En el centro de la imagen, Hamza El Hatmi y Abdessamad Fiach, los dos jóvenes nacionalizados por carta de naturaleza.

En el centro de la imagen, Hamza El Hatmi y Abdessamad Fiach, los dos jóvenes nacionalizados por carta de naturaleza. Cedida.

Reportajes

Hazma y Abde, los menas que llegaron bajo un camión y nacionalizados por salvar a un español

El Gobierno ha aprobado la carta de naturaleza a los dos jóvenes, a quienes se les concedió el año pasado la Medalla al Mérito de Protección Civil.

30 agosto, 2024 02:26

Hamza El Hatmi y Abdessamad Fiach nacieron a menos de 30 kilómetros de España en la que dicen que es una ciudad "muy bonita pero también muy empobrecida". Dos décadas después, en Lérida el sol abrasa. Un hombre de 74 años se ahoga mientras es arrastrado en el Canal de Serós por la corriente. Hamza y Abdessamad corren en su rescate.

"Habíamos acabado a las dos, teníamos que ir a dejar las herramientas. Vimos a una señora haciendo señales con las manos, estaba el hombre boca abajo, no se movía, nos tiramos y pensé que lo sacaríamos muerto. Le dimos la vuelta y gracias a Dios estaba vivo", explica Hazma en relación a ese día.

El acto heroico no sólo les valió la admiración de una ciudad donde el 20% de los habitantes son migrantes, sino también una Medalla al Mérito de Protección Civil que también les abrió las puertas para obtener la nacionalidad española. "Un sueño cumplido desde que llegamos", sostienen, ahora, ante EL ESPAÑOL.

Imagen de los dos jóvenes durante la ceremonia de entrega de la Medalla al Mérito de Protección Civil.

Imagen de los dos jóvenes durante la ceremonia de entrega de la Medalla al Mérito de Protección Civil. Cedida.

Dos extutelados

La historia de Abdessamad en España comenzó a los 17 años, cuando cruzó la frontera con Marruecos a través de Ceuta con su pasaporte. Después de dos meses en la ciudad autónoma, se escondió debajo de un camión y viajó en ferry hasta Málaga. Desde allí, marchó hasta Barcelona y finalmente a Lérida, donde encontró refugio en un centro de menores no acompañados. Al cumplir la mayoría de edad, Abdessamad pasó a un piso tutelado por el Ayuntamiento de Lérida, donde vivió durante seis meses mientras se preparaba para una vida independiente en España.

Hoy, con 23 años, Abdessamad valora profundamente las oportunidades que España le ha brindado, especialmente en el ámbito laboral. Aunque su sueño inicial era ser futbolista profesional —dice que se le da muy bien jugar como delantero o extremo izquierdo—, la vida lo llevó por otro camino, aunque confiesa que sigue disfrutando del fútbol sala como una de sus pasiones. Abdessamad se ha adaptado a la vida en Lérida, donde, pese a las dificultades, se siente en casa. "Me gusta mucho España por las posibilidades de empleo que tiene", comenta, añadiendo con convicción: "cuando eres una buena persona, da igual dónde estés".

Hamza, por su parte, llegó a España con tan solo 16 años, también oculto debajo de un camión. Tras llegar a Andalucía, y al igual que Abdessamad, viajó a Cataluña, donde fue asignado a un centro de menores en Juneda. Después de nueve meses, pasó a un piso tutelado y comenzó a construir su vida en España. Gracias a un curso de construcción en el Institut Municipal d’Ocupació (IMO), encontró empleo en una empresa de derribos y luego fue contratado para trabajar en proyectos municipales. En el momento del rescate en el canal, trabajaba en el mantenimiento de espacios públicos.

El salvar la vida del hombre en abril de 2023 fue un punto de inflexión en sus vidas. Y resonó más allá de las fronteras locales. Con el apoyo del Servei d’Orientació en Estrangeria de Lleida, que colabora con el Col·legi d’Advocats, ambos jóvenes solicitaron la nacionalidad española por carta de naturaleza, un reconocimiento otorgado por el Gobierno en casos de hechos extraordinarios. Sus solicitudes incluyeron pruebas del rescate, así como antecedentes penales tanto en España como en Marruecos. Recientemente, su solicitud fue aprobada, una decisión que fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), y su concesión fue celebrada como un ejemplo de los valores de solidaridad y humanidad que ambos representan.

Para Hamza y Abdessamad, la obtención de la nacionalidad española es más que un logro personal: "Es esperanza", dicen. A pesar de las dificultades que han enfrentado, ambos mantienen una actitud positiva y continúan construyendo sus vidas en España. Hamza sigue trabajando en reformas, mientras que Abdessamad está activamente buscando nuevas oportunidades laborales.