Para María (nombre ficticio), de 13 años, su plan de fin de semana usualmente consiste en quedar con sus amigos para beber. "Quedamos en casa de alguien cuando no están sus padres, pedimos alcohol y ponemos música", asegura. En España, el alcohol es la droga más consumida y aceptada por la sociedad. De hecho, la edad media para empezar a consumir alcohol ha bajado por primera vez del umbral de los 14 años, concretamente a los 13,9, según la última encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias (Estudes).
"Entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, las drogas con mayor prevalencia de consumo en el último año son el alcohol (73,6%), el tabaco (27,7%) y el cannabis (21,8%)", reza el texto. En comparación con los resultados de 2021, el consumo de alcohol ha incrementado y también ha bajado la edad en la que se empieza a consumir.
Detrás de estas cifras se esconden las historias de cientos de jóvenes. "Cuando quedamos para hacer botellón solemos comprar tinto de verano o cervezas en algún chino del barrio donde no nos pidan el DNI. Y si estamos en una casa, solemos pedir la botella más barata que haya a domicilio", asegura María, que está convencida de que existe para ellos un fácil acceso al alcohol: "El que quiere beber, bebe. No es complicado conseguirlo".
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David explica que todos han empezado a beber y a fumar porque los demás lo hacen. "Muchos pensábamos que nunca beberíamos ni fumaríamos, pero luego sigues al resto y casi todos acabamos haciendo lo mismo. Al final, te acaba gustando y bebes porque te apetece de verdad, pero al principio no sabes lo que es y lo haces por seguir a tus amigos", cuenta.
Tiene 15 años y una cuenta de Glovo en su móvil con la que sus padres le dejan pedir comida a domicilio cuando ellos no están. "Usualmente, pedimos alcohol por ahí cuando quedamos en una casa. Es más fácil", asegura.
El funcionamiento es sencillo. Cuando David se registró en la app, puso que tenía 18 años, y, aunque cada vez que pide alcohol a través de la aplicación Glovo le envía un mensaje en el que le pide que certifique que es mayor de edad y que se comprometa a demostrarlo si le piden hacerlo, le basta con darle a aceptar.
El truco
Desde la app aseguran que "para registrarse en Glovo, el usuario tiene que ser mayor de 18 años. Adicionalmente, antes de realizar un pedido que contenga alcohol, el usuario hace una declaración responsable adicional, confirmando de nuevo que es mayor de 18 años. En pedidos que contienen alcohol, además, se solicita la acreditación mediante el documento de identidad", explica un portavoz de la compañía.
Por su parte, el delegado sindical de UGT en Glovo, Fernando García, que ha sido también rider, explica que muchas veces ha pedido el DNI cuando la aplicación se lo ha indicado. "El problema es que muchos clientes piden que les dejes el pedido en la puerta o que lo mandes directamente por el ascensor", asegura. Así, en gran parte de los pedidos el repartidor no puede ver la cara del cliente y mucho menos pedirle su documento de identidad. Y eso, cuando el trajín diario no les impide hacer más averiguaciones: "A veces vas con tanta prisa que no te paras a pensar si realmente es mayor de edad la persona a la que das el pedido o no", afirma.
"Entre los estudiantes de entre 14 y 18 años, el 75,9% ha consumido alcohol alguna vez en la vida (73,9% en 2021), el 73,6% lo ha hecho en los últimos 12 meses (70,5% en 2021), el 56,6% en los últimos 30 días (53,6% en 2021) y el 1,5% diariamente en los últimos 30 días (1,1% en 2021)", asegura el estudio de Estudes, en donde se concluye que las borracheras aumentan según lo hace la edad. Pasan del 19,5% en los alumnos de 14 años y llegan hasta el 59,8% a los 18 años, y son más frecuentes entre las chicas el 45,1%) que en los chicos (el 39,3%).
Después del colegio, un grupo de 20 adolescentes se reúne en un parque para dar inicio al fin de semana. Uniformados todos con las zapatillas de moda y el chándal reglamentario del colegio, escuchan reguetón y trap a través de un altavoz. Bajan al parque tantos como pueden y resisten hasta la noche, las diez o las once: la fiesta se acaba cuando los padres los llaman para subir a casa. Hablan de redes sociales, de famosos, de lo que ven en televisión y de sus ligues.
Quedan para ir a comprar alcohol y caminan todos juntos hasta el parque. No paran hasta encontrar el lugar perfecto. Allí, empiezan a consumir tabaco y cervezas. Muchos han probado su primera copa con trece o incluso con doce años. Ahora, con quince, lo tienen normalizado, y beben con regularidad al menos una o dos veces por semana. Prefieren la cerveza: "Es más barata, cuesta un euro en la tienda del barrio", dice David. En estas tiendas no les piden el DNI. Suelen beber entre varios, para repartir los gastos. "Casi todos con 13 años ya habíamos probado alguna vez el alcohol. Sobre todo en los pueblos. Es donde se empieza. Allí te juntas con gente más mayor y haces lo que hacen ellos. Luego traes aquí lo de allí, y tus amigos también empiezan a beber", dice Álex mientras da un trago a su cerveza.