¿Para qué sirven las certificaciones veganas y ‘Cruelty Free’ en cosméticos?
Las pruebas en animales, desde hace años, han sido sustituidas por pruebas de cultivos celulares, simulaciones informáticas y modelos in silico.
15 septiembre, 2024 02:43Los productos con las certificaciones Cruelty Free y veganas son siempre más caras debido a que el consumidor paga más dinero para apoyar una causa: que dejen de experimentar con animales. Sin embargo, cada país tiene regulaciones diferentes y por tanto es difícil saber si tú compra está haciendo la diferencia.
Muchas personas se preguntan si en algún futuro se dejará de experimentar en animales y para las que no tienen mucha información respecto al tema, qué se está haciendo. ¿Es cierto que el ser humano puede utilizar productos sin haberlos testado en animales? ¿Es necesario experimentar en ellos? ¿Por qué algunos productos tienen sellos de crueldad animal y otros no?
Buda enseña que en la vida hay ‘cuatro nobles verdades’ para que el humano sea iluminado. Son: la verdad del malestar; la verdad de la causa del malestar; la verdad del cese o la extinción de la causa del malestar; y la verdad del camino que conduce a la extinción del malestar.
Aunque el sufrimiento es parte de la vida, no deberíamos intencionalmente infligir dolor a otros. Especialmente a aquellos que no tienen una voz. Las ‘cuatro nobles verdades’ nos enseñan lo que cada uno de nosotros podemos hacer para nuestro propio despertar y liberación del sufrimiento de la vida samsárica —el ciclo de nacimiento, vida, muerte y encarnación—.
La experimentación en animales es un tema que en los últimos años ha acaparado las miradas del público para concienciar a la población sobre el cruel trato a pobres inocentes, vulnerables e indefensos animales.
La premisa del argumento que pretende justificar el sufrimiento y la explotación del animal, se basa en la supuesta evolución y superioridad de nuestra especie: la ‘gran’ raza humana.
Tanto así que la experimentación en ellos se ha vuelto más que una norma o una regulación a seguir en el último siglo. El ser humano ha puesto en evidencia que esta crueldad está fija en nuestra psique. En nuestro imaginario social se ha demostrado que el ser humano es ajeno al dolor del prójimo (en este caso el del animal) y la capacidad de empatizar ha disminuido de manera significativa; siempre justificando el fin. Explicando entonces que nuestra evolución depende de ello.
Al igual que el ser humano, corre sangre por las venas del animal; tiene un sistema nervioso, tiene un corazón latente; es un ser viviente con la habilidad de razonar y el supuesto hecho que es incapaz de sentir dolor. Existe un porcentaje importante de personas y activistas que trabajan para erradicar la experimentación en animales, pero todavía falta mucho por hacer. La veracidad de erradicar el experimento, es un tema que lentamente se ha incrustado en nuestra cultura contemporánea.
Incluso Hollywood ha sido partícipe de este movimiento con películas como ‘Legalmente Rubia 2’. Si eres amante de las películas, recordarás que la trama de la película busca aprobar la ‘Ley de Bruiser’ que pondrá fin a los experimentos en animales, después de que Elle (el personaje principal) se entera de que la mamá de su chihuahua es utilizada en experimentos por una compañía de cosméticos.
En mi familia, el amor y el respeto hacia los animales es un valor inculcado desde temprana edad. A mis hermanos y a mí nos enseñaron que la vida de un animal y un insecto no es menos importante que la nuestra y por esa razón había que respetarla.
Crecí en una casa grande, con 10 perros rescatados de la calle. Todos con historias que los convierten en héroes superando retos e injusticias crueles, pero que afortunadamente terminaron con un final feliz, formando parte de nuestra familia. Partiendo de esto, intentamos comprar productos certificados como “Cruelty Free”.
Mi mamá cuando mis hermanos y yo éramos más pequeños leyó un artículo que denunciaba a algunas marcas que experimentan en animales. Desde ese día, cuando iba al súper preguntaba por los productos “Cruelty Free”. Ahora ya no lo hace; simplemente busca el certificado vegano o el sello de “Cruelty Free” en el producto. Mis hermanos y yo seguimos el ejemplo. Con los años, hay más productos “Cruelty Free” o veganos. Estos certificados son incluidos por las empresas en los catálogos. Hay más de donde escoger.
