Cuando Steve Martin hizo de Tom Baker en la famosa película Doce en casa, no se imaginaba que en realidad estaba recreando la vida de Berta Lamas, una mujer de 55 años que, junto a su marido Eric, de 60, han formado una familia de, efectivamente, 12 en casa.
Este clásico es también el que da nombre a su cuenta de Instagram, que gestionan dos de sus diez hijos, y donde ya casi 200.000 personas siguen el día a día del hogar de los García de los Ríos Lamas, una familia formada por Eduardo, Patricia, Daniel, Alejandro, Carlos, David, Pablo, Nacho, Inés y Berta.
Nunca se imaginó llegar a tanta gente. Como tampoco se imaginó que llegaría a formar una familia "tan numerosa". Criada en una casa con cinco hermanos, pero donde vivían hasta 14 personas, su ilusión siempre fue crear un hogar a lo grande, pero su marido tenía una idea bien distinta.
"Él no lo tenía tan asumido. Vivió con dos hermanos y su situación fue distinta a la mía. Pero al final nos casamos con un proyecto común. Teníamos claro que queríamos tener hijos, pero esto no es una ciencia matemática, no te planteas nunca 'quiero tener 10 u 11'. Fueron viniendo poco a poco", explica Berta.
"Soy la CEO de mi casa"
Han pasado ya 34 años desde que Eric y Berta se dieron el 'sí quiero'. Y 32 desde el nacimiento de su primer hijo, Eduardo. Por aquellas, Berta tenía 23. Estudió magisterio, pero tomó la decisión, por voluntad propia, de no ejercer nunca.
"Yo decidí quedarme en casa con mis hijos. Pero eso no quiere decir que no trabaje. Ser ama de casa también es un trabajo, aunque no esté remunerado. Todas las empresas tienen su jerarquía, alguien que lleve la organización, la economía... Tienen un CEO, un general o un coronel. Y en mi casa, ese papel lo cumplo yo", afirma.
Para Berta, pero también para su marido, el nacimiento de su primer hijo fue como cumplir un sueño. Lo mismo ocurrió con Patricia, la segunda. Aunque confiesa que fue entonces cuando vivieron momentos duros.
"Puede sonar raro, pero lo pasé mucho peor siendo madre de dos hijos que cuando lo fui de cuatro. Al final estás aprendiendo, y también te ves más sola. Estaba mucho más esclavizada en todos los sentidos. Pero cuando fueron llegando más, te das cuenta de que son tus propios hijos también los que te ayudan. Mis hijos han cambiado pañales con ocho años", explica.
Berta está covencida de que no sólo ha criado a diez niños, ha criado a diez "buscavidas". "Mi familia, al contrario de lo que mucha gente se piensa, es una familia normal. Pero sí que es verdad que mis hijos han tenido que enfrentarse a ciertas responsabilidades que quizás un niño con menos hermanos no ha tenido que afrontar. Mis hijos han sido desde pequeños muy autónomos, y eso se ha visto reflejado en cómo han ido construyendo ellos su propia familia", cuenta.
Y es que, a medida que Berta iba teniendo hijos, ellos tenían los suyos propios. Tanto es así, que ella y su marido esperan ya su octavo nieto. "Con 45 años di a luz a Inés y con 48 a Berta, que fue la última. Cuando yo tuve a las pequeñas, mi nuera y mi hija Patricia ya tenían un bebé. Somos padres de niñas pequeñas a la vez que somos abuelos".
Confiesa que, al principio, esa mezcla fue "explosiva". La edad hizo mella, y aunque ha llevado mucho mejor la maternidad con sus últimos hijos, "ya no tienes el mismo aguante". "Hemos pasado épocas complicadas, pero puedo decir que ahora lo disfruto un montón. No cambiaría mi vida ni a mis hijos por nada del mundo", afirma.
Un día a día poco normal
Desde luego, resulta difícil imaginar cómo debe de ser un día cualquiera en una casa con 12 personas. Y Berta confirma que, desde luego, en su vida "no hay ni un sólo día que sea normal". Bromea. Asegura que en el fondo "no son tan diferentes a los días del resto de familias pero, evidentemente, son más complicados".
