La "condena" al ostracismo de Javier Ortega Smith en Vox tras la salida de Rocío Monasterio: "Abascal tiene juguetes nuevos"
- El cese y posterior dimisión de la presidenta del partido en Madrid deja al ex boina verde como el único de los 'históricos' que aún continúa en pie.
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Vox no se entendería sin Javier Ortega Smith. Al menos en sus inicios. Atrás quedaron los tiempos en los que el abogado defendía a Santiago Abascal en el juzgado mientras entre el público apoyaba Iván Espinosa de los Monteros; lejos están los momentos en los que su camarilla de boinas verdes fundaron el partido hace ya una década; y poco queda de las celebraciones de los 52 de Vox.
Ortega Smith se ha quedado solo en la foto de históricos líderes que apoyaban a Abascal. Ya no están ni los Sánchez del Real, Manso, Olona o Juan Luis Steegmann —fue el último en salir y se fue denunciando una deriva "neofalangista" del partido—. La salida de Rocío Monasterio, crónica de una muerte política anunciada tras la marcha de su esposo Iván Espinosa de los Monteros, le deja solo en el foco. Sin embargo, hace tiempo que está arrinconado, con varios cargos pero sin mando en plaza, cargando con errores del pasado y del presente.
Tal y como apuntan fuentes conocedoras de lo que se cuece en Bambú, calle de la sede madrileña del partido, si el abogado continúa en Vox no es porque goce de demasiadas simpatías en la dirección —"el núcleo de Méndez Monasterio siempre le ha despreciado mucho", aseguran a este periódico— . La razón es la relación personal que le ha unido a Abascal durante años.
De hecho, hace escasas dos semanas, en algunos chats de Vox corrió un nuevo "manifiesto de la corriente pro refundación de Vox", parecido en parte al que se formuló en enero de este mismo año. El objetivo de los críticos, entre otros, con la nueva deriva del partido es tratar de cambiar los estatutos para pedir algo más de democracia interna. "Estaban animados por Ortega", narran a EL ESPAÑOL las citadas fuentes. Sin embargo, el documento parece haber quedado en agua de borrajas. "Es un signo de que realmente Javier Ortega Smith está condenado al Ostracismo más absoluto", insisten a EL ESPAÑOL.
El pecado de Ortega Smith no ha sido ser un disidente, que nunca lo fue, sino los errores cometidos desde 2019. "Ha servido razones en bandeja a sus enemigos para quedar en el cajón de los muñecos olvidados", comentan a este periódico. Ahora, Abascal "tiene juguetes nuevos", señala alguien que ya no está ante el ascenso del ala más dura del partido.
Errores pasados y presentes
Las voces críticas con Javier Ortega Smith comenzaron a escucharse tras los comicios locales de 2019. En aquella ocasión, antes de que llegara noviembre, los resultados electorales de Vox no resultaron ser los esperados y sobre el abogado se cernían algunas dudas por el hacer de los delegados territoriales que comandaba. La manera de proceder de los conocido como 'hombres de negro' se convirtió en un foco de problemas para Bambú.
Llegó entonces la pandemia de la Covid-19 y Ortega Smith se contagió de los primeros, pero se calló. Él era el secretario general de Vox y acudió el 8-M a un acto multitudinario en Vistalegre, justo antes del confinamiento. Es un episodio que narra Macarena Olona en su libro (Yo Macarena) y que asegura fue "la única vez que verdaderamente ha peligrado la cabeza de Ortega Smith". Una tentativa de contagio masivo que escribiría aquel. El entorno de Abascal intentó que lo cesaran, pero no hubo suerte.
Posteriormente llegaría la salida de Olona. Ortega Smith no había tenido grandes desencuentros con ella, solo una sonada bronca. Sin embargo, fuentes del entorno de Olona ya contaron a este periódico que paralizó su ascenso orgánico en el partido. "Hasta su llegada, él había sido el rostro jurídico del partido. Ese es el origen de todo", relataron.
En realidad, en el entorno de Bambú siempre le han tenido por alguien que "no servía para crear estructura de partido" y, además, era "un bocazas".
