Este reportaje pertenece a la serie elaborada por los alumnos del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL y la Universidad Camilo José Cela, en su 1ª edición. Una investigación de semanas realizada para sus Trabajos de Fin de Máster.

"Estaba yendo a dar de comer a mi perro cuando me encapucharon, me rompieron los ligamentos del brazo y el hombro en tres partes", cuenta el periodista italiano Paolo Borrometi a EL ESPAÑOL. "Lo más grave no fue la violencia física; esa te hace daño y le tienes miedo, pero pasa. Lo peor fue la violencia psicológica. Al irse me dijeron una frase que retumbó en mi cabeza durante mucho tiempo: "si no te importa un carajo, entonces esta es solo la primera".



Paolo Borrometi tenía 9 años cuando, el 23 de mayo de 1992 asesinaron a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que indagaban sobre la Cosa Nostra siciliana, una de las variantes de la mafia italiana. Desde ese momento, decidió que quería dedicar su vida a comprometerse en la lucha contra la mafia. Empezó, así, con 27 años a investigar sobre el crimen organizado y sus actividades ilegales en el sector de la agricultura y la explotación de las mujeres migrantes. Ahora tiene 41 años y lleva once años viviendo bajo escolta.



Es casi irónico. Italia se conoce por la pizza, la pasta, el Coliseo, el Inter y el Milán, el David de Miguel Ángel y la Torre de Pisa. Pero nadie diría que Italia es el único país del mundo con 22 periodistas amenazados por las mafias, obligados a vivir bajo protección policial.

Paolo Borrometi, perioditas italiano amenazado por la mafia. Foto: Cedida por Paolo Borrometi

"Una mafia no es un cáncer nacido por azar en un tejido sano", decía Giovanni Falcone. Las organizaciones mafiosas nacen de la indiferencia, la ignorancia y el miedo que domina la población italiana. Pero, aun así, la mafia no es invencible, "solo necesita que la sociedad se ponga en pie y levante la voz contra ella".

Son muchos los referentes de la lucha y de la cultura contra el crimen organizado. Roberto Saviano fue seguramente el primero en dedicar su propia vida a combatir las mafias, usando la palabra y el bolígrafo. "Le debemos mucho a Saviano porque denunció el clan de los Casalei cuando nadie se atrevía. Se convirtió en un faro que hizo que muchos de nosotros nos encendiéramos también", afirma la periodista Federica Angeli.

Pero Saviano es solo la punta del enorme iceberg que crece debajo de la península italiana. Al igual que él, los otros 21 periodistas, perseguidos por diferentes clanes, han arriesgado sus propias vidas para sacar la verdad y denunciar las violencias de un país que se tapa los ojos.

El ruido de Roberto Saviano

La Omertà, también conocida como la "ley del silencio", es una norma no escrita que rige el comportamiento de los miembros de la mafia ante las autoridades, ya sean jueces, políticos o policías, y que les obliga a no cooperar con la ley sea cual sea la situación.

La primera ruptura de esta regla no escrita se remonta a 1962, con Joe Valachi, quien pertenecía a la familia Genovese. Relató gran cantidad de detalles sobre el funcionamiento de la Cosa Nostra ante el Senado de los Estados Unidos. Tommaso Buscetta fue el siguiente, en 1983, cuando ayudó al juez Falcone a asestar uno de los mayores golpes que ha recibido la Mafia de Sicilia. Roberto Saviano, en 2006, rompe con los códigos del silencio, publicando Gomorra, una investigación sobre la Camorra. Fue la primera vez que esta ruptura de la Omertá provocó tanto ruido.

Roberto Saviano, periodista y autor de 'Gomorra'. Foto: Europa Press

La Camorra es una red de crímenes organizado de carácter internacional dedicada al narcotráfico, a la prostitución y los desechos tóxicos. En ese momento, era el tercer grupo criminal más grande del mundo. Facturaba 10.000 millones de dólares por año. Comprendía 114 clanes con 14.000 afiliados en la región de Campania.

