Reyes Molina, la única mujer que cincela la Catedral de Murcia como los canteros medievales
Esta mujer (Lorca, 1979) es una de las últimas canteras en activo en la Región de Murcia: "Solo los jóvenes se extrañan cuando me ven en la obra".
14 mayo, 2024 02:21Cuando uno mira a la fachada principal de la Catedral de Murcia, lo primero que ve es el cartel del andamio que la recubre: 17 plataformas en las que se trabaja en rejuvenecer el edificio más icónico y turístico de la Capital del Segura. Y en lo más alto de la estructura, a más de cincuenta metros de altura, donde los pequeños detalles son inapreciables desde abajo, una mujer se esfuerza en recrear todos los detalles de cada pieza de piedra. Ella es María Reyes Molina Manzanares (Lorca, 1979): una de las últimas canteras que hay en activo en la Región de Murcia.
Reyes Molina es un caso excepcional: se trata de una de las pocas mujeres que trabaja en un ámbito profesional en el que la mayoría de sus compañeros son hombres. De hecho, es la única cantera que trabaja en las obras de restauración de la Catedral. "Nunca he tenido ninguna mala experiencia por ser mujer", subraya tajante a EL ESPAÑOL. "Quizá ha sido solo la experiencia que yo he tenido, pero las nuevas generaciones son los que más se extrañan cuando me ven en la obra".
La cantera coge el cincel, y cuidadosamente, va dándole forma, con precisión matemática, al bisel de una parte de los jarrones del tejado de la Catedral. Es solo una pequeña pieza de las decenas que le quedan por tallar para culminar la restauración de la Catedral, pero le dedica el mismo esfuerzo que si estuviera tallando una escultura de oro. En su pericia al manejar las máquinas se desprende la destreza de esta lorquina. Y en su inagotable sonrisa, delata una pasión arrolladora por su trabajo.
- ¿En qué consiste el trabajo de la cantería?
- Reyes Molina: Soy el nexo que une la albañilería con la restauración, yo estoy ahí en medio. En mi ámbito laboral, en la cantería, tenemos que ser un poco todoterreno, porque lo mismo tienes que hacer el pie de una imagen que un trozo de cornisa.
Te tiene que gustar estar aquí, eso es cierto, porque al final es un trabajo en el que estás a la intemperie. Pero yo soy una enamorada de mi trabajo, lo que siempre me ha movido es arreglar las cosas: la restauración es darle valor otra vez a aquello que está perdiéndolo, esa es la parte que me emociona, doy una segunda vida a las piezas.
Esta lorquina lleva cuatro semanas trabajando con la empresa Orthem, del Grupo Hozono Global, en la restauración de los elementos de piedra de la Catedral de Murcia. Lo que más destaca de esta profesional es el entusiasmo que desprende al hablar sobre su oficio, del que asegura "estar enamorada". Sin embargo, el inicio de su trayectoria laboral está ligado al trabajo con la madera.
Reyes Molina se formó en una escuela taller con la idea de trabajar como artesana con la madera. No obstante, el terremoto de Lorca de 2011 trajo consigo un incremento en la demanda de mano de obra, para restaurar elementos de piedra, a causa de los graves daños que sufrió la Ciudad del Sol. Ese fue su comienzo en la cantería: tras obtener un título de Formación Profesional. "Di el salto del trabajo artesano a las obras".
Desde entonces, ha formado parte de restauraciones tan destacables como la del Castillo de Belmonte, en Cuenca, y la de la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol de Madrid. A pesar de este brillante currículum, reconoce que su mentalidad se basa en "tener los pies en la tierra". "Nunca he tenido grandes aspiraciones profesionales. Puedo parecer presuntuosa, pero lo cierto es que si he tenido la suerte de poner mi mano en lugares así, es porque la vida me lo ha regalado".
- ¿Cree que hay futuro en la cantería?
- Reyes Molina: No conozco a niños fuera de mi familia que digan: 'Yo quiero continuar con este trabajo'. No hay relevo generacional, no les resulta atractivo, cuando yo creo que es todo lo contrario. No sé qué es lo que falla. Aunque creo que con los títulos de Formación Profesional se está intentando resolver eso, algo que considero que es un acierto.
Este trabajo se perdió porque tampoco hay obras de este tipo en construcción, solo nos queda la Sagrada Familia en Barcelona. Pero para la restauración sí que podría haber mucho futuro. En España tenemos un patrimonio muy amplio, así que creo que hay cabida para más mano de obra. Pero no hay gente que se incorpore a este sector profesional.
Pasión desde la infancia
El caso de Reyes Molina se vuelve aún más excepcional cuando relata su infancia. A Reyes se le ilumina el rostro -ya de por sí brillante cuando habla de su trabajo- al recordar a su abuela: "Desde chica, mi abuela me ponía a arreglar cosas, de ahí me viene el darle una segunda vida a todo".
"Mi madre trabajaba fuera y mi padre nos hacía la comida. Mi abuela era la típica que tiene a la nieta al lado, y si había que arreglar cualquier cosa, me ponía a ayudarla", recuerda con nostalgia. Reyes relata que viene de una familia de clase trabajadora, en la que siempre le inculcaron el valor del trabajo. Por eso, reconoce que desde pequeña le gustaba trabajar con sus manos. Y quizá por eso, dos de sus tres hermanas también se dedican a trabajar con la piedra.
Como salta a la vista, Reyes Molina derrocha entusiasmo. Cuando camina por los andamios, no puede evitar detenerse una y otra vez para mostrar al periodista y al fotógrafo de EL ESPAÑOL pequeños detalles sobre las piezas en las que está trabajando. Algo que a veces realiza desafiando el vértigo. Sobre todo cuando está en lo alto de la planta 17 de la imponente estructura de andamios que ahora preside la Catedral de la capital del Segura.
"El vértigo nunca ha sido un problema, siempre me ha encantado hacer rápel, escalada, 'espeleo'…". No obstante, confiesa entre risas mientras camina con soltura por el piso 16 -donde las personas que pasean por las calles parecen hormiguitas-, que las atracciones de feria "le dan respeto".
Bajando por las estrechas escaleras, ya cerca del suelo, Reyes se detiene para subrayar un punto que considera fundamental: "Me gustaría hacer hincapié en que ojalá la gente joven pudiera ver lo fantástico que es este trabajo", puntualiza, sin perder la esperanza de que su oficio no se extinga y encuentre relevo generacional.