Paco tiene una certeza del 100% de que su querido hijo, David, murió con 29 años por culpa de una negligencia médica. Tanto es así que de haber hecho algo tan básico como consultar su historial clínico con antecedentes de trombofilia y haberle suministrado heparina se habría salvado. Pero ningún médico lo hizo y el Tribunal Superior de Justicia de Murcia reconoce que hubo mala praxis, pero con una letra pequeña que supone un mazazo para Paco: "Nos dan la razón en un 35% que son las posibilidades que la jueza considera que mi hijo tenía de sobrevivir, pero en realidad nunca le dieron ese tanto por ciento de oportunidad de luchar por su vida".
Este fallo se lo han notificado a Paco en la víspera de este martes 19 de marzo: Día del Padre. En la práctica, eso supone recortar nada menos que un 65% la responsabilidad patrimonial que debe pagar el Servicio Murciano de Salud, de modo que la indemnización que le corresponde a la familia se reduce de 245.739 euros a 81.251 euros. "Es una sentencia injusta y una victoria agria para toda la familia", reflexiona este mercadero jubilado.
- ¿Piensa presentar algún recurso?
- Paco: Todo nuestro enfado no es por la indemnización, sino por el maltrato que se ha cometido. La jueza nos ningunea. Hemos solicitado una aclaración de la sentencia y si hace falta presentaremos un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, incluso iremos al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo. Esto no lo hacemos por el dinero, esto lo hacemos como homenaje a David porque lo que le hacen a él, nos los hacen a nosotros y con esta sentencia ningunean a todos sus familiares.
Pepita rompe a llorar al escuchar a su marido, Paco, porque recuerda la cadena de fallos que cometieron en el Centro de Salud de Sangonera la Seca, en el Hospital Virgen de la Arrixaca y en el 112, cobrándose la vida de David: un veinteañero que solo ocho meses antes había cumplido su sueño de inaugurar una confitería en Murcia, junto a su hermana, Noemí, y su hermano, Fran. "A mí no me importa el dinero, a mí me habría valido con que los médicos me hubiesen pedido disculpas por la muerte de mi hijo", subraya Pepita, todavía vestida de luto riguroso.
"Cuando la gente comete un error y te pide perdón, eso te alivia, pero a mi hijo lo han tratado como si fuese un perro". El matrimonio concede una entrevista a EL ESPAÑOL para dar a conocer la sentencia por la muerte de su hijo y anunciar que mantendrán su batalla legal hasta lograr un fallo acorde al trágico final que sufrió David. A este joven, de 29 años, le dieron el alta por Covid, el viernes 9 de julio de 2021, y seis días después falleció. En su momento, se informó de su deceso como el paciente más joven de la Región de Murcia que murió por la pandemia, pero lo cierto es que perdió la vida por una trombosis que pasó inadvertida por mala praxis médica.
En la demanda que presentó la familia de David, a través de Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente, sostienen que se cometió una negligencia triple desde que el 24 de junio este veinteañero informó a su médico de cabecera de que había tenido un contacto estrecho con un empleado de su confitería que tenía coronavirus.
Así lo expone el letrado en su escrito que dio pie a este proceso judicial contra el Servicio Murciano de Salud: "Se aprecian tres actos médicos contrarios a la lex artis y a protocolos que tuvieron un nexo causal directo con la muerte del paciente. Cuando David se contagió de Covid-19 ya existían evidencias de que esta enfermedad era una situación de gran riesgo trombótico y su médico de atención primaria debería haberle indicado la profilaxis antitrombótica".
Pero su doctora en el Centro de Salud de Sangonera la Seca no lo hizo. A pesar de que en el historial médico de David consta que sufrió episodios de trombosis venosa profunda desde 2017, un ingreso hospitalario, estuvo tomando anticoagulantes durante dos años para tratar su trombofilia, se le hizo un seguimiento durante tres años en La Arrixaca y tenía indicado que se le administrara profilaxis antitrombótica en situaciones de riesgo. "Su médico le prescribió permanecer en reposo en casa y no salir de su cuarto por el Covid", según recuerda indignado su padre.
Tal medida es el caldo de cultivo perfecto para generar un trombo porque a este tipo de pacientes siempre se les recomienda que se muevan. El segundo error mortal que se cometió con este veinteañero, se produjo tres días después de que su médico de cabecera le diese el alta por coronavirus. David comenzó a sufrir molestias respiratorias, se sentía cansado y fue al servicio de urgencias del hospital, pero no le hicieron ni una simple analítica.