Saviano, infiltrado en la organización, relata cómo las fábricas textiles desechan de manera ilegal componentes tóxicos, cómo funciona el círculo de la droga y qué leyes se rigen entre los clanes. Pinta un mundo real, lleno de niños que crecen bajo los regímenes mafiosos, que aprenden la ley de la superioridad y matan con 12 años en nombre del honor. Denuncia la verdad porque para él "escribir es resistir", asevera Saviano.

El libro vendió más de 2,5 millones de copias en Italia y fue traducido a más de 52 países. La onda expansiva del libro acabó con una parte importante de la Camorra. Como consecuencia, Saviano empezó a recibir cartas amenazantes y llamadas mudas. El 13 de octubre de 2006, el Ministerio del Interior decidió asignarle una escolta de seguridad.

Aun así, en 2008 un inspector de la policía de Milán alertó la Dirección Distrital Antimafia (DDA) de un plan, en fase operativa, para matar al escritor y a sus hombres de protección antes de Navidad. Saviano se vio obligado a exiliarse a Estados Unidos, donde reside actualmente. Desde entonces, su vida y su cotidianidad cambiaron por completo. Ahora para hacer una vida normal necesita alguien a su lado que lo proteja.

Así escribe: "Y en todos estos años lo que me ha provocado un estrés continuo ha sido tener que justificarme por el hecho de estar vivo. Oír una pregunta terrible de personas ingenuas: ‘Si estás en el objetivo de la Mafia, ¿cómo es que aún estás vivo? ¿Por qué no has muerto?’. Quizá por la protección policial tan fuerte, por la atención mediática… Pero razonar así significa darles el poder a ellos, que estás vivo porque te lo han concedido. Pero no es así. Por ahora estoy vivo. Porque podría no estarlo, podría estar suspendido entre la vida y la muerte. No estoy vivo y no estoy muerto".

Saviano tenía 26 años cuando escribió Gomorra, ahora tiene 44. El escritor lleva 18 años viviendo en la clandestinidad, por denunciar la principal mafia de Nápoles, la Camorra. Su trabajo fue el primer acto de coraje en un país cobarde.

Una vida comprometida

"En 2012 comencé a escribir sobre el crimen organizado de mi país y fue entonces cuando recibí las primeras amenazas. Pero no fue porque hablé de la delincuencia que generaban o de las relaciones que tenían con la política; las amenazas empezaron a llegar cuando empecé a mencionar esos nombres y apellidos que habían contaminado mi tierra. Cuando empecé a comprometerme de verdad", cuenta Paolo Borrometi a EL ESPAÑOL.

Paolo Borrometi, Federica Angeli y Sandro Ruotolo. Foto: Cedida por Paolo Borrometi

El 16 de abril de 2014 lo atacaron físicamente. Desde entonces Borrometi tiene una discapacidad permanente en el hombro. Fue ingresado durante varios meses en el hospital, pero, aun así, los ataques no pararon. "La noche entre el 25 y el 26 de agosto de 2014 intentaron incendiar mi casa, mientras estaba durmiendo con mis padres. Afortunadamente la puerta no solo estaba blindada, sino también a prueba de fuego y pudimos, así, evitar morir".

Los investigadores y los magistrados le aconsejaron no tanto salvar su vida como proteger la de sus padres. Por esto, decidió mudarse a Roma. En estos diez años el periodista fue partícipe de 57 juicios en calidad de parte ofendida y consiguió condenar a más de 67 mafiosos sicilianos. Ahora está en el undécimo año de vida bajo protección policial. "Hace once veranos que no voy a la playa, a un partido al estadio, a un concierto. Pero, a pesar de todo, lo más importante para mí es que he conservado mi libertad de pensamiento para defender mis sueños".

Paolo Borrometi cuenta que, sin duda, volvería a hacerlo. "Hice lo que tenía que hacer, solo cumplí con mi deber de periodista. Esto no significa que no tenga miedo. Tengo miedo todos los días". 

La ley del silencio

A través del imaginario de las películas como El Padrino, Los Sopranos, Uno de los nuestros, El precio del Poder, todos conocen la existencia de las mafias en Italia. Pocos saben lo que se esconde detrás.



La historia italiana de las amenazas mafiosas se remonta a 1861. Se contabilizan 1081 las víctimas inocentes asesinadas por manos criminales en Italia. La mayoría por parte de Cosa Nostra (Sicilia), Camorra (Nápoles) y 'Ndrangheta (Calabria).

