La interminable pérdida de talento en España: Jaime, Anny y otros 10.000 ante la odisea de homologar su título
- Muchos de los solicitantes de homologación están desesperados y han sufrido daños psicológicos. Sólo pueden optar a trabajos sin cualificación.
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El caos de la burocracia reina a la hora de intentar homologar un título en España. Miles de profesionales de distintos sectores que cursaron sus estudios superiores fuera del país, y ahora residen en España, esperan hasta nueve años para conseguir que sus títulos sean válidos y poder trabajar de aquello de lo que estudiaron. Esto afecta profesiones reguladas como médicos, veterinarios, enfermeros, ópticos, fisioterapeutas, dentistas, podólogos y arquitectos, entre otros.
La falta de respuesta por parte del Ministerio de Universidades ha hecho que los demandantes de estas homologaciones se hayan organizado en diferentes plataformas como la de Homologación Justa Ya para pedir al Gobierno una solución. “Esta alta espera ha llevado a que los solicitantes tengan que trabajar en oficios como cuidadores de adultos mayores, meseros, trabajadores de agricultura, entre otros. Cabe aclarar que dentro de este movimiento no hay sólo personas no europeas, sino que tenemos homologantes europeos, incluso españoles que llevan años esperando”, asegura a EL ESPAÑOL un portavoz de la plataforma.
Ante la falta de respuestas en las diferentes reuniones que se han tenido con el Ministerio de Universidades, la plataforma ha convocado una manifestación el 22 de octubre en Madrid. “El Ministerio continúa negándose a proporcionar datos relevantes sobre las homologaciones, lo que refleja una preocupante falta de transparencia y dificulta cualquier diálogo constructivo”, afirman. Se cree que hay más de 10.000 títulos sin homologar en este momento en España.
Aquí las historias de las personas que siguen luchando para poder trabajar en lo que estudiaron en España.
Jaime García, médico
Jaime García, de 24 años, estudió Medicina en la Universidad de Edimburgo. Su plan siempre fue volver a España y hacer el MIR para especializarse en Traumatología. Mandó los papeles en septiembre de 2023, pero aún no han abierto su expediente, así que ha perdido el plazo para inscribirse en el examen del próximo año. “No puedo trabajar en lo que he estudiado. Quiero vivir en España porque quiero ejercer la Medicina aquí”, explica el joven.
Por lo pronto no podrá presentarse al MIR de enero de 2025, pero ya se está preparando para el de 2026. “Es muy frustrante. Me siento engañado. He cumplido con todo lo que me han pedido, ellos dijeron que en seis meses estaría la homologación y no ha sucedido”, asegura.
“Se ha dicho que van a priorizar los expedientes de la gente que es española y de los residentes, pero fuimos al ministerio y nos dijeron que no se estaba haciendo nada para que eso fuera una realidad. Dicen que faltan médicos, pero aquí sigo esperando para poder empezar mi especialidad”, asegura.
Luis Brito López, médico
Luis Brito López, de 47 años, llegó hace tres años a España. Estudió Medicina en Venezuela en la Universidad de Carabobo durante seis años y después hizo un postgrado en Medicina Interna y otro en Nefrología y Trasplante. “He sido jefe de servicio de Nefrología del Hospital Universitario Ángel Larralde, adscrito a la Universidad de Carabobo, así como docente del área de pregrado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carabobo y profesor adscrito al postgrado de Medicina Interna de la Universidad de Carabobo. Posteriormente, en vista de la situación de mi país, emigré inicialmente a Ecuador, donde trabajé como director médico de la unidad de diálisis durante cinco años”.
Nada de eso le ha valido para poder ejercer su carrera en España, por lo que le ha tocado ganarse la vida limpiando casas y cuidando personas mayores a domicilio para poder mantener a su familia. “Me ha perjudicado muchísimo, principalmente desde el punto de vista de mi salud mental. Hasta tuve que solicitar una consulta de orientación psicológica para el manejo de depresiones y emociones que afectan a mi entorno familiar y personal”, afirma.
