Dos jóvenes de origen subsahariano pasean por las calles de Vícar.

Dos jóvenes de origen subsahariano pasean por las calles de Vícar. J. I. M.

Reportajes

En Vícar, del PSOE y con un 34 % de inmigrantes: "No vienen a trabajar, sino a vivir del Estado"

El alcalde de este municipio de casi 30.000 habitantes afirma que se prepara "para alcanzar los 50.000 en un par de décadas". Este crecimiento demográfico genera controversias entre los vecinos.

30 agosto, 2024 02:26

Vícar es una localidad acogedora. Está a menos de 15 minutos en coche de la playa y a 20 del centro de Almería. Sin embargo, los vecinos lamentan que en verano se convierte en "una ciudad dormitorio". Aunque si hay algo que no falta en este municipio de casi 30.000 habitantes es trabajo en el campo. Una demanda que atrae a miles de inmigrantes de origen africano que se han ido asentando con los años en sus barrios en busca de un empleo, lo que genera constroversias entre una parte de los vecinos, que aseguran que en realidad "no vienen a trabajar, sino a vivir del Estado".

Esta condición ha conllevado que "el 34% de los habitantes de Vícar sean de nacionalidad extranjera", según datos del Ayuntamiento. Una peculiaridad demográfica que tiende a ir incrementándose con el tiempo. Sin embargo, desde el Consistorio viario, el único fiel a Sánchez en la Comarca del Poniente Almeriense, esto no es visto con malos ojos, pese a que otros municipios vecinos ya han mostrado su rechazo a las políticas de inmigración del Gobierno de España.

El alcalde del municipio, Antonio Bonilla, ha atendido a EL ESPAÑOL para asegurar que el crecimiento demográfico de Vícar "no es insostenible, porque nosotros proyectamos nuestra gestión como si se tratase de una ciudad de 50.000 habitantes".

El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, en una foto de archivo.

El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, en una foto de archivo. Ayuntamiento de Vícar

- ¿Qué le parece que el presidente del Gobierno vaya a traer a 250.000 inmigrantes más?

- Antonio Bonilla: No soy la persona más adecuada para matizar en decisiones a este nivel, porque la información que pueda tener el presidente del Gobierno no la tengo yo. Lo que sí tengo muy claro es que todo aquel que llegue al país tiene que hacerlo con control y en función de las demandas que existen.

Pese a las controversias que puede generar el crecimiento demográfico encabezado por los inmigrantes, Antonio Bonilla es un alcalde querido en su pueblo. No en vano, gobierna de forma ininterrumpida desde el año 99. Entre sus declaraciones, bromea con que él mismo es extranjero, ya que nació en Murtas, un pueblo de Granada. 

- ¿Considera que la inmigración es un problema? ¿Puede llegar a ser insostenible el crecimiento demográfico que experimenta el municipio?

- Antonio Bonilla: Nosotros recibimos ciudadanos de todas partes, no solo de África. Vienen porque hay trabajo, esa es la evidencia. Es verdad que la natalidad en los colectivos procedentes de África es mayor, pero en Vícar también estamos recibiendo muchísima población de otros pueblos de Almería.

En las próximas décadas llegaremos a los 50.000 habitantes. Por eso nos estamos preparando, todos nuestros servicios se están ampliando. Vícar tiene capacidad para ello, y lo estamos realizando con conciencia, mirando hacia el futuro y preparando el terreno.

El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla (c), inaugura un curso público de formación para aprender español.

El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla (c), inaugura un curso público de formación para aprender español. Ayuntamiento de Vícar

El Consistorio del municipio almeriense detalla en un comunicado que los ciudadanos extranjeros residentes en Vícar "provienen de 70 países". "Marruecos, Rumanía y Senegal" son las tres nacionalidades con mayor presencia en el Padrón Municipal de 2023.

- Según ha asegurado en otras ocasiones, su gestión política se basa en la cercanía con el vecino. ¿Cómo aplica esto con los ciudadanos que tienen un origen extranjero, cultura distinta y a veces no hablan nuestro idioma?

-Antonio Bonilla: En este mundo donde parece que solo existen las redes, considero que el contacto humano es lo más importante. Con ello consigues la fuente de información más importante. Es esa la línea que todo gobernante público debe seguir. El diálogo es siempre fundamental con los colectivos organizados, en este caso, de la inmigración.

También es fundamental la relación entre derechos y obligaciones. Todo ciudadano que vive en nuestro pueblo tiene que ser consciente de que hay que aceptar esas obligaciones. Esta relación se empieza por lo mas básico: la prestación de servicios y espacios públicos, y por eso somos un municipio orientado para acoger, porque Vícar irá creciendo con gente de fuera, y todo eso hará posible que podamos convivir.

Un joven de ascendencia africana circula con un patinete eléctrico por la calle principal de Vícar.

