Antonio Caro reconstruyendo un pezón.

Antonio Caro reconstruyendo un pezón. Cedida

Reportajes

Antonio Caro, el sevillano campeón del mundo de reconstrucción de pezones: "Siempre fui un artista"

Uno de sus principales objetivos es dar a conocer esta posibilidad para aquellas mujeres que han sufrido cáncer de mama.

7 junio, 2024 02:24

Cuando dijeron su nombre al anunciar el ganador, Antonio Caro no se lo creía. Llegado a Róterdam desde Lebrija (Sevilla), su ciudad natal, a sus 33 años jamás imaginó que sería el campeón del mundo de micropigmentación en la categoría de reconstrucción de pezón-areola. Por sus manos han pasado decenas de mujeres que han sufrido un cáncer de mama y que, tras someterse a las agujas del eminente artista plástico, pueden llegar a mirar su cuerpo desnudo otra vez.

Ahora, Caro continúa desarrollando su trabajo en su propia clínica de la localidad sevillana, a la par que presta sus servicios en un hospital público. Su historia comenzó en 2013, cuando estudió un curso privado de higiénico-sanitario que le permitió realizar tatuajes y micropigmentación. Tras años trabajando en el sector y mediante un proceso de acreditación, adquirió la máxima cualificación profesional.

Mucho antes, con 18 años, ya había comenzado a tatuar: "Yo siempre fui por la rama de artes. En ese momento, estudiaba un módulo medio de vaciado de moldes y preproducciones. Siempre fui un poco artista, desde que nací", cuenta el protagonista de esta hazaña. De pequeño, "la única asignatura que aprobaba casi era Plástica".

Una vez aprobado el módulo superior de escultura que estudió en Sevilla, en la misma academia le ofrecieron colaborar con ellos. Allí, él enseñaba micropigmentación, lo que luego le convertiría en un referente a nivel mundial. Su andadura en el sector le llevó a presentarse al Congreso Hispanoamericano de Micropigmentación que se celebró en 2017, en Madrid.

Compatibilizar estudios y trabajo, un problema

"Me presenté a varias categorías de reconstrucción mediante micropigmentación y quedé finalista en todas. Gané el primer premio de areola y de cejas en una alopecia total masculina", rememora Caro. En aquel tiempo, ya había dado el salto para estudiar la carrera de Bellas Artes. "Era totalmente presencial y la sacaba muy pelado, de 5, además de que seguía trabajando en la academia. Al ganar en el Congreso de Madrid, me llamaron algunos cirujanos plásticos de Sevilla y empecé a trabajar con el equipo del doctor Sevilla, con el que sigo actualmente", se explaya este artista plástico.

El lebrijano en su consulta.

El lebrijano en su consulta. Cedida

Finalmente, Caro decidió dejar la carrera de Bellas Artes a un lado. Su desempeño profesional le obligaba a viajar constantemente y apenas tenía tiempo para estudiar. Del estrés, un día sufrió una subida de tensión. "Hace más de dos años que me dedico únicamente a la reconstrucción mediante micropigmentación en mi clínica de Lebrija, porque estar de un lado para otro también me empezó a cansar a medida que cumplía años", cuenta el mismo Caro.

De esta forma, su devenir profesional le ha llevado a dedicarse a la reconstrucción de cejas, ojos, labios, reparación de cicatrices y quemaduras y areolas de pezones.

El mejor del mundo

Su incursión a nivel internacional llegó hace poco, justo cuando decidió presentar al campeonato mundial, una cita a la que siempre había querido ir, pero para la que tenía que estar muy preparado debida a la alta cualificación e los competidores y el desembolso económico que supone. “Yo nunca había hecho un viaje de más de una hora y media en avión, porque me dan pánico, pero superé ese desafío y me planté en Róterdam”, explicita.

En la ciudad neerlandesa conoció a otros tantos competidores llegados desde España. Hicieron un pequeño grupito y juntos esperaron el veredicto. “Cuando dijeron el nombre del tercero, que pensaba que iba a ser yo, me llevé un chasco. En el segundo tampoco estaba, y el primero creía que era imposible, pero no. En cuanto lo dijeron, empecé a llorar de la alegría y la emoción”, recuerda con felicidad aquel momento.

Caro siempre pensó que su trabajo debía tener más visibilidad que la actual: “Es tan necesario para tantas mujeres… Son ellas las que sufren depresiones por cómo queda su cuerpo tras una reconstrucción de mama, y los hombres ni siquiera podemos hacernos una idea de lo que sufren”, comenta al respecto.

De hecho, el artista plástico ha conocido testimonios de mujeres que han llegado a tapar los espejos de sus casas para no verse reflejados en ellos. Gracias a haber conseguido el galardón y la presencia de Caro en la prensa, muchas mujeres están conociendo esta posibilidad de tener un pezón mediante micropigmentación.

WhatsApp Image 2024-06-06 at 18.52.54

WhatsApp Image 2024-06-06 at 18.52.54

La micropigmentación como solución idónea Al fin y al cabo, la micropigmentación es similar a un tatuaje en el que cambia la profundidad de la piel y los pigmentos de la tinta que se introduce. “Las pieles suelen estar muy machacadas de las radios y las quimios, o muy estiradas con extensores si hay prótesis. Por eso, los pigmentos utilizados en la micropigmentación están preparados para que el sistema linfático pueda irlos absorbiendo”, explica. Se trata de un tratamiento más superficial, ubicado en la capa basal, entre

la epidermis y la dermis, que puede durar entre dos y cinco años, dependiendo de la propia piel. “Si la areola es más rosa, con poca cantidad de color, seguramente el pigmento se degrade más rápido, pero a una persona con más carga de marrón puede durarle hasta media década”, establece el propio Caro. No solo se dedica a eso. Este especialista en micropigmentación también reconstruye cejas. En cambio, en el caso de la areola es donde menos dinero gana.

“Un tratamiento de cejas, en dos sesiones, puede ser unos 250 euros siguiendo la técnica de pelo natural. En la areola, si es una mama unilateral el coste está entre los 300 y 350 euros; y si es completa, bilateral, entre los 500 y 550 euros”, cifra este lebrijano.

Además, Caro trabaja en un hospital a porcentaje también reconstruyendo areolas. “Esto que hago, en realidad, no está pagado en la vida con dinero. Es tal la gratificación que siento, esos abrazos que te dan las mujeres al finalizar, tantas cosas bonitas que experimento haciéndolo, que no hace falta que lo valore con dinero. Yo he conseguido que mujeres que llevaban 10 años sin mirarse desnudas al espejo, ahora lo puedan hacer. Puedo asegurar que eso no tiene precio”, concluye un Caro orgulloso de sí mismo.