Las personas tras los motes de los asesinos y delincuentes más famosos: El Piojo, El Chicle...
Muchos criminales tienen un apodo por motivos de seguridad y, a veces, también de vanidad.
29 marzo, 2024 08:30Quizá el nombre de José Enrique Abuín le suene a más de uno lejanamente familiar. Pero seguro que, si se menciona a El Chicle, le viene a la cabeza de inmediato la cara del detenido por el secuestro y asesinato de la joven madrileña Diana Quer. Lo mismo sucede con otros apodos como El Piojo, El Lute, Chucky o La Pantoja, entre otros. Y es que, hay algunos delincuentes que nacen con el sobrenombre puesto y otros se lo ganan por la cara o por alguna fechoría memorable. En cualquiera de los casos, lo que desconocemos la mayoría es el origen de estos.
En este sentido, a veces los motes de los delincuentes se los ponen sus amigos, la gente del barrio; otras veces son los policías que los persiguen, ya sea por motivos de seguridad y, a veces, también de vanidad. Algunos alias que acompañan al nombre oficial de muchos delincuentes se merecen un premio Grammy por su originalidad.
La televisión, el cine y los dibujos animados son fuente de inspiración para muchos motes de los criminales. Este es el caso de La Pantoja, que era como llamaban sus amigos y algunos enemigos a Petrovic Murolov. La Pantoja murió por una ráfaga de ametralladora en las calles de Madrid hace 20 años. Había nacido en Bulgaria y llevaba mala vida hasta que sus compinches le ajustaron las cuentas. Lo rebautizaron así a principios de siglo XXI, en los años de los escándalos de Marbella, la tonadillera y el alcalde.
Otro de los casos que más sonó en la televisión es el de Jack el Destripador, el asesino que mutiló, desfiguró y extrajo órganos de los cuerpos de cinco prostitutas en el barrio londinense de Whitechapel en 1888. Nunca fue detenido. Así, La Madonna era un ladrón que cada vez que era detenido cantaba con mucha soltura sus delitos y los nombres de sus cómplices.
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Otro de los motes más conocidos es el de Mortadelo. El personaje creado por Francisco Ibáñez, ha dado nombre al menos a tres delincuentes distintos. El primero fue un etarra, Ignacio Echeverría, acusado de seis asesinatos. También llamaban Mortadelo a un joven de 23 años que se hacía pasar por vigilante de seguridad en Rodalies en Barcelona. Antes, durante la pandemia del covid, había fingido ser enfermero y neurocirujano. El tercer Mortadelo del mundo del crimen fue un madrileño amante de los disfraces y atracador de farmacias.
Asimismo, no hay ladrón que se precie que no tenga un apodo. Casi siempre se lo ponen en el barrio. El más famoso, Jonathan Moñiz, El Piojo para sus colegas y los policías que lo han perseguido durante años, la última vez cuando se fugó de la cárcel de Valdemoro. Le pusieron piojo por lo escurridizo y lo difícil que es atraparlo.
En este sentido, también existen algunos motes pocos respetuosos. El Teletubbie, de ojos tan saltones como el muñeco. El Troll, otro de los clásicos de la delincuencia madrileña, no es muy agraciado físicamente. Más delicado sería investigar el motivo del apodo del que fue uno de los mayores ladrones de ganado en España, el Follaburras.
El Filete es un fino delincuente que esperaba a que cerraran los centros comerciales para colarse y robar cajas fuertes. Por el contrario, El Toci (El Tocino) tenía problemas de peso de adolescente. Hoy es un cotizado piloto en el mundo del hampa aunque no tiene carné de conducir. Se ha rebautizado como el Fernando Alonso de los aluniceros y cuelga videos en TikTok. Cabezanabo y Trespelos eran calvos, El Ronquillo tenía una traqueotomía, El Plátano estaba muy bien dotado y Congrio, era un tipo francamente feo.
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Asimismo, el deporte también es otra de las fuentes de inspiración para los apodos de los criminales. Desde Fittipaldi, hábil conductor y compañero de generación de El Vaquilla y el Torete, hasta Los Kubalas, uno de los clanes de delincuentes quinquis de la nacional bautizado así por la pasión de uno de ellos por el exjugador del Barça y exseleccionador de fútbol. Otro de los casos muy nombrados en la prensa fue el del doctor Eufemiano Fuentes que le llamaban Asterix, porque hacía las "pociones mágicas" para sus clientes, es decir, ofrecía dopaje a los deportistas.
El Chicle
No obstante, al margen de todos estos ejemplos también hay algunos cuyo origen es un tanto dudoso, como el caso de 'El Chicle'. "En realidad era conocido como Chiclé, porque fue mecánico", declaró a 'El Progreso' de Lugo una vecina de Rianxo, convencida de que, al olvidar la tilde en la ficha policial, alguien convirtió en goma de mascar esa palabra que designa la pieza del motor que regula el paso del combustible al carburador.
El periodista de sucesos Manuel Marlasca, jefe de investigación de La Sexta TV, afirmó en cambio que de pequeño, a causa de sus prominentes dientes delanteros parecía que masticaba en vez de hablar.
Asimismo, aún hay una tercera teoría, que recuerda que 'chicle', en el argot criminal, significa 'chivato'. Así lo apunta Juan Carlos Delgado, más conocido como 'El Pera', delincuente juvenil primero, asesor de conducción evasiva de la Policía después y hoy colaborador en diversos medios de comunicación.
El historial de Abuín podría corroborar esta hipótesis: en 2007 le pillaron con 19 kilos de cocaína y para defenderse delató a sus cómplices, lo que le valió la expulsión del clan de Os Fanchos.