Sara Pérez cruzó la línea de meta junto a Susana Rodríguez en primer lugar en París. Tras llegar a una final de los Juegos Olímpicos en natación (Atenas, 2004), la triatleta profesional lograba así coronar la cima del deporte en su primera experiencia con la discapacidad, ayudando a Rodríguez a colgarse el oro en estos Juegos Paralímpicos de 2024. La compenetración que mostraron ambas hacía pensar que llevaban toda la vida juntas. Sin embargo, solo llevan un año entrenando a la par.
Hace años que Pérez tenía sobre la mesa participar junto a Rodríguez como guía, pero su carrera deportiva le impedía estar a las dos cosas. Así que decidió seguir con lo suyo hasta que hace un año se decidió, a pesar de que lo otro le hacía ilusión.
"A Susana yo la conozco desde hace muchos años", dice Pérez en conversación con EL ESPAÑOL, "pero prioricé mi carrera deportiva y aposté por mí". "El año pasado me ofrecí para el Campeonato de España y se sintió a gusto, así que cambió de guía a un año de los juegos con la dificultad que ello conlleva".
A pesar de la premura, lograron el oro. ¿El secreto del éxito? "Para encontrar un buen guía debes tener sintonía tanto en lo personal como en lo profesional". Pérez reconoce que "lo que hacen ellos es tremendamente difícil, ponen su cuerpo en nuestras manos". No obstante, aún no sabe cómo explicar lo que sintió al cruzar la línea de meta: "No me imaginaba que fuera a ser tan gratificante".
La sintonía
Los deportistas pasan muchas horas junto a sus guías. Por eso es importante que los atletas paralímpicos acierten cuando eligen a su acompañante. Sara asegura, tras su experiencia como guía, que "cualquiera con dos dedos de frente" es capaz de hacerlo. Sin embargo, otra cosa es hacerlo mientras das el nivel deportivo.
"El nivel deportivo tiene que ser superior al de la persona que guías porque si no, no puedes hablar", aduce Pérez. "Luego, todo lo que es las funciones del guía, cualquier persona con dos dedos de frente, es capaz de hacerlo. Yo soy despistada, con pocos reflejos, poca coordinación visual, voy mirando justo al suelo… Y he sabido hacer este trabajo bien. Si yo soy capaz de hacerlo, puede hacerlo casi cualquiera".
Durante la conversación con EL ESPAÑOL, Pérez explica la importancia de que ella también haya sido deportista de élite. Fuera de la pista, Susana Rodríguez y ella pasan muchas horas juntas. "Eso hace también que pueda empatizar con ella en situaciones de estrés, de presión, cuando entran dudas… Al final pasamos 24 horas y va más allá del deporte. Compartimos los miedos, las incertidumbres…".
Para Pérez es fundamental buscar "un guía que te aporte sintonía en lo personal y en lo profesional".
En lo que a los atletas con discapacidad visual se refiere, son ellos mismos quienes los eligen, "porque lo que hace el guía repercute en el resultado". "Si te fijas, la mayoría de triatletas llevan muy buenos ciclistas, porque se trata de elegir a quien te pueda aportar más".
Sin embargo, en su caso no ha sido así. El mayor problema que han tenido Sara y Susana en la compatibilidad ha sido la bicicleta. Pero el hecho de que Pérez sea una gran nadadora le permitía "nadar con un ritmo muy cómodo y salir con la fuerza intacta".
Lo que más ha costado a la pareja ha sido subirse al tándem. La bicicleta biplaza es muy distinta, en lo que a manejo se refiere, de las que solo portan un sillín. En invierno, "estuvimos en el tándem, hicimos varias concentraciones de tres días, para que fuéramos nadando y en las competiciones y este verano hemos estado entrenando bastante juntas, sobre todo la natación y el tándem en cuánto a la habilidad. Usábamos cada día para hacer curvas y demás".
El secreto del oro, para Perez, estuvo en "la natación". "Nos salió muy bien porque hicimos un buen trabajo previo con las familiarizaciones. Hicimos muy buena natación porque la estudiamos muy bien. Si tienes una persona con menos conocimientos, no podría tener tantos recursos. En la bici, yo no soy habilidosa, era un hándicap", reconoce.
