La difunta Adela, sonriente, junto a su madre, Laura Vera.

La difunta Adela, sonriente, junto a su madre, Laura Vera. Cedida

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Adela, de 6 años, murió tras ir a Urgencias 6 veces con sus padres y que no le detectaran una bacteria

Joaquín Perales, abogado de la familia de la niña fallecida en Granada, presentará una reclamación patrimonial contra el Servicio Andaluz de Salud, "valorada en unos 300.000 euros, por mala praxis médica y daño moral".

10 julio, 2024 02:21

La pureza de la sonrisa de Adela con solo 6 añitos te atravesaba el alma. "Cada vez que llegaba al Colegio de Educación Especial Sagrada Familia de Granada, abrazaba a todo el mundo, le encantaba ir a clase y hacer actividades interactivas con los ordenadores", tal y como recuerda su madre, Laura Vera. En casa le gustaba dibujar dinosaurios en su pizarra, jugar con sus peluches o con Alexa: el asistente virtual de Amazon. "Le pedía canciones infantiles del cocodrilo Paco y se ponía a cantar".

La mamá de Adela habla en pasado de su hija después de haber afrontado el duro trámite de esparcir sus cenizas, por un lugar que era mágico para esta chiquilla, "diagnosticada de espectro autista". Ahora, Laura ha contratado al abogado, Joaquín Perales, para depurar responsabilidades por la supuesta "negligencia médica" que se llevó por delante a su "niña" el 28 de abril, tras acudir "seis veces" al médico entre el 3 de marzo y el 27 de abril, "sin que le hiciesen ni un cultivo, ni un análisis de sangre, ni una prueba de orina", para detectar lo que le estaba haciendo un simple virus.

"La bacteria del estreptococo le llegó a la sangre, le provocó una infección sanguínea generalizada y sufrió un shock séptico", según resume Laura Vera, sobre el cuadro clínico mortal de su hija. Esta madre decide romper su silencio concediendo una entrevista a EL ESPAÑOL, para denunciar que dos de los facultativos que trataron a Adela, achacaron el trágico final de esta viriasis a que el autismo de la menor le impedía verbalizar en consulta cómo se sentía y eso dificultaba su labor médica. 

"Me dijeron que era una niña de educación especial que no sabía expresarse cuando llegaba a la consulta o a urgencias y el protocolo que hay que seguir es ese. Cuando me dijeron eso, con Adela recién fallecida, en ese momento yo estaba fatal, pero pasado un tiempo, lo que yo pienso es que como se trata de una niña autista y no sabe expresar cómo se siente, los médicos le debían haber hecho cultivos y análisis de sangre y habrían detectado que tenía las defensas bajas", según reflexiona Laura.

Adela, con sus padres y sus dos hermanos, en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

Adela, con sus padres y sus dos hermanos, en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

"Después de lo sucedido, que encima me vengan diciendo eso de que es una niña de educación especial, por eso he decidido seguir para delante con un abogado. A mí no me van a devolver a mi niña, ojalá, pero lo que yo quiero hacer con esta denuncia no es cobrar una indemnización, lo que quiero es que la muerte de Adela sirva para que cuando se trate de un niño de educación especial el que acude a una consulta, los médicos tengan más cuidado y le hagan todas las pruebas posibles porque este tipo de niños pueden tener el umbral del dolor muy alto". 

Esta madre sabe a la perfección lo que dice, no solo porque acudió con Adela "en tres ocasiones al Centro de Salud de Purchil, y otras tres, al Hospital San Cecilio de Granada", sino porque además trabaja de educadora en el Colegio de Educación Especial Sagrada Familia. Este diario se ha puesto en contacto con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para recabar su versión, pero han declinado pronunciarse porque "el caso está judicializado". Tan solo han expresado sus "condolencias" y han lamentado la muerte de esta niña que acudió a urgencias tantas veces como su edad: 6.

Joaquín Perales, abogado de la familia de la difunta Adela, avanza que presentará una reclamación patrimonial contra el Servicio Andaluz de Salud, "valorada en unos 300.000 euros, por mala praxis médica y daño moral complementario". Todo ello, en base al historial clínico de la menor que está recopilando el letrado y al terrible relato que ofrece la madre de la pequeña, Laura Vera, tras 57 días durante los que los médicos no fueron capaces de revertir con tratamientos ni pruebas adicionales, el diagnóstico inicial que arrojó el primer test vírico practicado a la niña: estreptococo.

- ¿Cuándo empezó a dar la cara la bacteria?

