menos hermosa, eso depende del gusto de cada cual. Lo que está claro es que los tiempos cambian, al igual que la sensibilidad de la gente; por ello las descripciones, en especial las de personas, deben hacerse con el mayor tacto posible y siempre desde el respeto. El Prado lo tiene claro: se suma a la revolución.
Siguiendo esta línea, el Museo Nacional del Prado, fundado en 1819, ha revisado las descripciones de sus 1.800 cartelas de cuadros y las 27.000 fichas de su base de datos. Los departamentos de documentación y colecciones han trabajado con el objetivo de adaptarse a los nuevos tiempos.
Tanto en la web como en los 41.995 metros cuadrados de recorrido del museo, los visitantes ya no encontrarán ninguna palabra peyorativa en las explicaciones y nombres de las obras. Los términos que se considerasen ofensivos y discriminatorios como "disminuido" o "enano" se han retirado para mejorar la experiencia de los visitantes y conseguir que nadie se sienta ofendido. Así se ha hecho. Los funcionarios y responsables de la "metamorfosis" se lo han explicado a EL ESPAÑOL.
El museo cuida tanto la preservación de las colecciones de sus cuadros como la manera en la que estas colecciones se presentan a los ciudadanos. Según explica Carlos Chaguaceda, director de comunicación del Museo Nacional del Prado, "los museos deben ser un escaparate más del avance social y deben explicar las cosas de una manera que nadie se sienta herido". La descripción de las obras se ha adaptado al contexto social y constitucional, y por ello se han presentado las explicaciones de una manera más atenta al paso del tiempo y a las sensibilidades ajenas.
[El Museo del Prado vuelve a abrir la noche del primer sábado de cada mes]
Cambios y esfuerzo
Para el coordinador general de conservación del Prado, Víctor Cageao, este trabajo es constante en el departamento que lidera, y ya llevan muchos años revisando y modificando las descripciones de las cartelas de los cuadros. No es algo nuevo. "Todo esto ahora está de moda debido a los cambios políticos que se han dado, con la modificación del artículo 49 de la Constitución, pero llevamos toda la vida revisando y mejorando la experiencia del visitante para que se sienta a gusto".
En total, de las 1.800 cartelas revisadas ya se han cambiado 45 del museo. El presupuesto exacto para dichas modificaciones no ha podido ser confirmado. "El verdadero coste es el esfuerzo", dice Chaguaceda director de comunicación de Coca-Cola España años atrás (2002-2014).
En la web, hay una gran cantidad de información sobre muchas obras y puede suceder que alguien encuentre una descripción de una pieza que incluya la palabra "tullido" u otro término que se considere ofensivo. Sin embargo, desde el museo alientan a la gente a comunicarse con ellos a través de los buzones de consultas y sugerencias, para corregir cualquier término que sea aceptado como incorrecto.
En su mayoría los cuadros que se han modificado han sido por contener términos como "enano", "loco", "discapacitado", por cuestiones de género o por atributos físicos de algunos personajes. Algunos de estos personajes pertenecen a obras como: "Las Meninas" de Velázquez (1656); "Bufón con libros" también de Velázquez (1640); "María Tudor" de Antonio Moro (1554) o "La extracción de la piedra de la locura" de Jan Sanders van Hemessen (1550-1555).
Para Víctor Cageao, "un cambio conlleva una nueva reflexión". Es decir, conceptos que parecen inofensivos pueden resultar de lo más hirientes para otros, y por ello la revisión de las descripciones debe hacerse desde todos los puntos de vista posibles.
Un cuadro que él mismo destaca es "La monstrua desnuda", ahora llamado "Eugenia Martínez Vallejo, desnuda" de Juan Carreño de Miranda (1680). Una obra cuyas descripciones han tenido que ser modificadas varias veces, bien por el nombre despectivo que tenía, calificando como "monstrua" a una niña de seis años, y también por la forma de describir su aspecto.
¿Qué opinan los más curiosos?
Gracias a los testimonios de los visitantes del Museo del Prado, este diario ha podido comprobar que no todo el mundo está de acuerdo con estos cambios. Las opiniones reflejan diversas perspectivas. Algunos visitantes defienden la preservación de la Historia tal como fue expresada en siglos pasados, argumentando que comprender la mentalidad de aquella época es esencial, mientras que otros abogan por la adaptación de términos considerados ofensivos en la actualidad, buscando una aproximación más respetuosa y actualizada.