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Inteligencia Artificial
El periodista historiador Kenneth G. Pringle describe que “la Revolución Industrial tiene como característica la destrucción y creación de trabajos”. Algunos académicos la dividen en tres etapas marcando el comienzo en 1774 con la utilización (1) de vapor, (2) de electricidad y en la década de 1950 la (3) utilización de información, haciendo referencia a las computadoras. La cuarta fase es la llegada y la utilización del internet y la quinta fase —en la que nos encontramos— es el uso de la Inteligencia Artificial.
Presuntamente la inteligencia artificial beneficia a la ciencia y debería contribuir al fin de reducir y erradicar los experimentos en animales. Hay tres modelos para sustituir los experimentos en animales:
1. In-vitro testing: Funciona con células epiteliales humanas que son insertadas en dispositivos tecnológicos que imitan la estructura y el funcionamiento del sistema y de los órganos humanos. El método se usa raramente, ya que es nuevo. Sólo las compañías grandes de maquillaje las usan.
2. Modelo de computadora: hay modelos de softwares que pueden estimular biología humana. Estos modelos pueden predecir con gran precisión, el comportamiento de un producto utilizado por un ser humano.
3. Experimentos en humanos (ensayos clínicos).
Compañías “Cruelty Free”
En el siglo XXI, hay más compañías registradas con el sello de “Cruelty Free” como Fenty Beauty (creada por Rhianna), Kylie Cosmetics (creada por Kylie Jenner), Rare Beauty (creada por Selena Gomez), Rhode’s Skin (creada por Hailey Bieber)y Florence Mills (creada por Millie Bobby Brown), entre muchas otras más. En España, DRUNI, 3INA, NYX Cosmetics, CATRICE, ESSENCE y ‘Abril et Nature’ son marcas reconocidas como “Cruelty Free”, e incluso la última asegura reemplazar ensayos de productos cosméticos en animales por alternativas in vitro.
Otras estrategias alternativas descritas en el artículo titulado ‘Sustituto de animales en la investigación de fármacos: un enfoque hacia el cumplimiento de las 4R’ (‘Substitute of Animals in Drug Research: An Approach Towards Fulfillment of 4R's’, en inglés), publicado en National Institutes of Health, incluyen: métodos y técnicas fisicoquímicas que utilizan sistemas microbiológicas, células madre, chips de ADN y microfluidos.
“Desde hace años se han sustituido por pruebas de cultivos celulares o tejidos que simulan piel. También se utilizan simulaciones informáticas, o modelos in silicos (allí se estudia las propiedades de una molécula a partir de su estructura molecular), por lo que hoy en día las pruebas en animales no son necesarias”, explica una portavoz de 'Abril et Nature'. Además, menciona que “en la Unión Europea los ensayos en de productos cosméticos en animales están prohibidos desde el año 2004. En 2009 se prohibieron también los ensayos de los ingredientes destinados a ser utilizados en cosmética”.
Otras regulaciones
Pero estas empresas no sólo venden sus productos en Europa también lo hacen en Estados Unidos, América Latina (excluyendo México), Oriente Medio, en Australia y Nueva Zelanda y en Asia, específicamente en China, donde cambian las regulaciones y las normas para poderlos vender.
En muchos países, como es el caso de China, es un requerimiento experimentar los ingredientes y el producto final en animales. Lo que le quita credibilidad a la marca. “Esta prohibición sólo existe en la Unión Europea. Por tanto, en productos cosméticos que se importan desde fuera de la unión, no existe esta garantía ya que el 80% de países esta prohibición no existe”, aclara la portavoz de la compañía 'Abril et Nature' a EL ESPAÑOL.
Desde 2021 en China ya no es obligatorio testar productos de belleza o cosméticos en animales si la compañía vende online lo que manufactura. Por lo que muchas compañías reconocidas, amantes de animales, como Anastasia Beverly Hills Cosmetics, Milani Cosmetics, Rimmel London, Too Faced, Urban Decay, Lush, por nombrar algunas, han aprovechado esta oportunidad ingresando al mercado chino online.