Un joven de ascendencia africana circula con un patinete eléctrico por la calle principal de Vícar.

Pesimismo ciudadano

Pese a las declaraciones del alcalde, una parte de los vecinos del municipio no se muestran tan optimistas con la forma en la que las Administraciones gestionan este crecimiento demográfico. En Vícar viven muchos jubilados que pasean a lo largo del Bulevar, un paseo que sirve como eje vertebrador de esta localidad.

Uno de esos jubilados es Antonio, que no se anda con rodeos cuando critica ante este diario la última medida adoptada por el Gobierno de España de acoger a 250.000 inmigrantes procedentes de Mauritania. "No sé qué van a hacer con los (inmigrantes) que ya tenemos aquí", reflexiona Antonio.

"No podemos hacer otra cosa que dejar que Sánchez siga pagándolos con el dinero del Estado. Y cuando él se vaya, que se busquen la vida los que vengan detrás", afirma este pensionista que ha pasado 34 años de su vida dirigiendo una finca en su pueblo.

Y es que Vícar, como adelantaba Bonilla, es un motor para la agricultura de Almería. Así lo recalca Alejandro, que antes de jubilarse también fue jornalero: "En esta zona hay tantísimos inmigrantes porque hay mucho trabajo en el campo". El pensionista saca una lectura positiva de la llegada de inmigrantes, asegurando que estos extranjeros "son la mejor manera de encontrar mano de obra fácilmente, porque la gente de aquí no quiere ya dedicarse a esto".

Un grupo de pensionistas de Vícar charlan en el paseo del Bulevar.

Un grupo de pensionistas de Vícar charlan en el paseo del Bulevar.

Aunque esta declaración choca radicalmente con el testimonio de Sergio (nombre ficticio). Este conserje de 38 años rebate el argumento de Alejandro afirmando que "aquí lo que hay es trabajo de negreros, de echar 12, 14,16 horas... Esa es la jornada laboral, y cobrando entre 1.100 y 1.400 euros".

Sergio se expresa con un tono contundente y con cierta desesperación, al tiempo que pide que no se cite su nombre "porque estando como están las cosas, aquí te matan en un segundo". Desde el anonimato, habla largo y tendido.

- ¿Alguna vez ha tenido problemas con algún inmigrante?

- Sergio: Yo no. Pero a veces voy a tomar café a un bar frecuentado por Guardias Civiles de aquí, y hace cuatro o cinco meses, me contaron que dos extranjeros de origen africano andaban robando por las calles a la gente. Te ven solo y como son jóvenes y fuertes te quitan el móvil y la cartera. Y también han violado a una muchacha española. Un conocido mío que es Policía Local me ha dicho que lleve cuidado cuando camine por la zona más conflictiva del pueblo.

Varios vecinos residentes en la zona más aislada de Vícar.

Varios vecinos residentes en la zona más aislada de Vícar.

Como señala Sergio, Vícar está dividido en varias zonas. Todo lo que rodea la calle principal del municipio está mayormente habitado y muy frecuentado. Desde este paseo, el visitante puede apreciar la alta afluencia de ciudadanos de origen subsahariano que circulan con patinetes eléctricos, en tanta cantidad como pueden contarse los vecinos de raíces españolas.

Sin embargo, existe una zona algo apartada del municipio donde se concentra la población "conflictiva" a la que alude Sergio. Se trata de una zona de solares vacíos y bloques de pisos relativamente nuevos. Aunque algunos de ellos están tapiados y muestran grafitis con mensajes como 'Fuck the Police'.

"A esa zona no le recomiendo a nadie acercarse", aconseja Sergio, antes de hacer una breve pausa reflexiva para matizar: "Yo no soy racista, nunca lo he sido. He pasado varios años trabajando en Reino Unido limpiando en cocinas, y muchos de mis compañeros eran de raza negra. Pero allí las cosas son diferentes, están a años luz de nosotros".

Un grafiti que protesta contra las Fuerzas de Seguridad del Estado en una de las zonas más conflictivas de Vícar.

Un grafiti que protesta contra las Fuerzas de Seguridad del Estado en una de las zonas más conflictivas de Vícar.

- ¿Por qué cree que se hacen las cosas mejor en Reino Unido?

- Sergio: Allí, como aquí, los extranjeros tienen que trabajar para ganarse la vida. La diferencia está en que allí tienes que trabajar honradamente, no puedes vivir del Estado. También por eso, los africanos que conocí trabajando representaban un tipo de inmigración totalmente diferente: ellos querían trabajar.

Ese es el problema, que vamos de buenos. No pasa con todo: con el tema de las ayudas, las religiones y todo lo relacionado. Nos adaptamos decimos aquello de "son sus costumbres y hay que respetarlas" y chapó, pero muchos de esos inmigrantes que tenemos ahora aquí, no se adaptan a nada de lo nuestro y no quieren trabajar.