La mafia sigue estando muy presente en pleno siglo XXI, aunque menos visible que en los años 90. "Hoy, los grupos mafiosos matan menos, pero mueren más vivos", dice Paolo Borrometi. Han logrado ingresar en la política, en los altos niveles, y se han insertado en la economía y en la vida administrativa. Son más silenciosos, menos evidentes, actúan de manera más discreta, pero controlan de manera más directa los mercados y la economía.

Sandro Ruotolo, periodista y político italiano, ex senador del Partido Democrático. Foto: Cedida por Sandro Ruotolo

Más de 586 ciudadanos en Italia viven bajo vigilancia. En total, las fuerzas del orden protegen con escoltas armadas a: 277 magistrados (47%), 69 líderes políticos (12%), 43 ejecutivos de empresas (7%), 22 periodistas (3,5%) y 18 funcionarios gubernamentales (3%).

La mitad de las personas amenazadas y protegidas se encuentra en dos regiones: Lazio (31,6%) y Sicilia (21,9%). Las demás están en Calabria (12,5%), Campania (12%) y Lombardía (7,2%). "El sur sigue siendo la parte del país más amenazada. A pesar de eso, paradójicamente, en el norte la Omertá (el no denunciar) ahora está más presente", afirma Giulia Migneco, periodista en la asociación Avviso Pubblico.

El problema principal es el silencio. Las mafias gobiernan a través del silencio, y con el silencio mantienen la situación estable. Por esto, se necesita mucho más ruido para poder cambiar la situación. "En los cuentos de hadas, no se enseña a los niños que existen los dragones, ya lo saben, se les enseña que los dragones pueden ser derrotados. Y eso es lo que hacen escritores como Saviano. No dicen que la mafia está presente, sino que la mafia puede ser vencida", escribió el actor Roberto Benigni.

Levantar la voz

Federica Angeli estuvo durante 2 años infiltrada en el clan más fuerte de Ostia (Roma), el clan dei Fasciani. "El jefe Carmine Fasciani me introdujo, sin saber que era periodista, en su mundo y así pude investigar su negocio", cuenta a EL ESPAÑOL. El 23 de mayo de 2013, con dos operadores de La Repubblica y una cámara, sale del armario y empieza a grabar toda la corrupción de los administradores públicos que estaba a cargo del clan. Empezaron las amenazas.

Pero fue la noche entre el 16 y el 17 de julio, cuando Angeli fue testigo ocular de un intento de doble asesinado. Esto obligó al prefecto de Roma a asignarle una escolta en un plazo de 6 horas. Angeli cuenta que, desde entonces, en su cotidianidad no puede contemplar lo inesperado, todo es detalladamente calculado. "En cuanto la escolta me deja en casa, yo no puedo moverme. Si me pasa cualquier cosa, yo no puedo llamar a emergencia, tengo que llamar a la escolta porque siempre existe el peligro de que alguien más esté detrás".

Federica Angeli, periodista italiana amenazada por la mafia. Foto: Cedida por Federica Angeli

Su carrera periodística también cambió por completo. Las fuentes dejaron de confiar en ella en cuanto veían los policías al lado y Angeli tuvo que dejar de ejercer un periodismo de investigación. Además, es la única periodista en toda Europa cuyos tres dispusieron de cinco policías y dos coches durante cuatro años que los acompañaban cada vez que salían de casa. "El ministro todavía no quiere quitarme la protección porque dice que en la cárcel siguen hablando de mí todo el tiempo", sentencia a este diario.

"A partir del 4 de mayo de 2015 vivo bajo vigilancia, porque había hecho una investigación sobre los residuos tóxicos en la zona de Nápoles gestionados por la Camorra de los Casalesi y el clan de los Zagaria", cuenta Sandro Ruotolo, periodista y senador de la República Italiana. En total, son cuatro los periodistas amenazados por la Camorra de Casal di Principe: Roberto Saviano, Sandro Ruotolo, Rosaria Capacchione y Marilena Natale.