A su vez, hay otras compañías como Prada, Kiko Milano, E.L.F. Cosmetics, NYX Cosmetics, Kenzo, entre otras marcas que le aseguran al público que son “Cruelty Free”, pero no lo son porque tienen que vender sus productos de manera física en el país asiático, explica el blog de Ethical Elephant.
‘Cruelty Free’ en Europa
Un portavoz de Certificaciones UVE (empresa encargada del sello V-Label España), explica a EL ESPAÑOL que el concepto de ‘Cruelty Free’ “no es una moda, es una tendencia al alza; cada vez el consumidor está más concienciado y sensibilizado con el origen y el impacto que tienen los cosméticos que adquiere”. En Europa, hay ciertas regulaciones que todas las compañías de cosmética deben seguir al manufacturar sus productos.
La compañía de CATRICE explica extensamente en su página web que “la prohibición de experimentos en animales se aplica tanto al producto final como en los ingredientes y materiales en su elaboración”. Sin embargo, muchos de los ingredientes también son utilizados en la industria farmacéutica para la fabricación de medicamentos y debido “al interés que representan para la salud del ser humano, otras regulaciones son aplicadas, significa que la experimentación animal es utilizada”, pero no en productos cosméticos, lo que justifica la premisa que la industria cosmética no experimenta en animales.
La portavoz de CATRICE, Katrin Steinbach explica a EL ESPAÑOL que antes de que los productos se puedan comercializar, son sometidos a una evaluación por un especialista, exigida por ley. El especialista evalúa “la seguridad de las materias primas individuales, pero también su combinación en el producto. El producto sólo puede comercializarse si es 100% seguro e inocuo”. Los productos que entran en contacto con las mucosas, como el rímel, “se prueban en institutos de ensayo con voluntarios”.
Todos los ingredientes son considerados “seguros” dentro de las regulaciones químicas. Sin embargo, la industria cosmética utiliza métodos de pruebas alternativas a la experimentación animal. Si las sustancias no pasan estas pruebas, entonces su utilización estará prohibida en este continente. “Por tanto, las empresas que, como nosotros, somos fabricantes dentro de la Unión Europea, no realizamos pruebas en animales”, afirma la portavoz de la compañía de cosmética Abril et Nature a EL ESPAÑOL.
¿Qué tan fácil es adquirir el sello?
En los últimos años se ha vuelto más común encontrar productos en el mercado con la certificación de “Cruelty Free”. Sin embargo, al ser muy caro tener el sello, muchas compañías prefieren prescindir de dicho sello. Hoy, “cada día son más los productos de cosmética que utilizan el logo V-label”, menciona una portavoz de Certificaciones UVE. Continúa explicando que el “coste de la certificación depende de dos factores. La facturación total de la empresa y del número de productos a certificar. Dependiendo de estos datos, el coste puede encarecerse más o menos”.
El Atolón Bikini
Entre los años de 1946 y 1958 se llevaron a cabo experimentos con bombas atómicas en las Islas Marshall, específicamente en el Atolón Bikini, por parte de Estados Unidos, luego que las Naciones Unidas le otorgan autoridad sobre las islas a través del Tratado de las Islas del Pacífico (TTPI, sus siglas en inglés).
El propósito del experimento era probar y entender el efecto que la radiación tenía en seres vivos; investigación científica de interés en el contexto de la Guerra Fría. El experimento resultó en 167 civiles desplazados, alrededor de 5.664 animales muertos (en los que se incluyen cerdos, cabras, ratas, ratones y conejillos de la india), y afectó la vida de los japoneses.
El gobierno estadounidense pretendía demostrar al mundo el poder de destrucción que poseía y lo logró invitando a corresponsales de diferentes países para presenciar las pruebas a la isla oceánica.
¿Era importante ‘testar’ el efecto de radiación en seres vivos? La respuesta es no, ya que los científicos japoneses estaban recolectando data de los efectos y las consecuencias que la radiación tenía en seres vivos y en el medio ambiente tras la devastación producida por las bombas atómicas lanzadas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945.
