Javier Tourón es una eminencia que lleva investigando más de 30 años a las personas con altas capacidades y los sistemas educativos que fomentan un desarrollo óptimo del talento de cada uno. El problema es que la escuela puede volverse una tortura cuando te obligan sistemáticamente a calzarte con un zapato que te queda pequeño.
Javier es catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación y doctor en Ciencias de la Educación y Ciencias Biológicas. Catedrático emérito de la Universidad Internacional de La Rioja-UNIR, en la que fue vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo, Past-President del European Council for High Ability, miembro del National Advisory Board del Center for Talented Youth (CTY), profesor de la Universidad de Navarra durante 36 años, conferencista, investigador, escritor y consultor de revistas de prestigio internacional y autor de obras propias.
Una carrera que no tiene atisbos de llegar a una meta, una vida reflejada en más de 200 trabajos y miles de aportaciones sobre un campo bastante desconocido para unos, descuidado para otros.
Por acontecimientos "fortuitos" pasó de las aguas de la biología pesquera a las profundidades de la Pedagogía Diferencial, cultivando el estudio distintivo de las necesidades educativas que afloran de las mismas, con el objetivo de una producción óptima de las estrategias instructivas.
Dentro de este tipo de investigación, de corte empírico-experimental, su núcleo se encuentra en las altas capacidades, atendiendo a la "capacidad" como la variable que determina los modos de aprendizaje de cada uno. Por ello, pretender que todas las personas tengan el mismo tratamiento educativo "es poco creíble".
Parafraseando al psicólogo Julián Stanley, "no quería meterme en esto, pero desde que lo hice mis días no han vuelto a ser los mismos", y a Tourón le sucedió algo por el estilo. "Comencé con un pequeño trabajo de investigación y a partir de entonces me dediqué monográficamente a estudiar los temas relativos a las personas con altas capacidades y sus implicaciones en el sistema escolar. Así empecé a tejer una red de contactos con los investigadores más importantes en todo el mundo en este campo".
'The gifted'
Para explicar lo que son las personas con altas capacidades el doctor resalta la importancia de evitar el término de "superdotado". La terminología original, que viene del inglés —gifted— se refiere a dotados, a la dotación. Este concepto no es más que ser excepcional en algo, por lo que se tendría que tratar como adjetivo. Por ejemplo, 'un pianista dotado'.
El problema viene cuando se utiliza como sustantivo, pues "no hay personas que son y otras que no son, sino que las personas tienen un potencial, una capacidad, una dotación que las permitirá determinados tipos de logros en función de una serie de circunstancias y cualidades. La superdotación no es un estado del ser".
Las altas capacidades no son un cromosoma de oro que solo algunos tienen, no son una condición que se pueda determinar con un número. El listón no es una variable dicotómica. Cuando se habla de capacidad se manifiesta una realidad multidimensional que considera rasgos intelectuales, físicos, aptitudes de la personalidad…
[El método de Miguel Ángel Funes, el psicólogo superdotado que detecta altas capacidades]
Hay que ver a la alta capacidad como un proceso de desarrollo, en el que se perfecciona y aumenta el talento. En una carrera ganan unos pocos, pero todos son corredores. Lo mismo pasa con las personas, todos tenemos diferentes grados y cada uno lo utiliza según el uso que haga de su libertad personal. "No hay nadie igual".
Retomando las definiciones clásicas y de prestigio, Tourón considera acertada a la que los precisa como "personas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente, o competencias que lo sitúan en torno al 10% de un grupo de personas que les sean comparables".
Aun así, referencia la importancia de los factores no intelectivos para configurar una trayectoria de éxito. La "práctica deliberada, el trabajo duro, la voluntad..." son muy importantes en el desarrollo de aquellos más capaces. "Las personas de alta capacidad son aquellas con un potencial que han de convertir en logro, que tienen unas aptitudes que han de convertir en competencia, que tienen una dotación que tienen que conformar en talento", explica el experto.
Realidades que se interpretan
"Hay que huir de las etiquetas", afirma contundente el pedagogo. Las etiquetas siempre son una actitud intelectual superficial para liquidar un problema antes que analizar una realidad, aunque desde el punto de vista educativo "es bastante poco recomendable".
A su parecer, las personas debemos tener un razonamiento comprensivo de nosotros mismos y de aquellas dimensiones que son relevantes para nuestra educación y desarrollo. Con los clichés pasa algo parecido, ya que crean una imagen o una especie de mito que no se corresponde con la realidad y que no permite ayudar a las personas.
