Abarán

Dani afirma que quiere redimirse porque necesita pasar página y "empezar de cero" en su vida porque en agosto nacerá su cuarto hijo. "El daño que haya causado lo voy a reparar", tal y como asegura Daniel Molina en una entrevista que concede a EL ESPAÑOL, tres meses después de haber sido arrestado en Bucarest por la Policía Nacional y la Guardia Civil, siendo calificado por las Fuerzas de Seguridad como uno de los ciberdelincuentes más activos del país, con 300 denuncias a sus espaldas y capaz de mover 10 millones de euros a través de cientos de cuentas bancarias.

"Mis problemas me llevaron a salirme del camino bueno al camino equivocado", reflexiona Daniel Molina, sentado en el salón de un humilde piso ubicado en una céntrica calle de Abarán: el pueblo murciano que se levanta a orillas del río Segura y que en 1995 vio nacer a un zagal que años después demostraría tener un talento innato con los ordenadores.

"Me gustaba la informática y desde muy jovencito, con 13 o 14 años, aprendí ciertos conocimientos", tal y como admite Dani, bajo la atenta mirada de su abogado, José Luis López Cano, mientras que en otra habitación se escucha a su pareja tratando de calmar el llanto desconsolado del más pequeño de sus hijos. "Mis padres me regalaron un ordenador de sobremesa y me empezó a llamar la atención cómo meterme en programas, cómo aprender a reparar los equipos informáticos...".

Por el pueblo se corrió la voz de que este adolescente -mediocentro de la cantera del Abarán- era habilidoso con la pelota y con el teclado: "La gente me pedía que le reparase el ordenador". Y unos años después era capaz de bucear por la deep web: la Internet profunda donde se esconde el peor contenido de la Red, bajo capas de anonimato que facilitan el acceso a la compra de armas, a la fabricación de una bomba, la contratación de un sicario, pasaportes falsos, tráfico de órganos...

"Con 22 o 23 años comencé a escuchar hablar de la Internet profunda, pero ahí se veían cosas muy feas que no le recomiendo a nadie y pasé de ese mundo. Google es como un iceberg, solo ves la punta, todo lo demás no lo ves porque está debajo", advierte este veinteañero.

El abogado José Luis López Cano, este lunes, reunido con su cliente el ciberdelincuente Daniel Molina, repasando las diligencias judiciales. Badía

- ¿Por qué comenzó a realizar ciberestafas?

- Daniel Molina: Empecé a juntarme con malas compañías a los 22 años y arrastraba problemas psicológicos de la infancia que se vieron agudizados con las drogas porque empecé a tontear con las sustancias. A partir de ahí surgieron esas ideas. Pero lo gordo lo hice durante la pandemia porque no tenía dinero para consumir.

Este joven que con solo 29 años ya es padre de una familia numerosa, sostiene que su dependencia a la cocaína le empujó a buscar el dinero fácil. "Empecé a publicitarme en páginas de anuncios para reparar ordenadores y cobraba sin prestar el servicio", tal y como resume sobre su primer delito. "No quise estafar a nadie".

EL ESPAÑOL ha hablado con el Grupo de Delitos Tecnológicos de Navarra donde comenzaron a investigar a Daniel, en agosto de 2021, después de recibir de una tacada catorce denuncias por suplantar perfiles de móviles corporativos. "Encontró una vulnerabilidad en la seguridad de líneas de telefonía de empresa y suplantó perfiles de WhatsApp, escribiendo a los contactos [de empleados] para que le prestasen dinero, mediante pagos de 250 euros por Bizum o trasferencia bancaria", según explica una fuente de esa unidad en la Comunidad foral.

"Estaba encartado en distintas estafas porque era muy activo y variaba de modus operandi", remarca el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía de Navarra. "Llamaba a gente haciéndose pasar por asesor de una entidad bancaria y les convencía para invertir dinero en cuentas a las que él tenía acceso". Además, usó supuestamente el método del 'hijo en apuros': remitía mensajes haciéndose pasar por los hijos de sus víctimas, para solicitarles dinero para una emergencia. 

"También explotaba las vulnerabilidades de la aplicación de un banco: hacía una operación de compra de valores y cancelaba la orden porque se dio cuenta de que la aplicación estaba mal programa, de forma que le devolvían el doble del dinero que había destinado a esa operación", tal y como sigue ejemplificando la citada fuente. "En una tarde se levantó 80.000 euros". La Policía Nacional tardó tres años en localizar a Dani en un barrio humilde de Bucarest, tirando del hilo de su foto porque aparecía vinculada a decenas de cuentas bancarias con los datos de otras personas.

Operativo de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que se ha saldado con la detención de Daniel Molina en Rumanía.

"Tenía 100 o 150 cuentas bancarias porque le intervinimos 55 carnés de identidad cuando le detuvimos en Rumanía". El Grupo de Delitos Tecnológicos sopesa tres posibles métodos "de arrastre" empleados supuestamente por Daniel, para "pescar el DNI" de otras personas sin hacerles sospechar que eran víctimas de una estafa. El primero: "Publicar anuncios en Wallapop de productos tecnológicos en venta, a un precio muy económico, para pedir el carné de identidad a los compradores potenciales".

El segundo: "Anuncios de alquileres de piso, en portales como Idealista, con una mensualidad baja, exigiendo el carné para demostrar solvencia económica y reservar una visita al inmueble". Y el tercer método para obtener datos personales de terceros: "Colocar ofertas de trabajo en InfoJobs, con condiciones muy atractivas, como por ejemplo, mozo de supermercado, con un sueldo de 2.800 euros al mes por 6 horas de jornada, de forma que la gente enviaba su currículum con todos sus datos para hacerse con el puesto".