“Algunos de estos animales en las Islas Marshall no sólo fueron empleados para estudiar los efectos de radiación en individuos, sino también estudiar las consecuencias de salud a largo plazo para las siguientes generaciones”, explica Jennifer Knox, analista de políticas de investigación de Global Security Program in the Union of Concerned Scientists a la revista Newsweek.
En 1958, los experimentos se finalizaron en las islas, y en 1963, los estados negociaron el “Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos”, que pusieron fin a las pruebas atmosféricas, consecuencia de las pruebas nucleares por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética.
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Tres R’s
El concepto de la ‘Tres R’s’ (que asegura el “bienestar” animal) se introdujo en 1959 por William Russell y Rex Burch. Casualmente, sucedió el año después de que finalizarán los experimentos con bombas atómicas en las Islas Marshall.
Las 3 R’s pretenden que los experimentos en animales sean menos crueles.
La primera “R” significa reemplazar que se refiere a la sustitución de animales superiores conscientes y vivos por material insensible.
La segunda “R” significa reducción: tiene la intención de reducir el número de animales utilizados para obtener información de cantidad y precisión determinada.
La tercera “R” significa refinamiento: es cualquier disminución en la severidad de los procedimientos inhumanos aplicados a aquellos animales, que como última opción deben ser utilizados.
En los últimos años se ha incluido una cuarta ‘r’ de rehabilitación: propuesta para mejorar el beneficio científico mientras que a la par, se minimiza el daño a los animales de laboratorio. Los países que lo aceptaron son: Kenia, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, India, Japón, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Australia, Fiji, Nueva Zelanda, Islas Salomón, 27 países de la UE, Islandia, Noruega, Suiza, Turquía, Canadá, Estados Unidos, Brasil y Perú.
Hoy en día, los cetáceos, por ejemplo, son víctimas de experimentos militares. Éthique Animale denuncia que, en ocasiones, los ejércitos prueban los efectos de sus nuevas armas en objetivos en movimiento y, por tanto, atacan a los animales. El objetivo es observar la resistencia del cuerpo de los animales ante ataques o situaciones extremas que puedan sufrir los mismos soldados durante los conflictos. Además, los animales también pueden ser sujetos de experimentación quirúrgica para que los médicos militares aprendan a tratar las heridas de armas y su capacidad de cicatrización.
Concienciación en España
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en 2022, en España se registraron 1.123.245 usos de animales para experimentación, de los cuales el 86% son destinados para investigación. Las especies utilizadas son 47% roedores; 37% peces; 12% aves y el 1% restante esta repartido entre conejos, cerdos, vacas, cabras, ovejas, gatos, perros, caballos, anfibios, reptiles, primates, cefalópodos entre otras especies. Supuestamente, ha disminuido el número de veces que es utilizado un animal durante los experimentos, según informe de 2022 de MAPA, porque claramente existe una ‘cultura clara’ de creciente concienciación social.
España es reconocido como el país en Europa que más protege a sus animales, debido a la ley de ‘Bienestar Animal’, que se presentó el 28 de marzo de 2023 y entró en vigor seis meses después.
La ley protege los “derechos y el bienestar de los animales de compañía y silvestres en cautividad, detallando sus condiciones de tenencia, luchando contra el abandono y el maltrato y promoviendo la adopción y tenencia responsable”, según el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda, excluyen a los toros, a animales utilizados para la agricultura y a los animales con los que se experimenta. Desafortunadamente, debido a ello, no sorprende que muchos españoles al comprar productos no se fijen si las marcas han utilizado a animales para testar el producto o no.
La primera ley
Curiosamente, la primera legislación en contra de la crueldad animal en Europa, fue aprobada en el año 1635, prohibiendo arrancar lana de ovejas vivas en Irlanda.
La experimentación en animales comenzó en el siglo XVI, explica Animanaturalis la organización sin ánimo de lucro, aunque se sabe que en la Grecia antigua se utilizaban animales en experimentos científicos. Era común hacer vivisecciones en animales para entender cuáles eran los mecanismos y las funciones de los seres vivos.
No fue hasta el siglo XVIII cuando el célebre filósofo pruso Immanuel Kant (al quien se le acredita el idealismo transcendental) razonó que la crueldad contra los animales puede llevar a crueldad contra los mismos humanos, como explica un artículo escrito por Beonchip. Este es un momento clave que marcó el rumbo hacia los derechos de los animales.
