Sarah Gómez, una menor de 14 años identificada con sobredotación intelectual, siempre ha sido precoz en todo. Con nueve meses ya caminaba perfectamente gracias a su temprano desarrollo psicomotriz. Al año, ya charlaba "como una cotorra", explica a EL ESPAÑOL Paula Martínez, su madre. Ahora, a nivel académico, está a dos meses de concluir cuarto de la E.S.O., un curso que se acaba con 16 años.
El motivo de ello es que la joven, a lo largo de su vida escolar, ha flexibilizado en dos ocasiones. O lo que es lo mismo, le han adelantado dos veces de curso. Académicamente, dice Paula Martínez (Valladolid, 1974), "siempre le ha ido muy bien". Ello se traduce en que en septiembre comenzará el Bachillerato, previsiblemente de Ciencias, "el que está centrado en investigación y excelencia, como su hermano mayor, Daniel, quien también tiene sobredotación intelectual".
Pero el problema surge cuando sus padres, en un intento de beneficiar su "desarrollo personal y académico", deciden inscribirle en la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Valladolid para conseguir un título oficial de inglés. No se les permite hacerlo debido a la edad de Sarah.
La normativa que se le aplica al centro a este respecto es clara. "Para acceder a las enseñanzas de idiomas en todos los niveles será requisito imprescindible tener dieciséis años cumplidos en el año en que se comiencen los estudios", dicta el Real Decreto por el que se rigen las EOI. Pero su madre quiere que se tenga en cuenta su "excepcional situación".
"Entendemos que existen unas normas lógicas que no queremos que se quiten, pero sí que se flexibilicen", explica su madre. Parece algo comprensible, sobre todo teniendo en cuenta que a la joven Sarah sí se le permitiría estudiar cualquiera de los otros idiomas que ofrece la escuela.
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La dirección provincial se niega
"La normativa vigente no contempla ningún tipo de excepción con respecto a la edad de admisión establecida y, en este sentido, no cumple los requisitos para participar en el proceso de admisión para cursar los estudios de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas". Esta es la respuesta que ha recibido la familia Gómez Martínez de la directora provincial de Educación, María Agustina García Muñoz.
La notificación terminaba con el apunte que ellos ya conocen: que Sarah puede estudiar el resto de idiomas impartidos en Valladolid, como alemán, chino, francés, italiano o portugués. Pero para estos padres, eso no es suficiente.
En un intento desesperado, el pasado 8 de abril, Paula Martínez y David Gómez, padres de la joven, redactaron una carta a la Consejera de Educación de Castilla y León, sin éxito.
"Apelamos a su comprensión y consideración para otorgar una excepción a la edad mínima de admisión en este caso particular. Creemos firmemente que esta oportunidad sería un paso significativo en el camino educativo de nuestra hija", explicaban los padres en su escrito.
Sin embargo, existen otros casos como el de Sarah en España en el que la respuesta de las autoridades competentes no ha sido la misma. En el caso de Aragón, hay alumnos en la EOI menores de 16 años estudiando el identificado como su primer idioma en la ESO. Allí, al contrario que en Castilla y León, sí se tiene la excepcionalidad de los casos.
"Si a mi hija la Junta le permite hacer una doble flexibilización, será porque cuando salga de 4º de la ESO tendrá el mismo nivel que sus compañeros, ¿no?", se pregunta Paula. Se trata de toda una incoherencia, y no consigue explicarse cómo es posible que la autoridad educativa que le permite cubrir la necesidad educativa de su hija en el instituto no le permita acceder a sus estudios reglados de idioma.
Un plazo que se acaba
La cuenta atrás ya ha empezado hasta el día 6 de mayo. Tan sólo quedan 10 días para que plazo de matriculación en la Escuela Oficial de Idiomas termine. Aunque cuentan con una bala en la recámara, en forma de plazo extraordinario entre julio y septiembre, Paula se muestra pesimista.
"Las autoridades han sido muy taxativas en la contestación del registro… y parece que frente a situación no hay posibilidad", contesta resignada Paula. Y es que, de mantenerse así la situación, ella y su marido se verán obligados a buscar una academia privada para su hija.
"Claro que barajamos esta opción. Llegados a este punto es difícil que pueda acceder, y al final no nos va a quedar otra. Tengamos los recursos que tengamos, las familias siempre priorizamos la educación de nuestros hijos, pero no es justo", lamenta.
Aunque diferentes asociaciones de Altas Capacidades piden que el acceso a estas instituciones sea por curso y no por edad, y aunque Paula se acoge a ello, se trata de una lucha que la familia ha realizado por individual.
"No nos hemos juntado con la Asociación de Castilla y León de Altas Capacidades (ACYLAC), pero es una lucha que teníamos que hacer. Es una lucha necesaria, y aunque no beneficie a Sarah, miramos ya de cara al futuro", expresa Paula, que seguirá peleando para que, si su hija no lo consigue, por lo menos "los que vengan detrás tengan el camino abierto".