Ahora, no todos sus hijos viven en casa, pero antes, un día en la vida de los García de los Ríos Lamas consistía en lo siguiente: "A las diez todo el mundo estaba despierto. Yo por la noche ya había preparado la comida y los uniformes del colegio para el día siguiente. Los niños se iban al colegio solos o por parejas, depende de la edad que tuvieran, y luego cuando llegaban, se comía por turnos", explica Berta.
"Los problemas suelen llegar con el baño y la hora punta. Solo tenemos dos aseos, pero empezaron a ducharse por la noche y aprendieron a adaptarse", comenta. Parece todo un caos, pero para Berta, la clave está en "la organización y en recoger".
"Es algo que le he transmitido a los niños desde pequeños. Para mí es más fácil dar un toque de atención a cerrar los ojos para no ver el desorden, porque termino malhumorada. A mis niños les digo que dejen las habitaciones ordenadas por la noche que así por la mañana es más fácil. Y si el armario está hecho un caos, va todo al suelo y tienen que colocarlo de nuevo", dice.
Berta tiene la suerte de que, en su familia, siempre ha sido un 'todos a una'. Todo el mundo colabora, todo el mundo es responsable, pero también, todo el mundo se sacrifica. "Mis hijos mayores siempre están pendientes de si necesito ayuda. Si alguno quiere hacer, por ejemplo, un viaje, siempre me lo dicen por si les necesito. Muchos han cancelado sus planes por tener que ayudar en casa", cuenta.
Pero ese apoyo no sólo se queda en ayudar en casa o con sus hermanos. Como resulta obvio, una familia de 12 personas es algo difícil de mantener, pero Berta asegura que los que trabajan y viven con ella "también colaboran económicamente".
"Cuando he tenido a alguien que me ayudaba con la casa o lo que sea, mis hijos que trabajaban también han contribuido en esos gastos. Aún así, en mi familia siempre he querido transmitir que con poco es suficiente, y en mi casa no entran cosas que no sean imprescindibles. Por ejemplo, ni me acuerdo de la última vez que compré galletas o cereales", confiesa.
Vacaciones echadas a suertes
Esta familia también hace de las vacaciones toda una experiencia. Aunque son de Albacete, veranean en tierras gallegas. Concretamente en Ferreira (Lugo), de donde es la madre de Berta. Pero para esto, también hacen uso de sus particulares técnicas de organización.
"Tenemos un coche de siete plazas y, como no había sitio para todos, lo echábamos al 'pito pito gorgorito'. Unos iban con nosotros en el coche y otros se iban en tren desde Albacete a Ribadeo o Lugo, y allí los recogían. Ahora, como ya tengo a unos cuantos casados y con coche propio, ya ayudan a sus hermanos", cuenta.
Para ellos, estas vacaciones no son sólo vacaciones, sino una tradición. "Mis hijos los casados ya tienen alquiladas sus casas al lado de la nuestra, y mi hijo de 18 años tiene allí su pandilla. Con los que viven todavía conmigo me suelo pasar 20 días", revela.
Son una familia muy unida. Todos tienen una buena relación, aunque, como en todas las casas, siempre hay discusiones. "En este sentido he tenido la mala suerte de que 7 de mis hijos son varones. Y ya sabes cómo son de brutos. Sus juegos alguna vez han acabado mal y me he visto separando a cuatro hombres peleándose. Pero en mi casa hay una regla, y es que sin el perdón, no se entra", cuenta.
A pesar de estas rencillas, Berta asegura que su vida está llena de momentos maravillosos y, a medida que la familia se amplía, hay cada vez "más alegrías". "Al ser tantos, siempre hay un cumpleaños, un bautizo, una comunión... somos una familia con muchas celebraciones", bromea.
Berta y su marido siguen con la labor de ser padres, aunque haya sobrinos o nietos que sean incluso más mayores que sus hijas pequeñas. Aunque se les hizo cuesta arriba, confiesa que ahora disfrutan todo mucho más, y así es como lo seguirán compartiendo cada día en su cuenta de Instagram 12encasa.