En 1898, la activista irlandesa Frances Power Cobbe fundó la ‘Unión Británica para la Abolición de la Vivisección’(BUAV por sus siglas en inglés). Es una organización con el objetivo de hacer campaña contra la vivisección de animales. La campaña hacía publicaciones en masa, además de organizar protestas contra instituciones que permitían la experimentación en animales.
La primera ley de protección animal se decretó en 1822 en Gran Bretaña, conocida como Ley de Richard Martin para prevenir el trato cruel e inapropiado del ganado (Richard Martin's Act to Prevent the Cruel and Improper Treatment of Cattle, en inglés).
En 1975, Peter Singer escribió 'Animal Liberation' y en 1983, Tom Regan escribió 'The Case for ‘Animal Rights’'. Ambos libros influyeron inmensamente en la concienciación sobre el maltrato animal.
Hoy en día, según la asociación estadounidense de Animal Humane Society, todos los animales cuentan con “Cinco Libertades”, que son claramente violadas todos los días al experimentar con ellos. Éstas dictan el bienestar del estado físico y mental.
1. Libres de pasar hambre y sed. Hay que tener acceso a agua fresca y a una dieta para mantener la salud y el vigor.
2. Libres de pasar incomodidades. Hay que tener un ambiente apropiado que incluye un refugio y un área para descansar cómodamente.
3. Libres de sentir dolor, estar lastimado o sufrir enfermedades. Se debe prevenir o diagnosticar rápidamente y tratar.
4. Libres de expresar un comportamiento normal. Se debe proporcionar suficiente espacio, facilidades adecuadas y brindarle compañía de su misma especie.
5. Libres de sentir miedo y angustia. Se debe asegurar las condiciones y tratamiento para evitar sufrimiento mental.
¿Alguna vez hemos experimentado en humanos? La respuesta es sí. En múltiples ocasiones, en diferentes siglos.
Ignaz Semmelweis
La fiebre puerperal hoy en día es conocida como ‘infección postpartum’. Antes del siglo XIX, los médicos no comprendían ni sabían por qué las mujeres fallecían, en su mayoría, después de dar a luz. Según la teoría del Miasma, las muertes se atribuían a la muy mala calidad del aire, lo cual hacía sentido por la revolución industrial. Según la teoría del Contagio, las mujeres llevaban dentro de sí la fiebre. Eran los dos paradigmas médicos de la época.
El doctor húngaro Ignaz Semmelweis empezó a experimentar en sus pacientes para encontrar la causa. Se dividió la clínica en dos. En la sección ‘A’ los doctores asistían en el parto; mientras que la sección ‘B’ era asistida por parteras. Descubrió que menos mujeres morían en la sección de las parteras que en la de los doctores. ¿Por qué esta diferencia del comportamiento?
Una de sus hipótesis incluía el tintineo de la campana utilizada por el sacerdote que daba a las mujeres sus últimos ritos antes de fallecer. Pensó que el tintineo les provocaba histeria, lo que llevaba a un ataque al corazón.
En 1848, después de algún tiempo buscando la causa de la fiebre sin éxito, uno de sus colegas, Jakob Kolletschka, fue cortado accidentalmente con un cuchillo utilizado por un estudiante de medicina en una de las autopsias de una mujer infectada. Murió a los dos días. A raíz de este incidente, Semmelweis ordenó que todos los instrumentos debían ser lavados con cloro antes de su uso y que los médicos debían lavarse las manos, con lo que logró erradicar la fiebre casi al 100%.
Determinó que si los médicos se lavaban las manos y lavaban los instrumentos que utilizaban con cloro, entonces las mujeres sobrevivirían tras el parto y los días subsecuentes. En sus cinco años como jefe del hospital y jefe de obstetricia, de 900 mujeres que dieron a luz, sólo nueve fallecieron siguiendo el protocolo.
Desafortunadamente, el resto de los doctores en el mundo no le hacían caso sobre la importancia del lavado de manos y de los instrumentos ya que estas medidas higiénicas no estaban incluidas en la teoría del Contagio y ni en la del Miasma. Fue hasta 1861 cuando el joven francés Louis Pasteur presentó la teoría de los gérmenes. El mundo entendió lo que es una bacteria y un germen y empezaron a lavarse las manos, convirtiéndose en protocolo. La teoría del germen pasó a ser el nuevo paradigma médico.
