El escritor y académico de la RAE José María Merino (La Coruña, 1941) es un hombre especial, un sabio tierno y huraño, un humanista incorregible con la mirada azul acuosa, un señor de la memoria y del futuro. Un rey de su biblioteca, un servidor con los débiles, con los vulnerables del loco mundo. Fue un hijo de la esperanza, aunque ahora anda con la ceja levantada ante el desastre de Europa y sus nuestras inéditas crueldades. Progresista y pesimista, quijotesco, con afán de justicia.

Premio Nacional de las Letras Españolas. Premio Nacional de Literatura. Merino cree que si no existiese la literatura, cada generación no sabría cómo habían estado enamoradas las anteriores.

Ni qué odiaban. Merino cree que la literatura nos enseña a leernos por dentro. Si esto es así, a él se le nota más allá de la carne, el pelo cano y el hueso, de su belleza que bucea entre generaciones, que vive en las costuras de un cuento estupendo. Ahora publica su nuevo libro de relatos, Yo y yo en breve (Alfaguara).

No sé dónde leí que la novela quiere caerle bien al lector y los cuentos no. Los cuentos desafían.

Interesante. Yo tengo una experiencia concreta en la Feria del Libro de hace un par de años, cuando saqué mi anterior libro. Estaba ahí sentado para firmar algo y se me acercó un lector o lectora… en fin, no tengo que explicar qué sexo tenía, es irrelevante, pero me dije “¡por fin voy a firmar un libro!”, y me miró y dijo: “¡Pero son cuentos!”. Le dije que sí, y me dijo “pero es que los cuentos se acaban enseguida” (ríe). Es curioso. La brevedad del cuento es lo que le hace ser un poco rechazado, no lo entiendo, no se le da la oportunidad. Para mí resume mundos. Se considera que la novela es un instrumento muchísimo más poderoso y firme en la literatura que el cuento… y yo amo la novela, pero no estoy de acuerdo en absoluto.

Ha sido considerado infantil, cuando no hay nada más universal que un cuento.

España tiene un problema terrible de incultura. Me sucedió en un programa de televisión. Concurrimos varios asistentes para hablar… y cuando me tocaba a mí, pusieron una música extraña y el presentador dijo “niños, niñas, acercaos, este es un señor que cuenta cuentos”. Me quedé cortado. De verdad. Y dije: “Niños y niñas, seguid con lo que estabais haciendo”. Y no me dirigió la palabra el resto del programa.

Fue marginado.

¡Mejor! Pienso en ‘Kalila y Dimna’. Eso es base literaria. Lo tradujimos del indio, del árabe, y, caray… los cuentos cortos están en la cultura profunda de la historia de la humanidad, ¿de qué me está hablando usted? Pero bueno: es un tema de cultura. En España no hay cultura. Sólo que haya quien piense que los cuentos son para niños… Yo pienso que el cuento en el sistema educativo sería muy útil para explicar la literatura y la vida. Puedes explicar a muchos autores a través de sus cuentos y les ubicas en pocos minutos. Puedes hablar de ellos, y de tramas, y de conductas, y de desarrollo del tiempo… pero bah. No se usa nada en el sistema educativo.

José María Merino.

José María Merino. Esteban Palazuelos.

Me contó en una ocasión que Heidi fue importante para usted porque le hizo entender que no había literatura ni masculina ni femenina. Heidi responde al arquetipo del paraíso perdido. Esto me interesa. ¿Qué más arquetipos tenemos?

En El Quijote tenemos muchos: el traidor, el héroe, el curador… siempre está el que ayuda y el que engaña. Y tenemos muy poca idea de eso. Sorprende la falta de interés y de conocimiento que hay en España por la cultura y por los cuentos: ¡nos ayudarían tanto a entendernos! Me sorprende mucho. Antes algunas fiestas se celebraban leyendo cuentos, como en la noche de Todos los Santos… en la noche de ánimas se leía El monte de las ánimas, de Bécquer. Me fascinaba totalmente. Yo fui un gran lector de cuentos. Maupassant era un escritor de cuentos buenísimo, lo tenía en casa traducido del francés una edición preciosa… y Emilia Pardo Bazán era maravillosa también. No es más literario el cuento que la novela. Ni menos.