- Laura Vera: El primer signo de alarma fue el 3 de marzo, cuando la llevé a urgencias del Hospital San Cecilio de Granada y le salió positiva la prueba del estreptococo. Tenía fiebre y dolor de garganta. Le mandaron un antibiótico durante diez días y estuvo sin ir al colegio.

La segunda vez que la llevé a urgencias hospitalarias fue el 4 de abril. Pero antes, ya la había llevado otras dos veces al pediatra del Centro de Salud de Purchil porque mi niña no mejoraba, seguía con picos de fiebre, y nada, me decían que tenía un cuadro vírico: ibuprofeno, paracetamol y a tomar viento.

Esta madre de tres hijos no le quitó ojo a la evolución de la pequeña de la casa porque era propensa a padecer resfriados y amigdalitis. Sin embargo, de nada sirvieron las cuatro visitas que realizó al médico entre el 3 de marzo y el 4 de abril. "Mi hija empezó a tener moraditos los labios, no era normal que siguiese mala y teniendo picos de fiebre. Pero me seguían diciendo que cada ocho horas le diese ibuprofeno y entremedias, un paracetamol", tal y como insiste Laura.

Hospital San Cecilio de Granada al que acudió la madre de la difunta Adela, de 6 años, en tres ocasiones.

Hospital San Cecilio de Granada al que acudió la madre de la difunta Adela, de 6 años, en tres ocasiones. Europa Press

Todos los facultativos que vieron a Adela, según el detallado relato de la madre de la pequeña, mantenían invariable el tratamiento a base de ibuprofeno y paracetamol, sin volver a prescribirle un antibiótico, para combatir los persistentes síntomas que la bacteria le causaba a esta menor de edad. "Ha habido una negligencia médica con una niña", sentencia. "Mi hija no mejoraba desde que terminó de tomar antibióticos y un mucolítico".

- ¿Qué ocurrió después?

- Laura Vera: El 27 de abril, Adela volvió a ponerse mala, al mediodía la niña estaba muy decaída, se echó una siesta y cuando se levantó, no paraba de quejarse. Ella tenía el umbral del dolor muy alto y para que se estuviese quejando de esa manera, debía tener algo. De modo que la llevamos al Servicio de Urgencias del Hospital San Cecilio. Allí, le volvieron a hacer la prueba del estreptococo y volvió a salir positiva como el 3 de marzo.

Entonces, le mandaron un antibiótico y nos mandaron a casa por la tarde. Cuando llegamos a la casa, empezó a chillar y luego a vomitar. ¿Cómo íbamos a imaginar nosotros lo que le iba a pasar a la niña si solo era un virus? Decidimos esperar a la cena para que tuviese algo en el estómago, para darle el antibiótico y esperar a ver cómo evolucionaba.

- ¿Cómo reaccionó con la nueva medicación?

- Empezó a vomitar. Su padre la duchó, tenía los labios muy morados, las manos frías y seguía quejándose. Así que le dije a mi pareja que regresábamos otra vez al hospital. Adela se vino con su peluche de dinosaurio detrás de mí, para ponerle un pijama para macharnos, y cuando se tumbó en la cama de la habitación, le vi todo el cuerpo amoratado, con ramificaciones, como si las venas se le salieran, como si fuera gangrena o varices. 

Cuando llegamos al hospital, le metieron de todo, y al rato salió un médico para decirnos que iban a ingresarla en la UCI porque no estaba respondiendo al tratamiento. Yo pensaba que mi niña iba a salir adelante, pero Adela se nos fue en solo dos horas. Nos dijeron que era un estreptococo que le había llegado a la sangre y la misma bacteria le causó un shock séptico. En dos horas se nos fue la niña. En dos horas... El mundo se nos vino encima.

Adela, sonriente,  en una foto cedida por su madre.

Adela, sonriente, en una foto cedida por su madre.

La sonrisa de Adela se apagó para siempre, pasadas las 2.30 horas del domingo 28 de abril. Aquella madrugada, en el Hospital San Cecilio, sus padres chillaron y lloraron de impotencia, tras presenciar cómo 57 días después de la primera de las seis visitas que realizaron al médico, una simple bacteria había campado a sus anchas por el organismo de esta niña, de espectro autista, por la que llevaban años luchando para disminuir sus problemas para comunicarse con los demás y aprender a desenvolverse con la mayor autonomía posible, a través de todo lo que le enseñaban en el prestigioso Colegio Sagrada Familia de Granada donde su madre trabaja de educadora.

