Cualquiera que se haya adentrado en el despiadado retrato de la toxicidad del poder y los traumas paterno-filiales manifestados en Succession percibirá notables paralelismos entre la serie de HBO y la historia de Rupert Murdoch y sus hijos por hacerse con el control de Fox y News Corp. Esta misma semana comienza otro capítulo en los enredos de los Murdoch que bien podría provenir de la pluma de Jesse Armstrong: los cuatro hijos del patriarca, y él mismo, se enfrentan entre sí en una encarnizada batalla legal en un tribunal de Reno, en el estado de Nevada, por culpa de un fideicomiso que bien podría catalogarse ya de maldito.
Las condiciones de ese fideicomiso –el contrato por el que un testador deja su herencia o parte de ella a sus herederos– se establecieron en 1999. Fue el año en el que Rupert Murdoch se divorció de su exmujer Anna Maria Torv tras 32 años de matrimonio. Ella podría haberse hecho con el control de la mitad del patrimonio del magnate si lo hubiese llevado a juicio; en su lugar, decidió asegurar el futuro de sus tres hijos –Elisabeth, Lachlan y James– obligando a Rupert Murdoch a crear dicho fideicomiso para garantizarles un puesto de responsabilidad orgánica en su imperio. Entre las condiciones estaba que sólo ellos tres y Prudence Murdoch, hija del anterior matrimonio de Rupert con Patricia Booker, podían tener voz y voto en el consejo directivo del conglomerado.
Con ese acuerdo, Anna María Torv se libraba de que futuros hijos o hijas del magnate –que ya lleva cinco matrimonios– pudiesen influir en el patrimonio familiar. Así, por ejemplo, las dos descendientes que tuvo con su tercera mujer, Wendi Deng, llamadas Chloe y Grace, tendrán una suculenta herencia cuando Rupert Murdoch muera, pero no podrán gozar de ningún tipo de privilegio en cuanto a toma de decisiones en la empresa se refiere. En cambio, Elisabeth, Lachlan, James y Prudence tendrán un voto cada uno y asumirán, por igual, las responsabilidades del negocio familiar.
O, quizás, no. Eso es lo que se dirime desde este lunes en los tribunales de Nevada. Porque la estrategia más reciente del nonagenario Murdoch consiste en tratar de modificar las condiciones de ese fideicomiso firmado en 1999 para concentrar el poder en el hijo predilecto del magnate: Lachlan Murdoch. Un movimiento que el empresario australiano ha bautizado con el paradigmático nombre de Project Harmony (Proyecto Armonía), y que ha añadido un nuevo episodio a la larga lista de polémicas y litigios mediáticos de la familia.
¿Qué intenciones esconde Murdoch al querer convertir a Lachlan en el primus inter pares de sus hijos? ¿Qué dicen las leyes sobre la modificación de fideicomisos que ya están aprobados? ¿Hay letra pequeña y se pueden cambiar? ¿Cómo puede afectar al futuro de medios de comunicación como The Times, The Wall Stret Journal, Fox News o The New York Post, todos propiedad del patriarca, la decisión que tome un juez? ¿Y cuáles son las alianzas que unen y desunen a los Murdoch en su batalla por hacerse con el control de uno de los mayores legados periodísticos de la historia?
El fideicomiso de la discordia
Lo primero que hace falta discernir es qué papel juega cada uno de los hermanos en la estructura de la Fox Corporation y en sus diferentes ramificaciones mediáticas. Lachlan Murdoch es el favorito de Rupert por una sencilla razón: es el más afín a su ideología. No debe olvidarse que la línea editorial de Fox es muy conservadora. Fox, a través del canal de televisión Fox News, ha sido el principal apoyo de figuras como Donald Trump o George Bush en su carrera hacia la Casa Blanca. De sus huestes han salido hasta personajes como el presentador y agitador Tucker Carlson, quien fue despedido en 2023 por haber propagado el bulo del fraude electoral en Estados Unidos.
La ideología de Murdoch es, por tanto, claramente de derechas, y él quiere que el sucesor de su imperio también lo sea. ¿Recuerdan aquel episodio de Succession en el que Logan Roy deja en manos de su hijo Roman que su canal, ATN, dé por vencedor de las presidenciales al candidato de ultraderecha a sabiendas de que ha habido un error en el recuento de votos de Wisconsin? Salvando las distancias, Rupert Murdoch quiere a un gestor que apoye la línea ideológica del Partido Republicano con fe ciega y que dé a la masa –en eso todos los medios de Murdoch, desde The Sun hasta The New York Post siempre han sido expertos– lo que esta quiere recibir. Es la única manera de mantener unos buenos datos de audiencia. Todo por el share.
Lachlan Murdoch es un conservador de manual, y Rupert lo quiere a él como único gestor al frente de su imperio mediático. El actual copresidente de News Corp y CEO de Fox Corporation, de 53 años, no es abiertamente trumpista, pero tampoco es ningún secreto que "tiene una especie de inclinación filosófica", en palabras del periodista australiano Paddy Manning, biógrafo de Lachlan, hacia figuras como la de Tucker Carlson. Sí, el mismo Tucker que apoya la agenda MAGA de Trump, blanquea los disturbios en el Capitolio, niega el cambio climático, condena el aborto o promueve las teorías de la conspiración del fraude electoral alineadas con la extrema derecha.