Daniel solo se dejó un cabo suelto en su presunta estrategia. "Creaba cuentas bancarias on line, con los datos de otras personas, pero siempre usaba una foto suya para validar la cuenta". En la 'Operación Kalinka-Tirano' que desarrolló la Policía Nacional y la Guardia Civil también cayeron otras 4 personas en Murcia, Málaga, Alicante y Tenerife: "Eran sus mulas, movían el dinero entre cuentas bancarias para dificultar su trazabilidad a la hora de investigar. También invertían en criptomonedas".

El crack de la informática lo niega. Daniel sostiene que no huyó de Abarán a Bucarest junto a su pareja de nacionalidad rumana, para seguir perpetrando las ciberestafas por las que le arrestaron: "En abril de 2022 estaba de vacaciones en Rumanía, mi tercer hijo nació allí y no me dejaban salir del país por problemas burocráticos". De hecho, este veinteañero asegura que se puso a trabajar como repartidor de Glovo y contrajo matrimonio para desbloquear la situación administrativa. "Me casé en Rumanía para buscar la forma de inscribirlo en el Registro Civil".

Imágenes del operativo de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que arrestó a Daniel Molina en Rumanía.

- ¿Cómo es posible que le atribuyan haber sido denunciado por estafa 300 veces en todo el territorio nacional?

- Daniel Molina: Gran parte de esas denuncias que me atribuye la Policía se debe a que me han usurpado mi identidad para realizar esas estafas. Estamos intentando averiguar quién ha sido. Mi DNI ha sido distribuido por un canal de Telegram donde hay miles de personas.

El abogado José Luis López Cano, encargado de la defensa de este veinteañero, interrumpe la entrevista con EL ESPAÑOL para matizar la situación legal de Daniel: "En la actualidad, en los juzgados solo hay tramitadas unas 30 denuncias que se corresponden con 10 causas judiciales abiertas de Pamplona, Valencia, Málaga, Madrid y Alicante". El letrado añade que "otros siete procesos se han archivado" y su cliente solo ha sido condenado en Teruel y Elche, tras reconocer las estafas que había perpetrado, abonando una indemnización total de 1.800 euros a sus víctimas.

"Los hechos que mi cliente haya cometido los va a admitir para afrontar su responsabilidad civil y penal, para dejar suspendidas la penas para que no ingrese en prisión porque nuestro objetivo es lograr su reinserción social", según avanza el abogado, al tiempo que advierte de que "no asumirá" la autoría de las 300 denuncias de las que habla la Policía Nacional. "No hay más de una treintena de denuncias por estafa contra Daniel. De ser los hechos de gravedad, mi cliente no podría estar en libertad, sin ninguna media cautelar como la retirada del pasaporte".

Prueba de ello es que Daniel, tras ser detenido en Rumanía, contrató a José Luis López Cano del despacho JLC Abogados y solo pasó un día preso en la cárcel de Teruel durante el mes de marzo. Posteriormente, recuperó la libertad en calidad de investigado y se instaló en su localidad natal de 13.000 habitantes en la Región de Murcia, junto a su mujer embarazada de varios meses, y sus tres hijos de 2, 4 y 9 años.

- ¿Cómo ha sido su regreso a Abarán tras conocerse su arresto en un operativo internacional de Policía Nacional y Guardia Civil?

- Daniel Molina: Abarán es un pueblo pequeño, todo el mundo habla y murmura. Yo tenía un empleo de jornalero y como repartidor de comida a domicilio. ¿Dónde están esos 10 millones de euros que estafé? Ahora voy a tener que pedir una ayuda para mantener a mi familia porque me han despedido de mi trabajo como repartidor.

Mi jefe me preguntó: '¿Cómo te dejo que vayas con un datáfono para cobrarle a los clientes después de lo que ha salido en los medios?' En este momento de mi vida me han destrozado, a mí y a mi familia. Me están insultando, me están llamando estafador y he recibido amenazas.

Daniel Molina, apoyado en la venta del piso de un familia, pensativo, ante el horizonte judicial. Badía

- ¿Qué estafas reconoces usted?

Una cosa es que la Policía diga 300 y otra que hayan sido 20 o 30. Yo no he suplantado a nadie. Lo que yo he hecho es ofrecer servicios remotos de informática de 2021 a 2023, a través de empresas tecnológicas que me inventaba porque no existían, cobrando por esos servicios a pesar de que luego no los prestaba. La mayor estafa no superaba los 800 o 900 euros. Me anunciaba en plataformas como eBay o Milanuncios.com

- ¿Tiene miedo de ingresar en prisión?

- Tengo familia. Sí tengo miedo. Toda mi confianza la tengo depositada en mi abogado porque él sabe perfectamente lo que he hecho y lo que no he hecho. Por eso, repararé el daño que he causado. Desde 2023 yo no había cometido ninguna estafa y llevó más de seis meses limpio: sin consumir drogas. 

Daniel rompe a llorar solo con pensar en la posibilidad de pasar una temporada a la sombra, alejado de la madre de sus tres hijos y con el cuarto en camino. "Para mi pareja esta situación está siendo muy difícil, pero me apoya todo lo que puede porque sabe que estoy mal". Este veinteañero prefiere no desvelar porqué tipo de patología recibe tratamiento psicológico, al margen de por su adicción a las drogas. "Esto no me está ayudando en el tratamiento que sigo. Me ha hundido". 

- ¿Cambiaría algo de lo que ha hecho en su vida?

- No volvería a entrar en el mundo de las drogas. Lo primero que consumí fue coca. Cuando acabé los estudios de la ESO en el instituto, no hice Bachiller, me puse a trabajar en la empresa familiar que se dedica a producir miel porque necesitaban mano de obra. Yo quería estudiar Informática.