La fórmula del éxito académico en la Selectividad 2024, según el formador Carlos Gandía, “ha sido la vida ordenada, la implicación del claustro de profesores y la educación en todas las dimensiones de la persona”. Así de rotundo se ha mostrado este sacerdote y jefe de estudios del Seminario Diocesano de Orihuela (Alicante). Pero también se le adivina, al otro lado del teléfono, la alegría y el orgullo por los estudiantes de este centro que se han presentado a la Evaluación al Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU).

No sólo han aprobado todos, sino que han conseguido un hito: ser el centro educativo con la mayor nota media de la Comunidad Valenciana –y hasta donde se sabe de España– en la EBAU 2024. Los jóvenes del centro que han hecho la Selectividad han cosechado una nota media de 8,683 sobre 10, seguido del Centre de Palma de Paterna (7,813) y el colegio Esclavas de María (7,813).

Pero ha sido este seminario, con su consecuente vida monástica, el que ha provocado que sus seminaristas se hayan superado a sí mismos alcanzando unas notas que superan el 12 sobre 14. De esta manera, Raúl Galvañ (Novelda, 2006), Jorge Llaca (Playa de San Juan, 2006) y Domingo Candel (Granja de Rocamora, 2001) han conseguido que sus brillantes exámenes hayan colocado al Seminario Diocesano de Orihuela en la élite educativa valenciana.

De izquierda a derecha, Raúl Galvañ, Domingo Candel y Jorge Llaca, en el interior del seminario. Cedida

Ellos tres son los seminaristas que se han evaluado. Pese a ello, “entre la E.S.O. y Bachillerato hay 16 alumnos matriculados”, explica a EL ESPAÑOL Carlos Gandía (Villena, 1997), un sacerdote ordenado en 2022 cuya misión es “acompañar a los jóvenes que están en el seminario menor”. Este seminario, de hecho, funciona como una suerte de internado en el que los profesores enseñan el currículo de manera casi personalizada. Los seminaristas han destacado esta circunstancia como una de las claves de su éxito, pero reconocen que no ha sido la única.

Las claves del éxito

“Para mí, la clave del éxito ha sido la buena planificación en la que disponíamos de tiempo de estudio, tiempo de deporte, tiempo de oración…”, explica Jorge Llaca, cuya nota en la Selectividad ha sido de 9,065 sobre 10 y 12,994 sobre 14. Sin embargo, “el grupo de profesores y formadores ha estado todo el año muy pendiente de nosotros y creo que eso ha sido otro aspecto clave, además de la oración: le encomendábamos el estudio a Dios”, cuenta el joven de 18 años.

Su compañero y amigo Raúl Galvañ suscribe esa fórmula. De hecho, el chico destaca que vivir en un seminario facilita las cosas a la hora de “tener una vida ordenada”. “Nosotros vivimos siempre con horarios: para levantarnos, desayunar, rezar, estudiar… Eso crea hábito y ha provocado que hayamos sido muy constantes con el estudio”, explica a este diario.

La entrada del Seminario Diocesano de Orihuela (Alicante). Cedida

Además, la educación “casi individualizada” que ofrece el Seminario, como había planteado su compañero, ha sido vital para que él haya obtenido un 8,1 sobre 10 y un 12,3 sobre 14. “El centro cuenta con 10 profesores y cuatro formadores, entre los que me incluyo. Y yo creo que es fundamental la implicación, día tras día, de cada uno de ellos para que los chicos aprendan bien y puedan obtener buenos resultados”, esgrime el jefe de estudios, Carlos Gandía.

Para Domingo Candel, el chico con la nota más alta de este centro en la EBAU 2024, ha habido otra clave más aparte de la que exponen sus compañeros. Tras cosechar un 9,3 sobre 10 y un 13,2 sobre 14, Candel cuenta que “el horario específico de estudio para la Selectividad” que él y sus amigos habían vivido desde mediados de mayo ha jugado un papel fundamental.

“En este horario, lo primero que hacíamos era orar para encomendar nuestros estudios a Dios, luego había tiempos específicos de estudio, descanso, tiempo de deporte y tiempo en los que hacíamos simulacros de examen: mis compañeros y yo hacíamos las pruebas de las anteriores Selectividades cronometrándonos para rellenar el examen en el tiempo adecuado”, explica a este medio.

Pregunta.– ¿Cuánto tiempo han estudiado cada día?

Respuesta.– Unas seis horas.

La historia de los seminaristas

Raúl Galvañ, Jorge Llaca y Domingo Candel han coincidido en que la paz del seminario y sus estrictos horarios han sido clave para adoptar un buen hábito de estudio diario, de descanso y de ocio. “Además, no es lo mismo que nos enseñen a tres personas que en aulas en las que haya 20 o 30 alumnos”, dicen.

Pero claro, ellos están en el Seminario Diocesano de Orihuela por otro motivo más espiritual: han sentido y sienten la vocación sacerdotal y, de momento, están trabajando en ella. “Hay que dejarse llevar y ver qué es lo que quiere Dios para nosotros”, coinciden. Cada uno, por supuesto, tiene una historia detrás para llegar al seminario.

El primero en llegar fue Jorge Llaca. “Llevo aquí desde segundo de la E.S.O., casi toda mi vida de estudios de Secundaria. Y decidí entrar aquí porque desde niño yo iba a unos campamentos que organizan los seminaristas y me lo pasaba muy bien. Tiempo después, me fui enamorando de esa alegría que tenían, de ese sentimiento de comunidad y en un campamento les pregunté qué había que hacer para ser como ellos. Y, bueno, poco a poco me di cuenta de que a lo mejor el señor me estaba llamando hacia al sacerdocio”, revela el chico.

Los seminaristas Jorge Llaca, Raúl Galvañ y Domingo Candel, junto a su formador, el sacerdote Carlos Gandía. Cedida

Raúl Galvañ, por su parte, llegó al seminario hace tres años, en cuarto de la E.S.O. “La motivación de entrar fue pensar que Dios me puede estar pidiendo ser sacerdote y, la verdad, lo he ido sintiendo”, arguye.

El caso Domingo Candel es diferente, como él mismo reconoce. “Aunque soy el más mayor de los tres, también soy el más joven… Entré en el seminario el pasado septiembre para hacer segundo de Bachillerato”, explica. El chico, en su caso, había finalizado un ciclo medio de Comercio y estaba en el superior, pero lo dejó porque sentía que su sitio estaba en el seminario estudiando Bachillerato. “Me siento muy afortunado de haber hecho aquí segundo y creo que eso me ha ayudado a mejorar mi nivel académico”, dice.

Ahora, los tres chicos tienen claro, hasta el momento, cuál será el siguiente paso: estudiar el curso que viene el Propedéutico, un año introductorio antes de acceder al seminario mayor para los Estudios Eclesiásticos, los que les llevarían hacia el sacerdocio.

¿Y si ese es su camino, para qué hicieron la EBAU 2024 con una nota brillante? Por varias razones: porque para acceder al seminario mayor piden el Bachillerato; porque con la Selectividad se pueden reconocer los Estudios Eclesiásticos como un grado civil; “y porque siempre nos han dicho que hemos de tener un plan B”. Ellos están convencidos de que quieren ser sacerdotes, pero aun así no se han limitado y siguen teniendo sueños y carreras que podrían hacer: Raúl, Psicología; Jorge, Derecho; y Domingo, Medicina.