"Cuando el 12 de julio de 2021 acudió a urgencias del Hospital Virgen de la Arrixaca, con dolos a la inspiración, no le realizaron las pruebas mínimas necesarias, ni los análisis ni los estudios radiológicos que hubieran diagnosticado el tromboembolismo pulmonar que indicaba la sintomatología que presentaba. Tampoco le pautaron la profilaxis antitrombótica indicada por su situación de riesgo, lo que condujo a la trombosis de la pierna y el tromboembolismo pulmonar masivo que ocasionó su fallecimiento", tal y como concluye la demanda.
Durante seis días el coágulo de sangre creció en una vena sin control. La guinda al despropósito llegó la madrugada del jueves 15 de julio, cuando David entró al cuarto de sus padres con el muslo de la pierna derecha hinchado. Paco llamó a la 1.30 horas al 112, pero la ambulancia no llegó hasta las 2.45 y encima movilizaron una no asistencial. Es decir, no tenía médicos, ni enfermeros, ni un simple auxiliar, solo un chófer, a pesar de que su padre alertó de los antecedentes de trombofilia de su hijo.
Cuando este veinteañero llegó a La Arrixaca, tampoco avisaron a la unidad de cuidados intensivos, hasta que entró en parada cardiorrespiratoria y murió. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia da la razón a la familia de David en dos de las tres negligencias médicas que exponen, ya que no reconoce el retraso de la ambulancia, pero la clave del fallo por el que Paco y Pepita se sienten "pisoteados" está en las páginas 26 y 27.
En concreto, cuando la magistrada no descarta que aún habiéndole administrado heparina, David también podría haber fallecido: "Llegados a este punto, hemos de concluir que ha habido una perdida de oportunidad, de modo que el mal funcionamiento del servicio podría haber influido en el resultado lesivo, existiendo dudas sobre si el resultado habría sido otro, en el caso de haberse pautado un tratamiento de profilaxis antitrombótica, ante las circunstancias del paciente (...)".
"En definitiva, es posible afirmar que la actuación médica privó al paciente de determinadas expectativas de curación que deben ser indemnizadas, pero reduciendo el montante de la indemnización, en razón de la probabilidad de que el daño se hubiera producido igualmente, de haberse actuado diligentemente (...)".
Ignacio Martínez, abogado de los padres de David, confirma que ya ha solicitado una aclaración de la sentencia al Tribunal Superior de Justicia: "La juez aminora la responsabilidad del Servicio Murciano de Salud en un 65%, en función de la inseguridad que aprecia en las posibilidades que David tenía de sobrevivir, lo cual no tiene fundamento porque en 2017 ya sufrió un episodio de trombosis y se recuperó con el tratamiento adecuado".
El letrado de la Asociación del Defensor del Paciente muestra su sorpresa por está reducción de la indemnización en base a dos argumentos. El primero: "Los propios peritos del Servicio Murciano de Salud admiten que en caso de haberle suministrado heparina, David tenía un 92,8% de posibilidades de salir adelante". Y el segundo: "Esta reducción es contraria a la doctrina del propio Tribunal Superior de Justicia de Murcia, según la cual, constatada una asistencia negligente en urgencias, se ha de indemnizar con el 100%".
En esta historia de porcentajes todos hacen sus cuentas, incluida Noemí, la hermana de David: "La jueza considera que la pérdida de mi hermano solo me duele un 35%". Durante estos tres años de litigio, esta familia ha vivido momentos muy duros, como la decisión de la doctora de pedir al coordinador del Centro de Salud de Sangonera la Seca que les cambiasen de médico de cabecera. "Nos dijo que era ella la que se sentía incómoda teniéndonos como pacientes", recuerda Noemí.
"Tuvo una conducta altiva, chulesca y provocativa hacia nosotros. En la segunda sesión del juicio pidió a la jueza que nos echasen de la sala cuando le tocó declarar", ejemplifica este joven, a la que le duele recordar que su hermano se ha perdido momentos familiares trascendentales como el nacimiento de su hijo. "El duelo por la muerte de David nunca termina para nosotros", sentencia Paco, el cabeza de familia. "La falta de un hijo la notas cada día. Muchas veces he comparado la muerte de mi hijo con la amputación de una extremidad de mi cuerpo".
- ¿Cómo es el Día del Padre en su casa desde que le arrebataron a David por una negligencia médica?
- Paco: Ya no encuentro el motivo para la celebración de esta fecha. La sensación de que se cometió una injusticia con mi hijo, David, nunca desaparece, incluso ahora se ha agravado porque esperábamos que en la sentencia se reconociese que cometieron un fallo. Sin embargo, esta sentencia nos genera más rabia porque admite que los médicos se equivocaron y ahora se equivocan a conciencia, unos profesionales que tienen en la mano la ley y no la aplican. Esta sentencia no es una equivocación, es un fallo a conciencia. ¿Qué Justicia es esta que solo nos da la razón en un 35%?