La botella más cara del mundo ya la pueden disfrutar los 'mortales': cómo comprarla por 35 €

España es, sin lugar a dudas, una tierra de vinos mundialmente conocida. Con una diversidad geográfica que abarca desde las montañas del norte hasta las soleadas costas del sur, el país ofrece una amplia gama de vinos que reflejan su historia, cultura y clima único. Desde los robustos tintos de La Rioja, hasta los blancos de Rías Baixas, pasando por los rosados de Navarra e incluso los espumosos cavas de Cataluña, España ofrece una experiencia vinícola para todo tipo de paladares y, sobre todo, bolsillos. De hecho, en la bodega AurumRed podemos encontrar desde el vino más caro del mundo que alcanza los 25.000 euros y hasta incluso una gama por solo 35 euros. 

El vino más caro del mundo del que hablamos es de la bodega AurumRed, ubicado en Las Pedroñeras (Cuenca), cuyo único propietario es Hilario García. Esta bodega cuenta con 4 series distintas de vino (Gold Series, Silver Series, AurumRed Rama y Elegance) y la más cara de ellas es la primera, cuyo valor no deja de aumentar debido a las elevadas ofertas que hay encima de la mesa por adquirirla.

Además de estos vinos hay que añadir uno blanco más económico, el AurumRed White de 35 euros, "para que todo el mundo pueda acceder a un AurumRed". De esta serie, hace 3.000 botellas al año y sólo las vende en su web en packs de 6 unidades. Como los vinos de las demás gamas, este tiene una característica que lo hace especial. En función de hacia dónde se gire la copa, el caldo sabrá de una manera u otra. 

Vino AurumRed Serie White.

Si lo giramos hacia la derecha, el vino blanco sabe más fuerte, más seco, más cercano a un Rueda, por ejemplo. Si lo giramos hacia la izquierda emanan las notas afrutadas destinadas a las personas que les guste uno más dulce. Además, es un vino que, sin usar elementos químicos, su producto no se avinagra una vez abierto, sino que mejora su sabor según pasan los meses y los años.

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No obstante, y como hemos mencionado anteriormente, la bodega de Hilario García tiene vinos para todos los gustos y preferencias. 

En primer lugar, el vino más caro del mundo, el Aurumred Gold que cuesta 25.000 euros. La variedad autóctona es tempranillo y en la descripción de la página web oficial de compra podemos leer que es una "producción única limitada a 300 botellas al año, obtenidas de vides de más de 100 años". Vende 150 a clientes selectos y guarda las otras 150 para tenerlas y venderlas en años posteriores a sus propios clientes cuando las necesiten. Estas particularidades han provocado que el precio inicial de la botella, a la venta desde mediados de 2020, fuera de 340.000 euros en una subasta, aunque ahora ha aumentado gracias las ofertas recibidas.

Asimismo, dispone de otras 3 gamas. La Serie Plata son 1.250 euros y se elaboran un máximo de 6.000 botellas al año de las cuales salen al mercado 3.000. Por su parte, el espumoso, que es un Elegance, cuesta 242 euros la botella y se producen 500 unidades. Y por último, el AurumRed Rama que actualmente tiene un precio de 231 euros.

El origen de la bodega

Hilario García, el que fue durante años asesor de empresas, decidió dar un vuelco en su vida en 2004 tras un problema grave de salud que le dejó postrado en cama y le hizo recurrir a técnicas de ozono. El tratamiento parece que funcionó e Hilario volvió a caminar. Tal fue su curiosidad por los métodos que le devolvieron la "vida" que comenzó a estudiarlos y aprenderlos de la mano del doctor Ángel Portela, de la clínica Ruber de Madrid –ya fallecido–.

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Atrás quedaron aquellos años como asesor fiscal y decidió comenzar a investigar las propiedades de esta sustancia. De hecho, se inició con un pequeño laboratorio con el fin de investigar y desarrollar las aplicaciones médicas del ozono para diferentes patologías.

Sin embargo, su investigación con el ozono no quedó ahí, sino que a Hilario García se le ocurrió aplicar la ozonoterapia en animales, primero, y en plantas, después. Por ejemplo, en el caso vegetal, la primera prueba fue en unas cebollas. Con el mismo tamaño que una normal, conseguió que tuviera un 25% más de peso, un sabor más intenso y sin usar químicos.

Entonces, el siguiente paso que el bodeguero dio, tras haber tenido éxito con la cebolla, tenía que ver con la vid, con la uva… con el vino, en última instancia. Era el momento de probar el ozono en estas plantas. Así pues, fue en 2009 cuando decidió utilizar el ozono en viñedos de 124 años, herencia de la familia de su mujer, para tratar de conseguir vinos sanos y equilibrados.