¿Qué hay del pensamiento simbólico, que nos diferencia de los chimpancés? ¿Por qué nadie le hace ni caso? ¿Le interesa el mundo de los sueños o el psicoanálisis? En uno de sus cuentos habla de eso, de la frontera entre la vigilia y el sueño…

Es curioso que haya cada vez menos estudiosos de la psicología del alma, como Jung o Freud. El trabajo sobre el sueño se ha abandonado.

"En España no hay cultura: los cuentos podrían enseñarnos a vivir, pero no nos interesa la literatura"

Me explicó un psiquiatra que aunque es una disciplina fundamental (la del inconsciente, la que ocupa casi la mitad de nuestra vida) se desechó porque realmente se puede tardar años en interpretar correctamente un solo sueño… los símbolos son largos de traducir…

No sabía que se tardaba tanto. Pero es cierto que el pensamiento simbólico es muy sorprendente, porque nos demuestra que hay verdades metafísicas y absolutas que pueden ser juegos simbólicos que el ser humano inventó para interpretar la realidad. Otra cosa es que exista una especie de menosprecio a la ficción como si fuese algo que está ahí para divertirnos. No es así. La ficción está en la naturaleza, en lo profundo de lo que somos. A partir de ahí intentamos descifrar la realidad con arquetipos y ejemplos, y se entra en un terreno peligroso desde el punto de vista metafísico. Hay cosas que pueden salir dañadas de ahí. Por eso se ha abandonado el pensamiento simbólico, desde Jean Piaget. En el fondo nunca hemos hablado más que de eso: en qué es un niño, en qué es un hombre, en qué es una idea.

¿Cuál es su relación con los sueños?

Ya no sueño tanto como antes soñaba. Antes de que apareciese la ficción, hay quien defiende que el sueño fue uno de los elementos de arranque de la inteligencia humana: el contar los sueños, el intentar entender qué eran los sueños, eso nos llevó a enriquecer el lenguaje y a mejorar nuestra inteligencia. El abandono progresivo de todo esto es dañino. La inteligencia humana está descendiendo poco a poco.

José María Merino.

José María Merino. Esteban Palazuelos.

¿Qué somos sin literatura?

Nada. Cada generación no sabría por qué se enfadaba la anterior con el vecino, por qué sentía envidia, cómo se enamoraba. La literatura ha ido fijando todos los comportamientos para que nos comprendamos. Si naciésemos en un mundo sin literatura, no seríamos capaces de entender siquiera qué conducta es buena y qué conducta es mala. Todo eso viene de siglos. Incluso para la gente que no lee, porque en la sociedad están impresos todos esos elementos.

¿Es el lenguaje una herramienta para vivir más y mejor?

Sin duda. Te lo digo a mi edad, que tengo 83 añitos. En los años 70 y 80 sentía que el mundo se veía desde una perspectiva mucho más interesante que ahora, la verdad. Estoy decepcionado. Dos horribles guerras, Ucrania, Palestina… esa pobre gente que necesita salir de su país… esos emigrantes… yo pensé que no iba a vivir todo eso, tanto dolor, y a estas alturas del siglo XXI. Me sorprende. El ser humano no se ha aprovechado bien a sí mismo, no ha exprimido las herramientas que tenía para hacer un mundo mejor… entre ellas, el conocimiento de sí mismo a través de la literatura como ejemplo de lo que es la vida y de los comportamientos y actitudes.

¿Qué personaje de ficción sería usted, de ser uno? ¿Alguna vez ha dudado de ser José María Merino?

Sería un personaje confuso (ríe). No entendería muy bien en qué medio estoy. A mí me desconcierta mucho la realidad. La realidad no necesita ser verosímil. De hecho, es tremendamente inverosímil, y eso me fastidia, todo ese tan extraño… suelo ir a Cabo de Gata todavía, a bucear por ahí, y a andar por esas calas, y ahí llegan migrantes… en pequeñas lanchas, no en grandes como las de Canarias. Y las lanchas les dejan ahí tirados, con montones de ropa vieja para el cruce del mar… todo eso me apena, me deprime. Así está el mundo.

"En España está renaciendo un misterioso racismo azuzado por esos tipos de Vox"

¿Nos hemos revelado como un país más racista de lo que imaginábamos? ¿Por qué parece que hay diferencias entre un migrante ucraniano y uno magrebí?