"Para mí la forma de expresarse de siglos atrás también es Historia y no debe cambiarse. Por ejemplo, con la palabra "enano", el término enanismo creo que no debería ofender a nadie, ya que realmente es su condición", indica una visitante. "Se pierde un poco el sentido original del que le quiso dar el autor a la obra", remarca otro. "No me parece mal que se empiecen a tratar las cosas de otra manera", dice otra admiradora del Prado. "No son términos despectivos los que se han cambiado, veo innecesarias estas modificaciones, todo depende de la connotación que quiera dársela a la palabra", rebate otra. "Yo creo que sí hay que quitarlo porque hoy en día puede molestar a muchas personas y a lo mejor tiene otro tipo de connotaciones implícitas que pueden molestar a determinadas personas", afirma uno más.
La historiadora del arte, Carmen Catalá, no tiene la menor duda: "Personalmente, estoy de acuerdo y considero positivo dejar de utilizar el término 'minusválidos' u otros que puedan resultar ofensivos". También señala que es relevante la importancia de evitar descripciones basadas en la raza, como mencionar a una criada negra en contraste con no mencionar la presencia de una mujer blanca. "En mi opinión, estos ajustes son necesarios y bienvenidos", concluye.
La creación de cartelas
Las cartelas explicativas de obras con un valor incalculable son cruciales para contextualizar y comprender las pinturas. En la creación de nuevas cartelas han estado involucradas diversas unidades del Prado.
El primer paso en la creación de las cartelas ocurre en el Taller de Oficios del museo. Aquí, expertos artesanos trabajan en la confección de tablillas que servirán como soporte para las descripciones. La elección del material, muchas veces reutilizado de cartelas antiguas, y la forma de las tablas son consideraciones fundamentales para garantizar la durabilidad y estética de las cartelas.
Una vez que las tablillas están listas, la responsabilidad de elaborar las descripciones recae en los conservadores del museo. Este proceso implica la cuidadosa selección de palabras y la contextualización histórica de cada obra. Los conservadores se sumergen en investigaciones detalladas para ofrecer descripciones precisas y educativas.
Las descripciones elaboradas por los conservadores se incorporan a un sistema informático diseñado específicamente para la gestión de cartelas. Con las descripciones listas, el proceso culmina en el área de oficinas del museo, donde se lleva a cabo la impresión de las cartelas. Una vez finalizado el proceso son colocadas en las salas correspondientes. Dada la frecuente rotación de obras en el Museo del Prado, la Brigada de Obra de Arte juega un papel esencial en la sustitución o actualización constante de las cartelas.
El compromiso del museo
Más allá de los recientes cambios en las descripciones de las obras, el Museo del Prado ha implementado diversas medidas destinadas a fomentar la inclusión, tanto en materia de diversidad como con la accesibilidad en sus instalaciones.
Por un lado, como parte de sus esfuerzos para ampliar la representación del papel de la mujer, el Museo del Prado desde hace varios años ha intensificado la adquisición de obras realizadas por mujeres artistas. Este enfoque busca equilibrar la perspectiva de género en la colección y destacar la contribución femenina a la historia del arte, abordando así las disparidades de las épocas.
Además, desde 2016 el museo ha desarrollado el programa "Prado en Femenino", un espacio para la reinterpretación de obras desde una perspectiva de género. A través de esta iniciativa, la pinacoteca nacional ha revisado y revaluado interpretaciones pasadas, revelando nuevas capas de significado y desafiando estereotipos históricos.
Se han hecho relecturas de obras, mostrando cómo la interpretación de las mismas puede evolucionar y adaptarse a las sensibilidades contemporáneas. El coordinador de conservación del Prado, Víctor Cageao, pone un ejemplo: si en un retrato una dama aparece llorando, "en interpretaciones previas, se sugirió que sus lágrimas podrían deberse posiblemente a desdichas amorosas, cuando en realidad podía simplemente estar mal del estómago".
El Museo del Prado se embarca en una labor colaborativa para transformar las cartelas de sus obras, eliminando términos superfluos u ofensivos en un esfuerzo por reflejar los valores contemporáneos de inclusión y respeto.
Parece que este proceso comenzó hace unos meses por el reciente cambio en el artículo 49 de la Constitución, pero nada más lejos de la realidad.
Este trabajo de revisión y cambios ha sido continuo desde hace muchos años por el equipo de conservación. Un equipo formado entre 25 y 30 personas. Se apoya en la participación de diversas unidades del museo y recibe el respaldo tanto de expertos como de visitantes. Más allá de una simple actualización lingüística, estas modificaciones evidencian el compromiso del museo con la experiencia positiva, en todos los sentidos, de sus visitantes.
Paula Robledano, autora del reportaje, es alumna de la primera promoción 2023-2024 del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL/UCJC.