Mientras tanto, sigue esperando a que el ministerio le dé una solución. “Me ofrecieron una oportunidad laboral que no solo me beneficiaba a mí, sino también a los pacientes nefrológicos, en Málaga, pues en vista de no contar con suficientes nefrólogos para dicha especialidad, me iban a contratar de inmediato”, recuerda. No obstante, la respuesta del Gobierno no llegó.
José García, médico
José García, de 39 años, llegó hace nueve a España. Es médico cirujano, especialista en Epidemiología y en Gerencia Hospitalaria. Además, tiene un Máster en Educación. Era docente universitario en la cátedra de Medicina y fue gerente médico de un municipio sanitario durante la pandemia. También fue el coordinador médico de una unidad para pacientes Covid de un centro privado durante la pandemia.
Desde el 2021, llevaba una consulta de Medicina de Familia donde además ejercía funciones de Medicina Laboral. También ejercía como médico forense de carrera hasta diciembre de 2023, cuando emigró a España.
Inició el trámite de su homologación desde Venezuela, en el consulado de España en Caracas. Lleva 30 meses de espera, y aún no tiene una respuesta. “Solo dicen que están colapsados y que están trabajando para solventarlo”, afirma este español.
Ha estado viviendo de unos ahorros que van menguando. “He sufrido de ansiedad, depresión, tengo problemas para dormir pensando en que aún no llega mi homologación y cada vez me queda menos dinero. Vivo en un pueblo donde no he podido conseguir trabajo y que paradójicamente tiene mucha demanda de personal sanitario. “Estoy buscando para trabajar en la recolección de olivas ahora que empieza la temporada”, asegura.
Sebastián Garay, arquitecto
El colombiano Sebastián Garay, de 33 años, lleva tres años viviendo en España. Ha estudiado Arquitectura y tiene una maestría en Proyect Manager. En Bogotá siempre ha trabajado como arquitecto en estudios, pero cuando llegó a vivir a Madrid se encontró con que su profesión se considera una carrera regulada y necesitaba solicitar su homologación. “Nunca me imaginé que el proceso de solicitar la homologación pudiera tardar años y que en muchos casos además te pidan hacer cursos adicionales”, afirma.
Ante esta situación, le ha tocado buscarse la vida en el sector del diseño. “Ahora trabajo como interiorista”, asegura, aunque su sueño es poder algún día emprender y montar su propio estudio de arquitectura. “Sin la homologación de mi título, mi sueño es imposible”, dice resignado a que llegue algún día un correo con la homologación de su título aprobada por parte del Ministerio de Universidades.
Anny Arellano, enfermera
Anny Dayana Arellano Ramón, de 32 años, es licenciada en Enfermería con especialidad en Cuidados intensivos neonatales y pediátricos. Hasta el 2019, fue enfermera del Instituto Venezolano de los seguros sociales como funcionaria pública. No obstante, todos esos años de estudio y especialización en su campo desde que llegó a vivir España no le han servido de nada.
“Por errores humanos, digitales y protocolares del Ministerio de Universidades, falta de homogeneidad en los criterios de evaluación por parte de ANECA y escasez de universidades con la modalidad prácticas tuteladas, no he podido homologar mi título”, asegura. En lo único que ha podido encontrar trabajo es como asistente doméstica y planchando ropa. Esto le ha afectado mucho de forma psicológica, económica y a su carrera, que no sabe cuando la podrá volver a ejercer.
Tatiana Salcedo, psicóloga
La psicóloga Tatiana Salcedo, de 53 años, lleva cinco años viviendo en España. Antes trabajaba en su país como psicoterapeuta. No obstante, aunque han pasado los años, no ha podido conseguir insertarse en su campo laboral. “He perdido muchas oportunidades laborales”, asegura.
“Nadie nos da una solución, y tengo la sensación de que tampoco están comprometidos con lo que nos sucede”, dice. Mientras tanto, ella sigue luchando dentro de la plataforma con la esperanza de algún día volver a cobrar como psicóloga, pero esta vez en el país en el que reside desde el 2019.