Una llamada de teléfono anónima alertó en marzo al sacerdote Manuel Gómez Tavira, vicario episcopal para la vida consagrada de la Diócesis de Vitoria y quien trataba con las monjas clarisas de Belorado. "Fue un hombre. Me dijo que al Monasterio de Belorado estaba entrando gente rara. La gente rara ya sabemos quiénes son", cuenta a EL ESPAÑOL este páter de origen andaluz. "Y ya, sólo ha hecho falta juntar una cosa con otra", advierte. Precisamente, ayer, el líder de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, Pablo de Rojas Sánchez-Franco, se atrincheró con las monjas clarisas de Belorado (Burgos), quienes han decidido salirse de la Iglesia de Roma y quedar bajo su jurisdicción.
El detonante de la ruptura de las monjas clarisas de Belorado y Orduña con la Santa Sede fue la compra del Monasterio de Orduña, abortada por sus propietarias, las monjas clarisas de Vitoria. Fuentes de la Diócesis de Vitoria confirman a EL ESPAÑOL que su comprador, anónimo, y que alguien ajeno a la Iglesia Católica, era la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. Iba a pagar 1,2 millones de euros por el monasterio, la joya de la corona para una secta.
Para el culto, actualmente solo tienen capillas privadas y semiprivadas, además de espacios de reunión en distintos lugares que luego consagran. Luego, poseen varios pisos en un edificio catalogado BIC en la Gran Vía de Bilbao, donde tienen su sede central. Tienen, además, un palacete art déco de los años 30 en Palencia, donde se ubica el seminario de la Pía Unión de San Pablo Apóstol para vocaciones adultas, "comprado únicamente para esta finalidad", según han contado en sus redes sociales. Vinculados con la secta del Palmar de Troya, se financian como ellos: a través de donaciones de benefactores.
La Pía Unión Sancti Pauli Apostoli tiene fuertes nexos con la Fundación Maestro Ávila, una entidad opaca fundada en 2009 y asentada en Arguiñano (Navarra) en la región de Estella Oriental, en la provincia de Vizcaya. Todos los sacerdotes de la secta, incluido su obispo Pablo de Rojas, fueron pupilos de su fundador, Jesús Alfaro Rivero. De hecho, fue en un viaje conjunto a Alemania acompañados por Alfaro cuando decidieron romper con la Santa Sede y acogerse a los dictados católicos previos al Concilio Vaticano II.
Si el obispo Pablo de Rojas fue excomulgado en 2019, su mentor, Jesús Alfaro, lo fue en 2008. Fue ordenado sacerdote en 1994 y 14 años después fue expulsado de la Iglesia por el obispo de Cuenca, quien promulgó un decreto según el cual había "incurrido en Excomunión Latae Sententiae a tenor del canon 1364". Había radicalizado sus posturas hasta el sedevacantismo, es decir, que el trono de Pedro está vacante desde Juan XXIII. Intentó ser, además, fundador de un seminario propio y de alguna congregación.
En 2010 se asentó en Navarra y la Fundación trató de adquirir, por 2,5 millones de euros, el sanatorio de Agramonte, en pleno Moncayo, para rehabilitarlo y convertirlo tanto en centro sociosanitario como un centro de estudios e investigación. El Ayuntamiento de Tarazona (Zaragoza) finalmente dio marcha atrás y paralizó la operación, precisamente, por el oscurantismo que rodeaba a la entidad.
La Fundación
En internet no aparece ni una sola reseña de actividad, ni siquiera web oficial. Nada en absoluto, más allá de su acta fundacional, publicada en el BOE. En ella figuran los titulares de la misma: Jesús Alfaro Rivero y Camilo Menéndez Piñar (nieto de Blas Piñar), además de Inmaculada Lupión.
En ese lugar recaló el futuro obispo Pablo de Rojas García-Franco. Lo recoge la web de la Pía Unión: "fue su mano derecha, además de su secretario personal, liturgo, superior de la Casa de Formación que abrió en Vizcaya, y uno de sus mejores alumnos". Como Casa de Formación... y como colegio.
En 2013, el periódico Naiz se hizo eco de que, desde que se implantaran en Arguiñano, en la zona estaban celebrándose actos fascistas, y que al lugar se había mudado "Camilo Menéndez Piñar, padre de siete hijos que están escolarizados en el centro que la Fundación Maestro Ávila tiene en Argiñano". Y en paralelo, la Fundación comenzó a adquirir inmuebles y terrenos por la zona.
A este respecto, el Ayuntamiento de Guesálaz, de quien depende Arguiñano, dio cuenta en un pleno en 2016 que el Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Educación había realizado un informe técnico de la inspección solicitada por el propio consistorio navarro. Fue "a petición del Concejo de Arguiñano" y versaba "sobre la legalidad o no del centro educativo existente en Arguiñano, en la Fundación Maestro Ávila". El informe estableció que (los niños) "no se pueden considerar escolarizados conforme a la legislación vigente" y que por ello, "se ha solicitado informe a la Sección de Protección de la familia del Gobierno de Navarra".