Está renaciendo una especie de racismo español, puede que sea eso, yo no lo puedo entender. Si vas Almería y ves a los migrantes que vienen pocos pero de a continuo y que están trabajando en todo el mar de plástico que hay… cómo y cuánto trabajan aquí… no lo puedo entender, pero me parece la recuperación de un misterioso racismo. Azuzado por la extrema derecha, claro. Tenemos a esos tipos de Vox… no entiendo cómo han podido renacer en todo el mundo y en toda Europa, porque era la socialdemocracia lo que funcionaba en Europa. Y eso se acabó, ha muerto. Ya no hay socialdemocracia. Luego nosotros tenemos una tradición española de estar un poco a la greña. No nosotros, los ciudadanos, sino los que están en el poder. El enfrentamiento continuo puede pertenecer a una extraña cultura que no es racional, oiga usted… el homo sapiens es más sofisticado que nuestros políticos.

José María Merino.

José María Merino. Esteban Palazuelos.

La identidad es uno de los temas del siglo. Del siglo del yoísmo.

Somos misteriosos todavía. Lo seremos siempre. El hecho de que existamos es absolutamente imposible desde el punto de vista de la lógica formal, la cantidad de formación genética es infinita… Luego tenemos esta existencia que es perecedera, y, ¿por qué no disfrutamos de ella? ¿Por qué sólo hay unos pocos que disfrutan? Detesto que aumente el número de millonarios mientras la gente se empobrece cada vez más. ¿Para qué quieren todos esos millonazos? Y que nos hayamos denominado ‘sapiens’… a lo mejor no somos tan sapiens como creemos.

"Detesto que aumente el número de millonarios mientras la gente se empobrece. ¿Para qué quieren todos esos millonazos? No somos tan ‘sapiens’ como creemos"

No sé si somos el primate más listo. A estas alturas deberíamos ser menos egoístas y avariciosos. Hay gente luchando por un mundo mejor. Yo apoyo a unas cuantas ONGs. Tengo una nueve años y pienso que a dónde irá mi pobre niña, ¿qué cultura vamos a darle, qué vamos a ofrecerle para que pueda consolidarse? Ni en la Segunda Guerra Mundial disparaban contra un hospital o una escuela como hace ahora Israel. Es de una brutalidad que debería avergonzarnos. La tecnología de drones y el sistema de agresión tan fino… ¿cómo va usted a disparar contra un hospital porque dice que allí está no sé quién…?

¿Qué deben hacer nuestros pensadores e intelectuales al respecto?

Nuestros intelectuales tienen que mojarse en esto. El antropoceno se está cargando el planeta. No podemos ser ajenos a nada de lo que le pase al ser humano. Debería haber más compromiso con lo que está sucediendo.

José María Merino.

José María Merino. Esteban Palazuelos.

En uno de sus cuentos, un personaje accede a un estado desconocido y placentero después de una sedación… ¿qué hay de las drogas? ¿Las ha probado? ¿A dónde nos llevan, pueden ser útiles?

Esto es como el alcohol. Yo estuve en la isla de Taquile, en el lago Titicaca. Fuimos a un viaje a Perú mi mujer y yo y nos pusieron en contacto allí con una persona que había estudiado en Europa y nos recomendó todo sobre la isla… nos dio nociones. En esa isla estábamos a una altura tremenda: es pequeña y sorprendente. No había colchón. Nos lavábamos en una palangana y hacíamos nuestras necesidades en un cobertizo, en un agujero. Pero la música era divertida. Para andar por allí, como los vehículos de motor no estaban autorizados, nos hacían masticar coca. Eran hojas de coca, y oye, no te imaginas lo bien que andábamos.

Luego me enteré de lo que era. Eso tomado con mesura no es malo, yo creo. ¿Cuál es el problema? La dependencia, claro. El alcohol me preocupa hasta más. A mí, por razones de hígado, me han prohibido el whisky. Y me di cuenta de que lo tomaba mal. El nocando es delicioso. Pero sí, me duraba una semana. Eso es beber absolutamente de más. Al mediodía tomaba tinto. El blanco tiene mucha azúcar. Ahora sé que un buen whisky se bebe a sorbos, como en las películas americanas. Hay que paladearlo. Una autorregulación inteligente podría ser interesante. A nosotros aquella micrococaína nos dio un buen cuerpo y una cabeza por la isla subiendo y bajando… (ríe). La literatura redondea la vida. Como el whisky, pero no es dañina. El whisky hay que saber beberlo.

Y la literatura hay que saber leerla.

Eso es muy cierto (ríe).