"En cuanto salgo de casa tengo protección, tengo un carro blindado y dos policías que me siguen por todo el país. Pero lo vivo bien, sigo siendo un hombre libre". La lucha de Ruotolo contra la mafia lleva existiendo en su historia familiar desde mucho más tiempo. En 1997, en Nápoles, la Camorra mató a su prima Silvia Ruotolo.



"El 11 de junio de 1997 estaba regresando a casa con mi hijo de cinco años, hubo un tiroteo, en el distrito Vomero de Nápoles, entre dos clanes y una bala alcanzó a mi prima delante de mis ojos. Tenía 39 años y hasta hoy ha habido más de 200 víctimas inocentes en Nápoles a lo largo de los años".

Estas personas levantaron la voz y transformaron el silencio de las mafias en ruido, pero tuvieron que pagar un precio muy alto. Sus vidas han cambiado por completo, muchos de ellos han sido obligados a un "exilio forzado", alejándose de Italia para siempre. "Vivir bajo vigilancia no es lo que la gente piensa, no es un privilegio. Estoy muy cansada de vivir así. He alcanzado tales niveles de exasperación que preferiría vivir con el riesgo de que pueda pasarme algo en lugar de tener vehículos blindados y no poder conducir con mis hijos", confiesa Federica Angeli.

La Mafia no mata solo en Italia

"Los españoles están convencidos de que en España no hay mafia, que es problema de los rusos y los italianos... Pero el tejido económico español está totalmente infectado", declara Roberto Saviano en una entrevista con varios periodicos de España en 2017.

En la época de más actividad de ETA, España estaba entre los tres países con más periodistas amenazados y asesinados. Sin embargo, aunque hoy en día no exista una organización terrorista que replique este comportamiento, el país es uno de los puntos más importantes del crimen organizado. Los principales actores son los clanes locales que se dedican al narcotráfico en Galicia y Andalucía, en la zona del Estrecho.

Nacho Carretero, periodista y autor de 'Fariña'. Foto: Archivo

"Tienen deudas, trabajan a través de la corrupción de policías y guardias civiles, tienen mucha influencia y contactos, pero no tienen un poder político, no han entrado en las instituciones gubernativas. Esta es la mayor diferencia con la mafia italiana", cuenta Nacho Carretero (1981), reportero y autor de Fariña, el primer libro sobre el narcotráfico gallego. Como Roberto Saviano, cuando Carretero publicó Fariña, el libro tuvo tanto éxito que fue un problema. Pero, la gravedad de la situación no fue comparable. "En mi propia experiencia no recibí ninguna amenaza directa. Recibí muchas intimidaciones y demandas por vías legales".

De hecho, en España, hoy en día, no consta que haya periodistas amenazados, ni bajo protección policial del Estado. Esto se debe a que son escenarios donde el periodismo todavía no ha entrado, no se ponen rostros, ni nombres ni apellidos.

Balance de

"El crimen organizado se está mundializando", afirmó el jefe de la dirección encargada de luchar contra la mafia en Italia, Giuseppe Governale. De hecho, La Cosa Nostra, la principal mafia siciliana, siempre ha estado presente en los Estados Unidos, en Canadá y en Australia. La 'Ndrangheta, la mafia calabresa, también ha extendido sus ramas por todo el mundo. Llegó a Marsella (Francia) y a Bruselas (Bélgica), donde adquirió barrios enteros.

Italia ya no es una excepción en Europa. También los periodistas amenazados aumentan con la exportación de las mafias. Según la Clasificación Mundial de la libertad de Prensa, Corean del Norte, China, Vietnam e Irán son los países más peligrosos. Rusia es el país que más ha duplicado la amenaza a la libertad de prensa en un año, debido a la censura durante la guerra con Ucrania. Y desde el 1 de enero de 2024 ya se han registrado 11 periodistas asesinados y 527 detenidos actualmente, en todo el mundo.

Sin embargo, Reporteros Sin Fronteras constata un descenso de los periodistas amenazados. Aunque la cobertura de zonas de conflicto ha sido la más peligrosa en 2023, la del crimen organizado y la corrupción es extremadamente arriesgada. De hecho, es la principal causa sistemática de asesinatos y secuestros de periodistas en España y Latino América.