Para Rupert Murdoch, tener al frente a Lachlan es la única forma de asegurarse de que la razón de ser, el espíritu originario, el core de Fox News, se mantenga incólume tras su muerte. Es la principal tesis sobre la que se erige su estrategia de modificar el fideicomiso y el argumento que utilizará en los tribunales para que estos le den a Lachlan todo el poder en detrimento de James, Elizabeth y Prudence. Porque, legalmente, Rupert Murdoch puede ganar la batalla. El comisionado testamentario de Nevada aseguró en agosto que el fideicomiso, en su letra pequeña, señala que se puede cambiar siempre que se demuestre que el testador actúa de buena fe y en beneficio de sus herederos.
¿Qué diferencia a Lachlan de James, Elizabeth y Prudence para que Murdoch lo haya elegido como sucesor y favorito? ¿Qué papel juegan los otros tres hermanos en el juego de tronos corporativo de la Fox? Las similitudes con Succession son cada vez mayores. James y Lachlan trabajaron juntos durante un tiempo, concretamente de 2015 a 2019. Lo hicieron al frente del estudio de producción 21st Century Fox. Sin embargo, en 2019 Disney lo compró y James Murdoch abandonó la dirección. En 2020, también salió del consejo de News Corp., argumentando "diferencias sobre contenidos editoriales" y "otras decisiones estratégicas". No hacían falta demasiados análisis para comprender que se refería a que no estaba cómodo con la lealtad de Fox News con Donald Trump durante su mandato.
De hecho, son varias las fuentes que apuntan a que James Murdoch invirtió mucho dinero en la campaña demócrata de Joe Biden. También son sonadas las diferencias de opinión que tiene respecto a la línea editorial de Fox en materias como el cambio climático –James es muy cercano a Al Gore– o el aborto. El propio Rupert Murdoch tuvo que afirmar ante sus accionistas que "no hay negacionistas del cambio climático" en su compañía y que "se basa en argumentos científicos para limitarlo"; no obstante, en 2015, en su cuenta de Twitter, el magnate de 93 años aseguró que es "un escéptico del cambio climático". La postura, alineada con la de Lachlan, contradice la de James.
"Me sentí cada vez más incómodo con mi posición en la junta directiva y tenía algunos desacuerdos sobre cómo se toman ciertas decisiones", expresó el propio James Murdoch a The Independent. "En realidad no fue una decisión tan difícil. Quería hacer borrón y cuenta nueva". James es la oveja negra de la familia a ojos de su padre, el Kendall de los Roy/Murdoch. Elisabeth y Prudence, por su parte, mantienen una postura mucho más neutral respecto a la disputa familiar.
Si hubiese que elegir sus alter egos en la serie de HBO, Connor Roy sería la encarnación de Prudence. Hija de otro matrimonio y figura neutral en la trama, apenas se deja involucrar por las rencillas familiares, aunque, por el momento, apoya a James; Elisabeth, por su parte, está mucho más alineada con los postulados ideológicos de James, aunque entre ambos también ha habido fricciones. Sin embargo, cuando Rupert le dijo que pensaba modificar el fideicomiso para darle todo el poder a Lachlan, sacó las uñas y se negó en rotundo. Al final, los tres hermanos se pusieron en contra de Rupert. Ninguno acudió a su boda con Elena Zhukova, su quinta esposa, el pasado junio.
Reno, epicentro del litigio
Darle el poder a Lachlan no implica que el resto de hermanos vaya a tener menos beneficios en su herencia ni que vaya estar desligado de la empresa. Simplemente, ninguna de los tres tendrá la misma autoridad que Lachlan cuando vote. Cero interferencias. Cero sombras. Es lo que Rupert Murdoch le ha planteado al tribunal de Nevada argumentando que esa es la única forma de que Fox mantenga su espíritu conservador y, a largo plazo, siga dando beneficios a los herederos. Es en lo que se ampara y el argumento legal que esgrimirá para que pueda cambiar las –en teoría inviolables, salvo por esta cláusula de 'modificación por buena voluntad'– normas que rigen el fideicomiso.
El 16 de septiembre comienza el juicio en un tribunal testamentario de Reno bajo un secretismo absoluto. Los representantes de los tres hermanos son del despacho Cravath, Swaine & Moore, expertos en casos anti trust; a Rupert Murdoch lo representa Adam Streisand de Sheppard Mullin, el mismo que llevó casos mediáticos como el de Michael Jackson, Britney Spears, Ray Charles y Marlon Brando. Si los jueces dan la razón a Rupert Murdoch, el poder y la influencia de los tres hermanos en Fox será muy limitado; sin embargo, si no se la da, un frente común a tres podría poner coto a las ambiciones de Lachlan. Por lo pronto, la encarnizada guerra legal 'a lo Succession' por hacerse con el legado de Rupert Murdoch está en marcha.