"Ni en la Segunda Guerra Mundial disparaban contra un hospital o una escuela como ahora hace Israel: es de una brutalidad que debería avergonzarnos”

El otro día decía Andrés Trapiello que él quiere ser más de El Quijote, más cervantino que quevediano… pero que a veces le puede la mala baba. ¿España es más de Cervantes o de Quevedo, somos más bravucones de lo que deberíamos?

¡Caramba! Es sorprendente que el primer lugar donde El Quijote tuvo éxito grande fue en Inglaterra. La reina Isabel se interesó por la biografía de ese desdichado señor… Miguel de Cervantes. Es una novela viva, maravillosa. Su arquetipo está en todas partes, en las películas del Oeste, en La Guerra de las Galaxias. En Rusia también gustó mucho El Quijote. Los españoles tenemos algo de quijotescos, pero desconocemos nuestra historia.

Es el 250 aniversario de EEUU y no tenemos ni idea del dinero que invertimos en soldados españoles, de los nombres españoles que están por toda América, del símbolo del dólar, que son las columnas de Hércules con la bandera del escudo español… ¡Somos un país tan majadero! Nuestro sistema educativo es decadente. Yo estudié Derecho. Me decían que el sistema parlamentario empezaba con la carta magna de Juan sin tierra. He tardado años en descubrir que la carta es un rollo cirineo que no lo entiendes y que es una mierda. 40 o 50 años antes de la carta magna hubo decretos de Alfonso IX. Y ya lo ha reconocido la Unesco. Pero no tenemos ni idea.

Merino.

Merino. Palazuelos.

Dicen ahora que a ver si pedimos perdón a México…

Ahora se dice en congresos que nosotros impedimos que las razas autóctonas se desarrollasen… ¿pero de qué me está hablando? ¿Qué dice México, de qué habla? ¿De Adolf Hitler o de quién me está hablando? ¿Eso somos nosotros? Mire, si nosotros no hubiéramos llegado a América, usted no existiría. ¡Y esto en un Congreso de Academias españolas y americana…! La hispanofobia se hace cada vez más fuerte. Es como si ahora decimos que los romanos fueron unos salvajes que vinieron aquí… mira, yo he estado en la India y sólo he visto un edificio europeo que es el centro de nueva Delhi, donde estaba el gobierno británico. No he visto ni un mestizo en la India. En América todos tienen apellidos españoles, todos son una mezcla con nosotros… ¡y las catedrales preciosas, y los edificios estupendo de aquella época…!

¿Cómo debe reaccionar el rey Felipe?

Se sentirá deprimido. Lógico: con esta hispanofobia estúpida. Además en México, ¿por qué? Cuando en México quienes ayudaron a Cortés a luchar contra los aztecas eran las tribus de allí… porque los aztecas mataban a gente arrancándoles el corazón y despellejaban a los jóvenes para celebrar la primavera. Eran unos depredadores espantosos y asesinos. España llevó hospitales, educación… todo.

“A Sánchez le recomendaría leer ‘Las mil y una noches’. El sultán tenía muchos asesores, como él… pero los suyos son de medio pelo. Y no muy lectores”

Hace unos días moría Julián Muñoz y yo pensaba: ¿no seremos demasiado del Lazarillo de Tormes? ¿La picaresca ha muerto? ¿Por qué hemos celebrado tanto al buscavidas, que, a la postre, era corrupto?

La picaresca es fuerte y está en nuestra genética. Funcionamos por memética. Pero también somos quijotescos. Somos un país sorprendente. ¿Vinos… Francia? España tiene un vino estupendo y no tenemos ni idea de su calidad. ¿País montañoso de Europa… Suiza? Es más pequeño que una provincia española. Aquí tenemos desiertos, montañas, estepas, una costa variadísima e interesante… pero somos tan estúpidos que no hemos desarrollado una relación intensa con Portugal. A ver si lo hiciera alguno de nuestros estúpidos gobiernos. Nos daría fuerza en Europa y en todas partes… estúpidos. Tenemos cosas estupendas… y una gran estupidez.

¿Qué cuento le recomendaría a Sánchez y a Ayuso?

Los políticos españoles se caracterizan por su menosprecio a la cultura y a la literatura. A bote pronto, Kalila y Dimna puede ser muy interesante, pero si no has leído nunca un cuento… (resopla). A Sánchez le recomendaría ‘Las mil y una noches’, para que atienda a los asesores del sultán, que tenía muchísimos, como él… pero los suyos son de medio pelo. Y no muy lectores.