Auschwitz, Buchenwald, Ravensbrück y dulces
Cuando se hace mención sobre los experimentos en campos de concentración, el nombre de Joseph Mengele, apodado el ‘Ángel de la Muerte’ en Auschwitz, viene a la cabeza. Mengele es recordado por sus experimentos en niños gemelos y en personas que sufrían de acondroplasia (causa de enanismo). Una de sus hipótesis era que, las personas en las que experimentaba eran más débiles y vulnerables debido a ser gitanos o judíos, por lo que consecuentemente, tenían sangre y tejido degenerativo. Evidentemente es falso.
Pero Auschwitz no fue el único campo de concentración en el que se experimentó en humanos durante la Segunda Guerra Mundial, que duró de 1939 a 1945. Entre los muchos campos de concentración y de exterminación se incluye Buchenwald y Ravensbrück.
En Buchenwald, el doctor danés Carl Værnet experimentaba en prisioneros homosexuales con la tarea de “eliminar en su totalidad la homosexualidad”. Éstos fueron obligados a someterse a una operación que implicó la inserción de una glándula artificial como parte de una terapia hormonal.
En Ravensbrück, el Profesor Karl Gebhardt, doctor Fritz Fischer y la doctora Herta Oberheuseur experimentaban en prisioneras polacas quienes fueron apodadas en el campo de concentración como “Conejas”, ya que cojeaban después de ser operadas. Los experimentos consistían en crear heridas e infligir intencionalmente. Estas se infectaban con bacterias como estreptococo, gangrena gaseosa y tétanos.
Luego, la circulación de la sangre se interrumpía atando los vasos sanguíneos en ambos extremos de la herida para simular heridas en el campo de batalla. Como resultado, la infección se agravaba al introducir en las heridas virutas de madera y vidrio molido. Por último, era tratada con sulfanilamida y otros fármacos para determinar su eficacia.
Con el propósito de evitar otra catástrofe como la que se presentó en la Segunda Guerra Mundial, la Declaración de los Derechos Humanos de la autora Eleanor Roosevelt, entró en vigor el 10 de diciembre de 1948. Por tanto, los derechos humanos debían de ser respetados por ley.
Sin embargo, no todos los países respetaron el escrito y en 1946, un grupo de científicos suecos obligó a un grupo de pacientes de un hospital psiquiátrico en Lund, Suecia, a ingerir 24 piezas de una sustancia pegajosa y café (o sea chuches) en un sólo día. Los pacientes no estaban en su facultad mental para consentir el experimento, que duró tres años. El experimento demostró que el consumo de azúcar, en especial entre comidas, causa caries dental.
Las víctimas de los experimentos nazis sufrieron de la misma manera como hoy en día sufren centenares de animales. Tienen sentimientos, sienten dolor, y al final su especie no se beneficia de su sufrimiento, a diferencia del ser humano, convirtiendo la esencia del experimento en crueldad.
Pensamiento cognitivo
Los animales sí sufren. El Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich asegura que las ratas son animales inteligentes por lo que son capaces de tener sentimientos negativos como positivos y, por lo tanto, sienten dolor. Recordemos que 47% de animales con los que se experimenta son roedores.
El filósofo Bernard Lonergan explica que el pensamiento cognitivo tiene cuatro fases. En la primera, el individuo experimenta el mundo empírico y luego cuestiona lo que acaba de experimentar. Luego, entiende esa nueva experiencia y la cuestiona. Después, juzga esa comprensión y la cuestiona. Por último, decide si le dará una cualidad positiva o negativa a ese juicio.
Entendamos la problemática detrás de la experimentación animal. Cuestionemos si vale la pena. Juzguemos cómo los experimentos afectan a los indefensos animales. Cambiemos los métodos de prueba por aquellos que no lastiman a los animales.
El escritor estadounidense Jeremy Aldana escribió: “Lo importante no es tanto el viaje; sino lo es la forma en que tratamos a quienes nos encontramos y a quienes nos rodean a lo largo del camino”.