En vez de etiquetar o prejuzgar sin conocimiento, Tourón propone analizar las características diferenciales de cada uno, no solo en el plano cognitivo, también las habilidades psicosociales y los catalizadores interpersonales así como los valores propios.
"Existen docenas de características con las que se describe a las personas con altas capacidades, y sirven para hacer un retrato robot, pero luego cada una de ellas incorpora esas características en función de su forma de ser, de su personalidad", explica el experto.
Sería bastante "reduccionista" envolver a aquellos con una dotación superior si solo se los observa por su capacidad intelectual. Los ámbitos artísticos y físicos contemplan un funcionamiento primordial en el estudio de la inteligencia.
El catedrático lo resume majestuosamente en una referencia cinematográfica bastante específica: "¿Cuántos Billie Eliot se habrán quedado por el camino?", probablemente demasiados.
Esta sencilla pregunta refleja la importancia y la necesidad de fomentar las ayudas o la creación de sistemas que potencien a los que tengan esas dotaciones. "Cuando el entorno es adverso la capacidad puede no florecer, pero en cualquier caso siempre se puede potenciar".
Si el agua hierve a cien grados, el intelecto de una persona no lo hace a 130 de cociente intelectual, no existe ningún punto que determine el talento. Por ello es tan importante que se entienda a la capacidad como una cuestión de grado, solo que hay grados mayores y menores.
De hecho, existen casos en las personas con "menor número", que han llegado bastante más lejos que otros con "mayor CI", pero que no tienen esa "tenacidad, perseverancia o habilidad" para resolver los problemas. Esas "soft skill", que el catedrático asegura que "de suaves, nada". "Reducir una realidad tan compleja a un número es darle la espalda a la educación y a la investigación".
Métodos y educación
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las personas de alta dotación en el sistema social, específicamente en la escuela, — que es lugar donde pasan los niños tanto tiempo— es que no están "identificados": "Si no están identificados no pueden estar bien atendidos, y los que si lo estén, puede que no estén bien atendidos ".
La eminencia siempre ha mantenido que las escuelas deberían evaluar periódicamente a sus alumnos en aquellas variables que son relevantes de cara a su desarrollo personal, a su aprendizaje, a su formación intelectual.
Para conseguir estos objetivos, Javier plantea que se lleve a cabo el establecimiento de las aptitudes diferenciales de los estudiantes, y posteriormente realizar una evaluación de las dimensiones psicosociales, para finalmente determinar "qué es lo que saben los alumnos para enseñarles solo lo que no saben".
Partiendo de que no todos tenemos la misma capacidad, "pretender una escuela donde todos los niños reciban la misma enseñanza a la misma velocidad, significa una escuela organizada en función de la edad y no en función de la capacidad, no le sirve a casi nadie. Los niños que tienen dificultades de aprendizaje nunca llegarán a lo que el profesor explica, y los que tengan mayor facilidad también estarán perdiendo el tiempo, su interés y su motivación porque lo que explican, ya lo saben", declara.
¿Cuál es la respuesta a estos problemas? Tourón sugiere una escuela que promueva el aprendizaje personalizado. "La escuela no puede seguir siendo analógica en un mundo digital. Si se utilizan las estrategias didácticas y los recursos digitales y tecnológicos adecuados, la escuela podría caminar en la senda del progreso académico. No es tratar de conseguir solo una educación para los dotados, si no conseguir una educación de calidad para todos".
Educación, motor de conocimiento
El sistema educativo español tiene "un problema" para detectar a sus alumnos más capaces, ya que no hay procesos sistemáticos para llevar a cabo la detección. Tampoco hay interés en basar la escuela en la capacidad o competencia, más que en la edad. "Si no, estaremos invirtiendo recursos para unos resultados muy pobres, y para las personas más dotadas será totalmente insuficiente, de manera que muchos Billie Eliot se quedarán en el camino".
Tourón es toda una eminencia en el sector educativo, y tiene bastante claro como definir el campo en el que se desenvuelve: "La educación es un proceso de gradual responsabilización de seres libres. Es el proceso por el que uno llega a ser lo que es. Es decir, llegar al desarrollo óptimo de uno mismo para poder prestar mejor servicio en el entorno en el que nos desarrollamos".
España es un país con una legislación en la que detección de las necesidades de los estudiantes es objeto de atención preferente, aunque la realidad es muy distinta, pues "el 90% de los alumnos están sin identificar, incumpliendo la ley de manera sistemática"."El talento es el capital social más importante de un país. Un país que ignora el desarrollo del talento es un país que acabará colonizado por otro. Que nuestros universitarios se tengan que ir a investigar fuera es un ejemplo claro de desprecio del talento".