"Me he tenido que coger una baja porque el centro se me viene encima, cada vez que recuerdo que mi hija estaba en la clase de al lado y siempre la escuchaba llamarme cuando salía fuera a trabajar con otros alumnos su autonomía", según confiesa emocionada Laura Vera. "A mi hija no me la van a devolver, pero quiero que la muerte de Adela sirva para que a los niños de educación especial le hagan todo tipo de pruebas cuando vayan a una consulta médica porque no saben expresarse igual".

La indignación de esta madre se debe a que el informe médico del 4 de abril del Hospital San Cecilio, cuando acudió a urgencias con Adela porque presentaba una fiebre muy elevada, el médico no le mandó ni una analítica, se limitó a reflejar que la niña, de 6 años, estaba jugando y activa en la consulta. Todo ello, a pesar de que sabía que era autista, que hacía tres semanas que la menor había acabado el tratamiento antibiótico contra el estreptococo y que en ese periodo de tiempo había acudido otras dos veces a su centro de salud por picos de fiebre de hasta 39 grados.

"La menor ha fallecido por un cuadro vírico que está diagnosticado desde la primera asistencia médica el 3 de marzo: aquí ha habido una mala praxis por un error en el tratamiento médico y en el seguimiento", según argumenta Joaquín Perales, abogado de la familia de la difunta Adela. "Pediatría debería de haber estado pendiente del tratamiento farmacológico, si persistía el virus del estreptococo y la niña seguía con sintomatología".

- ¿Qué argumentos expondrá en su reclamación patrimonial contra el Servicio Andaluz de Salud?

- Joaquín Perales: Adela estuvo diagnosticada desde primera hora porque tomó amoxicilina y es imposible que este virus pasara desapercibido, hasta derivar en un shock séptico, porque la madre acudió seis veces a urgencias con su hija, tanto al centro de salud como al hospital. En la cadena del protocolo médico y en el tratamiento pautado, algún error ha existido para llegar a este fatal desenlace con una niña, de solo 6 años. Es evidente que la patología del estreptococo no se trató convenientemente.

Joaquín Perales, abogado especializado en temas de tráfico.

Joaquín Perales, abogado especializado en temas de tráfico.

- ¿Qué hará en caso de que el SAS desestime su reclamación?

- Joaquín Perales: Pues presentaremos una demanda por vía contencioso administrativa. Aquí hay un error por parte de los distintos profesionales médicos porque la niña ha fallecido mes y medio después, a causa del virus del estreptococo, y no se puede decir que su madre no haya hecho nada. A la menor le pautaron 10 días de antibióticos, continuó sintiéndose mal, y su madre siguió acudiendo al médico.

El umbral del dolor en cada paciente es distinto y lo mismo ocurre con una persona autista. En este caso, no es suficiente con poner en un informe médico que la niña "tiene buen color", "está jugando" y se encuentra "muy activa" en la consulta y justificar que por eso no se le hace nada más, ya que eso son síntomas externos, pero no internos, mucho más cuando sabían que tenía un positivo desde marzo por el virus.

Además, ese informe está fechado el 4 de abril en el Hospital San Cecilio y consta que el 3 de abril, la niña fue al Centro de Salud de Purchil. Cuando su madre la llevó a urgencias hospitalarias solo 24 horas después, será porque la conoce bien y sabía que le pasaba algo. Con esos antecedentes, lo lógico es que le hubiesen hecho alguna prueba. Es normal que a su madre le moleste que digan que su hija no era expresiva en consulta.

Adela nació un 3 de octubre de 2017 y su ausencia ha dejado un gran vacío tanto a sus padres como a sus dos hermanos. "Su hermana melliza, me dice que la echa de menos, y su hermano mayor, de 12 años, no duerme por las noches, se llevaba muy bien con ella y la sabía tranquilizar", tal y como recuerda Laura con nostalgia. En la casa ya no se escucha la serie de dibujos Gumball y la piscina no está agitada por los juegos de Adela. "La gustaba tanto el agua y nadar que le pusimos una piscina". 

"Esta decisión que he tomado de recurrir a un abogado no ha sido en caliente. En las seis ocasiones que acudí al médico, a mi hija no le hicieron ni un cultivo, ni unos análisis de sangre, ni una prueba de orina o una radiografía, hasta que ingresó de urgencia en el hospital. Solo la exploraban, auscultándole el pecho y la espalda y le miraban la garganta. Tantas veces fui al hospital y al centro de salud que ya le podrían haber hecho alguna prueba a mi hija. Adela era autista, pero estaba enferma".