EL ESPAÑOL ha requerido información al respecto al Ayuntamiento de Guesálaz, sin haber recibido respuesta. Sí se ha pronunciado la Archidiócesis de Navarra y Tudela, responsables de la pequeña Iglesia de San Martín, la única de Arguiñano. "Su sede está en Arguiñano, efectivamente. Quien encabeza la Fundación fue excomulgado hace lo menos 20 años. La Iglesia no tiene ningún cauce de comunicación con ellos. Tienen su centro, y sus casas. Trabajan y viven allí, y nadie sabe a qué se dedican".
Que el Monasterio de Orduña cayese en manos de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli sería un sueño para Pablo de Rojas. En sus redes sociales celebra cada visita que efectúa a otro obispo sedevacantista, monseñor Roux, del Domaine de Marie-Reine (Francia), cuya abadía la ocupan unas monjas carmelitas.
Con todos estos datos, la operación urbanística del monasterio de Orduña no sorprende en absoluto. Sobre cómo contactaron con las Clarisas de Belorado, es un misterio, aunque fuentes de toda solvencia han detallado que fue "a través de una de las 16 monjas de la congregación", y que el desembarco ha llevado su tiempo, hasta hacer que renuncien a Roma... al menos, la abadesa, la única que rubricó su escrito, arriesgándose todas a ser excomulgadas.
Operación compra
Con las clarisas de Vitoria habían firmado en 2020 un acuerdo de compraventa de Monasterio de Orduña, a 38 kilómetros de Bilbao, por un total de 1,2 millones de euros. En aquel acto las monjas burgalesas aportaron 100.000 euros y se comprometieron a comenzar a pagar 75.000 euros cada seis meses a los dos años. Poseedoras además de un primer monasterio, el de Belorado, y de un segundo, en Derio, que se encuentra cerrado, confiaban vender el de Derio para pagar el de Orduña. Y para vender el de Derio necesitaban el permiso de la Santa Sede, que nunca pidieron. Este trámite no era necesario para que las clarisas de Vitoria les vendieran el de Orduña, pues se trataba de una operación entre congregaciones que no implicaba una desacralización.
Al cerrar la operación, se mudaron inmediatamente al de Orduña, ocupando tanto el de Belorado como el de Orduña. "Eso fue al principio de la pandemia". El primer pago de 75.000 euros debía realizarse el 1 de noviembre de 2022, pero no hicieron jamás ninguno. "Las clarisas de Vitoria no les exigieron nunca nada, por lo que queda claro que no les mueve el dinero", precisa el sacerdote Manuel Gómez Tavira, quien abunda que al día siguiente de recibir la llamada anónima, sor Isabel, la abadesa de Belorado, le escribe un correo a la abadesa de las clarisas de Vitoria.
"Le cuenta que ha encontrado a un benefactor, a través de una de las 15 hermanas de la congregación, que va a poner los 1,2 millones de euros para culminar la venta. Pero que ese benefactor va a poner el monasterio de Orduña a su nombre, y que luego firmarían entre ellos un acuerdo de cesión para que las monjas permanecieran allí". A la abadesa de las clarisas de Vitoria "le coge a contramano, porque le decía además sor Isabel que aquello había que cerrarlo esa misma semana", detalla el páter.
Fue entonces cuando la abadesa de Vitoria le llama para contárselo. "Y yo había recibido la llamada anónima el día anterior. Solo tuve que juntar una cosa con otra", advierte. Fue, además, "el silencio" lo que confirmó que era la iglesia del excomulgado Pablo de Rojas quien estaba detrás, alguien "ajeno a la Iglesia Católica". "Al saltar las dudas, y preguntarles, no las aclaraban".
Manuel Gómez Tavira advierte que sor Isabel no quiso recibirle ni al obispo de Vitoria ni a él mismo. "Fui yo quien le preguntó a sor Sión que quién era el benefactor, y me dijeron que no sabían nada. Manifestamos que estábamos muy preocupados por la actitud de la abadesa, y el obispo les dice que hay rumores" de que estaba entrando gente rara en el Monasterio. "Pensábamos que era gente de Marcel Lefebvre (otra corriente religiosa opuesta al Concilio Vaticano II)".
Fue ahí también cuando reconocieron que estaban recibiendo visitas continuas de un tal padre José, que era el secretario de Pablo de Rojas, quien también había ido al monasterio en tres ocasiones. "Ante esto, la abadesa de las clarisas de Vitoria las convocó ante el notario y rescindió el contrato de compraventa por impago de los 75.000 euros", a abonar cada seis meses desde octubre de 2022, y que nunca pagaron.
"A día de hoy estamos completamente seguros de que el benefactor anónimo es la Pía Unión. Nos gustaría saber de dónde vienen esos 1,2 millones de euros para comprar el monasterio, porque es mucho dinero", advierte el sacerdote.
El mismo día en el que se atrincheró con las monjas el obispo Pablo de Rojas, una de las monjas clarisas decidió abandonar el monasterio y refugiarse en el de las clarisas de Castil de Lences, también en Burgos. Hace dos, EL ESPAÑOL preguntó a las clarisas de Belorado si la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, o alguien relacionado, podrían ser quienes iban a comprar el monasterio de Orduña. La sencilla cuestión no ha sido respondida.