En la izquierda, Pablo Fernandéz, durante una primera conversación con EL ESPAÑOL y otros medios. En la derecha, Alfonso Urritia, al término del rescate.

En la izquierda, Pablo Fernandéz, durante una primera conversación con EL ESPAÑOL y otros medios. En la derecha, Alfonso Urritia, al término del rescate. Julio César R. A. Soba (Cantabria)

Reportajes

Pablo Fernández, el héroe de la Guardia Civil que ha rescatado tras 3 días a los espeleólogos en Cantabria

El agente, que pertenece al GREIM, fue el primero en localizar a Paloma y Alfonso, que permanecían desaparecidos en una cavidad desde el sábado.

25 junio, 2024 02:22
Soba (Cantabria)

"A las 09:15h nos adentramos un grupo de cuatro personas. Llevábamos casi cinco horas dentro, nos habíamos dividido en dos en una birfucación, cuando le dije a mi compañero: «Isaac, creo que he escuchado a una mujer, sigue tocando el silbato»". Lo explica a EL ESPAÑOL Pablo Fernández, miembro del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil, a escasos metros de la cavidad de Garmaciega-Sima del Sombreros, en Soba, Cantabria.

De sus profundidades tendrían que haber salido Paloma Bombín y Alfonso Urritia, dos espeleólogos de Castilla y León, el domingo por la mañana. Pero no lo hicieron: según las declaraciones del propio Alfonso una vez en la superficie, ambos se perdieron en una zona que no estaba bien balizada. "No hemos sido capaces de encontrar la salida y decidimos sentarnos a esperar", comentó a éste periódico y a otros medios presentes en el lugar, una zona montañosa de difícil acceso.

Lo que Pablo Fernández y sus compañeros encontraron en una de las cámaras subterráneas fue, prácticamente, un milagro. La pareja se hallaba tranquila, a pesar de encontrarse perdidos en una cueva de 106 kilómetros de profundidad y 406 metros de desnivel. "Estaban muy bien equipados, habían podido comer y descansar un poco, tenían un pequeño vivac para mantener el calor... la verdad estaban mucho mejor de lo que nosotros podíamos esperar".

Pablo Fernández descansa en las proximidades de la cavidad, instantes después de haber salido de ella.

Pablo Fernández descansa en las proximidades de la cavidad, instantes después de haber salido de ella. Julio César R. A.

[Encuentran ilesos a los espeleólogos desaparecidos en la cueva de Soba (Cantabria)]

40 horas de rescate

Las labores de búsqueda habían comenzado a última hora del domingo, pero se habían intensificado en la mañana de éste lunes, cuando se unieron diferentes agentes de la Unidad Militar de Emergencia (UME) procedentes de diferentes puntos de la geografía española. La presencia del Ejército había sido solicitada por el Gobierno de Cantabria ante la gran dificultad que estaban afrontando para encontrarles.

Fernández sostiene que el rescate podría haber sido mucho más complejo de lo que finalmente fue, pero que la ubicación en la que se encontraba la pareja de Castilla y León complicó todo en un principio: "Se perdieron al tomar una ruta diferente. Es una zona que no está ni siquiera cartografiada", dice, mientras muestra en su teléfono móvil un mapa del lugar en el que aparecieron los dos espeleólogos.

"Las comunicaciones al exterior desde dentro de la cavidad son imposible, por lo que decidimos que nuestros otros dos compañeros se adelantaran para avisar de que les habíamos encontrado y estaban sanos y salvos", sentencia Pablo Fernández, visiblemente exhausto, poco después de salir de a la superficie, que abandonó durante casi 10 horas.

El importante mensaje llegó al centro de mando, ubicado en el Polideportivo de Soba, a las 17:55 horas del lunes. Allí se encontraban diferentes unidades de la UME, la Guardia Civil, la Cruz Roja y el Gobierno de Cantabria; que preparaban ya, de hecho, un plan especial para continuar el rescate durante toda la tarde y madrugada, sin saber que los agentes del GREIM ya habían localizado con vida a los desaparecidos.

VÍDEO | Los dos espeleólogos perdidos en una cueva de Cantabria salen, ilesos, por su propio pie Vídeo: Julio César Aguilar | EL ESPAÑOL

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94 efectivos trabajando

La jornada del lunes transcurrió de manera muy intensa en Soba, Cantabria, a donde se desplazaron casi 100 personas para trabajar en el rescate de Paloma Bombín y Alfonso Urritia. Las primeras informaciones que llegaban no eran buenas: a pesar de que durante la mañana había cuatro grupos diferentes, entre la UME y el GRIMEI, trabajando en la cavidad, ninguno había notificado un resultado positivo.

Javier Allende, Coordinador de Emergencias del Gobierno de Cantabria, explicó durante la mañana a medios de comunicación presentes que "aunque había efectivos explorando varias ramificaciones, no tenían ni idea de dónde se podía encontrar la pareja". Durante varias horas se llegó a barajar la opción de que hubieran salido del interior de la cavidad y se hubieran perdido en el monte, por lo que comenzó a volar un helícoptero y varios drones para realizar también labores de búsqueda en las cercanías.

Aunque, tan sólo unas horas después, se respiraba un tímido optimismo. El centro de mando mantenía la hipótesis de que la pareja podría estar sentada, con vida, a la espera de un grupo rescatistas tras haber enfrentado un problema. "Es muy probable que se hayan quedado sin luz o algo similar y hayan hecho lo que tienen que hacer, que es sentarse y esperar hasta que otras personas pudieran encontrarles", dijo Allende.

Efectivos de la UME y de la Guardia Civil, a la espera de novedades en el polideportivo de Soba.

Efectivos de la UME y de la Guardia Civil, a la espera de novedades en el polideportivo de Soba. Julio César R. A.

Finalmente se acabó confirmando algo muy parecido. Paloma y Alfonso estuvieron casi 30 horas a la espera de que un grupo de profesionales acudieran en su rescate. Gracias a ello no fue necesario el relevo de unidades dentro de la cavidad de Garmaciega-Sima del Sombreros, en la que se esperaba continuar la búsqueda sin parar durante toda la madrugada, mientras efectivos de la UME comenzaban a montar camas para pasar la noche del lunes al martes.

Hasta el lugar donde después de todo aparecieron los dos espeólogos por su propio pie, acompañados de una comitiva de efectivos de rescate, se desplazaron varios familiares, visiblemente emocionados y agradecidos: "No nos lo podemos creer", expresaron a EL ESPAÑOL. La cavidad a la que accedieron, y donde finalmente sobrevivieron, es parte de un complejo caracterizado por su extensión y, también, por ser uno de los puntos más difíciles de la zona cántabra.