Llegó entonces su destitución como secretario general en octubre de 2022. Fue poco antes de la celebración del Viva 22 cuando le relevó Ignacio Garriga. El ex boina verde, erosionado por el cargo, "nervioso y malhumorado", caía en la escalera orgánica después de no saber manejar los problemas territoriales surgidos.
Hace un año, en octubre de 2023, Ortega Smith ya estaba en el disparadero. Lo deslizaba él mismo en una entrevista con Europa Press en la que pedía firmeza al partido para no "convertirse en una agencia de colocación de amigos", algo que ya habían avisado los críticos de Vox a este periódico tras la salida de Espinosa de los Monteros meses antes.
En los meses venideros vendrían otro tipo de problemas. Durante las protestas de Ferraz en noviembre del pasado año, Ortega Smith se enfrentó a la Policía Nacional dos noches seguidas. Todos los sindicatos policiales advirtieron del "ejemplo nefasto" que daba con sus actos.
Llegó entonces diciembre y los problemas aumentaron. Ortega Smith se encaró durante un pleno del Ayuntamiento con Eduardo Rubiño, edil de Más Madrid, y lanzó la botella de agua que una compañera tenía sobre la mesa de un carpetazo. El propio alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, lo tildó de "agresión inaceptable". Mientras, el abogado ironizaba: "Que se recupere de sus graves lesiones".
Llegó enero de 2024 y se especuló que Ortega Smith podría estar formando una candidatura para dirigir el partido, en un movimiento que algunos nunca creyeron y tacharon de filtración interesada para terminar de socavar al ex boina verde. Finalmente, Abascal lo incluyó a Ortega Smith como vocal de la comisión ejecutiva, degradándolo, pero cerrando cualquier debate sobre el enfrentamiento.
Smith se encuentra ahora de nuevo en el disparadero. La modificación de la Ley Orgánica 7/2014, sobre intersobre intercambio de información de antecedentes penales y consideración de resoluciones judiciales penales en la Unión Europea, llevabada a cabo el pasado mes de septiembre en el Congreso le ha señalado de nuevo, ya que él es el portavoz de la Comisión de Justicia.
Si bien es cierto que los tres ponentes de Vox en la comisión se abstuvieron ante la propuesta, no menos cierto es que no repararon en esta ocasión en las consecuencias: la reforma beneficiará a muchos miembros de la banda terrorista ETA.
Abascal, en su sitio
La de Rocío Monasterio es la última, pero no la única. La hasta este miércoles presidenta de Vox en Madrid entregó su acta de diputada en la Asamblea después del cese en la formación de Santiago Abascal.
En realidad, "lo de Rocío era una muerte anunciada", aduce una fuente cercana a Vox. Su propio marido, Iván Espinosa de los Monteros, dimitió en agosto del pasado año a causa del distanciamiento con la cúpula del partido, que quería también obligar a Monasterio a tomar decisiones a las que se negaba.
El enfado con Santiago Abascal desde los sectores críticos crece proporcionalmente con el ascenso en el entorno del líder de Vox del grupo de Kiko Méndez Monasterio, cada vez más orgulloso, según sus amistades.
Fugas ha habido en Vox desde sus inicios, no es nada preocupante en ningún partido. El propio Espinosa de los Monteros lo dijo tras la renuncia de Macarena Olona: "¿Por qué crisis? Ha salido una persona de todas las que tenemos; no es ninguna crisis".
Sin embargo, ya no son uno, ni dos, ni tres. Los que hicieron fuerte a Vox en 2019 se han marchado o están relegados al ostracismo. Los hay como Steegmann, que se han ido tras considerar que se está imponiendo una línea "antiliberal" y "anticientífica" y que se está acercando al "neofalangismo", que a su juicio representa el eurodiputado Jorge Buxadé.
Otros se quedan a la espera de refundar un partido que, advierten, ha sacado "solo 3 eurodiputados más que un tipo con ordenador, redes sociales y ninguna estructura de partido. Se mire por donde se mire: fracaso y retroceso evidente".
Mientras tanto, Abascal ya mueve ficha para "calmar las aguas", señalan fuentes cercanas a Bambú, tras este último revuelo. De momento, se dejará ver ante afiliados y simpatizantes el próximo 26 de octubre en un almuerzo en Huelva.