Difícil de entender
El tiempo que ha pasado junto a Rodríguez le ha dado a Sara Pérez para pensar en lo complicado de hacer deporte para las personas con discapacidad: "Lo que hacen es tremendamente difícil y ellos ponen su cuerpo en nuestras manos. Tienes que hacerlo todo bien para conseguir resultados".
Pérez añade que "te das cuenta de que pequeñas cosas normales nos parecen fáciles o no les prestamos atención y para ellos es una dificultad". Apunta que "ella necesita saber por dónde va a pisar, la sensación que le transmites es esa. Yo no me subiría al tándem con otra persona y se lo dije: 'tú también le echas unos huevos enormes…'. Ella me dice: confía en ti, que yo confío en ti".
Los sentimientos que ha generado la competición en Pérez son aún difíciles de explicar con palabras "porque este año no ha sido fácil": "Cambias de guía, tenía que enseñarme todo, dependía de que yo fuera ágil a la hora de aprender, luego ella tuvo una caída en Vigo, el sufrimiento de Susana...".
Sin embargo, todo cambió en la carrera: "Ver que se ponía de cara, que tienes la cosa a tu favor... Y luego sabes que has conseguido la carrera perfecta. Es una felicidad que por otro lado ni te la crees. No sabría cómo explicarlo. Supongo que será parecido al orgullo y felicidad que sientes por tu hermano o tu hijo".
Sara no se ve haciendo de guía de otro atleta. Entre otros motivos, porque piensa que le sería difícil encontrar una triatleta española con la que tener la misma sintonía, sobre todo por la edad.
Formación de guías
La Federación Española de Deportes para Ciegos se encarga de coordinar en muchas ocasiones a los deportistas con sus guías. Para ello, el elemento más importante y primordial, tal y como explica Gemma León Díaz, secretaria general de la FEDC, "es estar al nivel del deportista al que servirá de ayuda".
Por eso, cuando los guías acuden a ellos les suelen hacer unas pruebas para comprobar que pueda dar el nivel. Lo segundo: la sintonía. "Es necesario que se conozcan, que hablen un lenguaje común, entenderse... Porque tienen que entrenar juntos, viajar juntos, compartir mucho tiempo... Pero al final el resultado depende también de que el guía esté al nivel del deportista", señala León Díaz.
Desde la FEDC aseguran que el acompañamiento fuera del deporte no es una exigencia. Sin embargo, "si van a coger un medio de transporte, un hotel, estar en una concentración...". "Imagínate en los Juegos, están todo el día juntos, lógicamente".
Por encima de los dos atletas, además, está el entrenador, que será el que les marcará las pautas de trabajo. En ningún caso el guía suple o compatibiliza ambas.
Para facilitar sus labores, también se realizan formaciones a los guías, cuenta León Díaz: "Reunimos a veces a gente nueva, que más o menos practique el deporte. Los guías pueden ser personas sin discapacidad, claro, pero normalmente es gente que ya practica el deporte. Te enseñamos cómo guiar a una persona ciega, cómo tratar con ella, cómo orientarla y, si realmente funcionan, pues siguen entrenando juntos y compitiendo juntos. Luego, hay también sesiones de reciclaje, de personas que ya son guías, que a lo mejor tienen poca experiencia o necesitan cambiar de deportistas".
Lo más conocido es el atletismo, pero también hay guías para el triatlón, el esquí, la natación, el tiro o la carrera por campo a través. "Hay múltiples deportes que requieren un guiado diferente. En el esquí, por ejemplo, van separados y la persona tiene que decir por dónde van; no van pegados y la comunicación debe ser muy rápida y muy eficaz. No es lo mismo ir sobre los esquís, que van muy rápido, que el de montaña que tiene que guiar a dos, si hay raíces, charcos, barro, hojas... La función del guía en la práctica es ser lo más eficiente posible".
¿Cómo llegar a ser guía? "De muchas maneras. Hay veces que nos llegan de prácticas de la universidad, gente que practica deportes que se apunta como voluntario, gente que nos conoce por reportajes como este y se anima. Hay muchos caminos", señala León Díaz.
La secretaria general de la FEDC, por último, no deja escapar un detalle: el económico. A pesar de que los guías son voluntarios, son los atletas los que tienen que asumir los costes de su manutención y dietas antes de las carreras, los hoteles, los transportes... A eso habría que sumar el material para practicar el deporte: un tándem, por ejemplo, es más caro que una bici. "Las ayudas deben ir orientadas a estas especificidades. Si no, no estamos haciendo una buena inclusión".