"Lo ha hecho mi otro yo. He visto cómo me robaba la cara. Tenía mi rostro y mi cuerpo y ha apuñalado al niño, pero no he sido yo", reconoció Juan Pérez, el asesino confeso de Mateo en Mocejón (Toledo), en su declaración tras ser detenido. El joven, de 20 años, creía estar "en un videojuego" y, según sus propias palabras, actuó como poseído para arrancar la vida al menor de 11 años.
El joven, en su declaración, deliraba al hablar y, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, no mantenía un discurso coherente, lo que les llevó a pensar que podría sufrir algún trastorno.
Esto cuadra con lo declarado por el padre de Juan a la Guardia Civil. Según él, su hijo padece una discapacidad mental severa diagnosticada del 70%, de ahí que no fuera consciente de sus actos y, por lo tanto, sea inimputable.
Ya lo habían alertado los vecinos. "Hace dos años ya avisamos de que ese chico era conflictivo, lo veíamos en las calles caminando solo y venía a intentar pelearse con nosotros. La Guardia Civil y la alcaldesa lo saben desde entonces", explicaron los vecinos de Mocejón a EL ESPAÑOL.
La enfermedad mental es lo único que explica un suceso del todo incomprensible. "De primeras resulta difícil imaginar lo que podría llevar a alguien a apuñalar 11 veces a un niño que está jugando con sus amigos", explicaban también los investigadores a este periódico.
"Este chico tendría que haber estado en un psiquiátrico, ¿por qué no lo ingresaron?", se preguntaban los vecinos durante la búsqueda.
La detención
El suceso se produjo el domingo por la mañana, cuando algunos de los niños del pueblo se habían 'colado' en el polideportivo municipal para jugar al fútbol. Allí llegó Juan, con un objeto punzante -que todavía trata de encontrar la Guardia Civil-. Todos los menores corrieron al verlo y lograron salir, pero Mateo tropezó y Juan se ensañó con él. Le dio hasta 11 puñaladas para acabar con su vida.
Desde entonces, la Guardia Civil movilizó a todos sus efectivos para tratar de dar con el asesino. En un principio, se llegó a pensar que podría tratarse de un atentado yihadista, pero el transcurso de las horas cerró la hipótesis de raíz. El asesino se encontraba en el pueblo, como ya aventuraban en Mocejón el domingo. "Si ha entrado en el polideportivo, sabía por dónde podía colarse", explicaban a EL ESPAÑOL algunos de los vecinos.
Y, en efecto, así era. Se trataba de Juan, un joven "conflictivo" -según apuntaban también los vecinos-, de padres separados, que ya había tenido problemas en el pueblo. Durante el invierno, Juan vivía en Madrid, pero este verano se había ido a pasar unos días con su padre a Mocejón.
Precisamente, la Guardia Civil lo detuvo en casa de sus padre. Juan, entonces, con un discurso poco coherente, reconoció haber sido él, pero con otro "rostro". La explicación -la única que puede tener un suceso de tal calibre- la dio entonces el padre: el joven tiene una discapacidad del 70%.