La reina Letizia, luciendo unos pendientes de Singularu para apoyar a las marcas afectadas por la DANA.

La reina Letizia, luciendo unos pendientes de Singularu para apoyar a las marcas afectadas por la DANA. Gtres

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La reina Letizia ya usa estos pendientes de Singularu para apoyar a las marcas afectadas por la DANA: valen 18 euros

La firma valenciana fue fundada hace 10 años por Cristina Aristoy y Paco Tormo. Cerraron 2023 facturando 20 millones y este 2024 aspiran a llegar a los 25.

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Hace 10 días, la reina Letizia fue testigo del drama que había desencadenado la DANA en Valencia. Junto a su marido, el rey Felipe VI, visitó Paiporta, uno de los municipios de la zona cero más afectados. Allí, los Reyes vivieron uno de los peores momentos de su reinado, ya que los vecinos, desesperados, les increparon. La actitud de los Monarcas, pese a estar cubiertos de lodo, fue impecable, pues decidieron quedarse a consolarlos y escuchar sus demandas.

Una de las imágenes más incónicas de aquella jornada, sin duda, fue la de la reina Letizia, llena de barro, llorando al ver lo ocurrido; al escuchar a la ciudadanía... Allí salió reforzada su "humanidad". Fuentes de Zarzuela apuntaban a EL ESPAÑOL que "la imagen de la Reina llorando sin duda la ha humanizado y acercado a los españoles". No obstante, la esposa del jefe del Estado no sólo dio la cara –y la volverá a dar– en Valencia, sino que se ha sumado a apoyar a las marcas valencianas afectadas por la DANA.

Prueba de ello es que este martes, durante la presentación del proyecto Code.org, la reina Letizia ha querido lucir unos pendientes de Singularu, una marca de bisutería valenciana con poco más de 10 años de vida. Lo ha hecho con la intención de mostrar su apoyo a esta y otras marcas de la comunidad afectadas. Y, por ello, la Reina ha lucido los pendientes Superstar, cuyo precio de mercado es de 18 euros. La simbología, en este sentido, también cuenta y por eso Letizia está seleccionando marcas valencianas para echarles una mano.

Los pendientes Superstar de Singular utilizados este martes por la Reina, cuyo precio es de 18 euros.

Los pendientes Superstar de Singular utilizados este martes por la Reina, cuyo precio es de 18 euros. Cedida

Pese a ello, lo cierto es que la empresa de Cristina AristoyPaco Tormo ha estado subida en una ola de crecimiento desde 2014, llegando a factura 20 millones en 2023. Sin embargo, la historia de Singularu empieza muchos años atrás con una joven Cristina Aristoy que quería emprender; que quería hacer algo que se mantuviese en el tiempo, que le gustara y que tuviera buen mercado.

No sabía hacia qué sector empresarial dirigir su carrera y, la verdad, tampoco lo había meditado mucho. Llevaba años fuera de España. Primero, en Londres; luego, en Seúl (Corea del Sur). Estaba formándose, aprendiendo idiomas, cerrando sus estudios… Hasta que en 2013 llegó el momento de volver a su Valencia natal con 24 años.

“Y en diciembre de ese año hubo un evento organizado por Demium Startups durante un fin de semana. En él, ponían en contacto a varios perfiles profesionales –emprendedores, inversores, diseñadores…– con el fin de establecer ideas de negocio para ver si se podían llevar a cabo, etc. Ahí fue donde conocí a Paco Tormo, con el que, unos meses más tarde, decidí emprender. Ambos fundamos Singularu”, explicaba el pasado mes de agosto a EL ESPAÑOL Cristina Aristoy (Valencia, 1989), cofundadora y co-CEO de la citada firma española de joyas.

Paco Tormo y Cristina Aristoy, los fundadores de Singularu.

Paco Tormo y Cristina Aristoy, los fundadores de Singularu. Cedida

Diez años después de aquellos inicios, Singularu se ha convertido en una de las marcas de joyas españolas que más ha crecido. Está de moda y, por ello, la marca creada por Cristina y Paco Tormo (Valencia, 1979) cerró 2023 con una facturación cercana a los 20 millones de euros. “Y este 2024, si todo va bien, esperamos llegar a los 25 millones de euros facturados”, esgrime la CEO en conversación con este diario. En una década, por tanto, el crecimiento de la marca ha sido exponencial.

Pese a ello, los inicios de la marca estuvieron salpicados por momentos de incertidumbre. Cristina y Paco, al principio, ni siquiera sabían que se iban a especializar en la joyería. “Nosotros teníamos claro lo que queríamos hacer. Buscábamos un modelo de negocio en el que queríamos poner en relación la artesanía con los clientes. En otras palabras, que una persona pudiese diseñar una mesa, una silla… o como acabó siendo, una joya, para que se lo pudiesen fabricar. Era la idea inicial”, recuerda Aristoy.

10 años de Singularu

Eso sí, cuando Singularu echó a andar 2014 tanto Cristina como Paco se dieron cuenta de que encargar algo “desde cero” era algo bastante complicado. “Tú le das un folio en blanco a la gente y no sabe qué hacer con él. Por ello, empezamos a experimentar con una cápsula de joyería a modo de prueba. En ella, le das la base a los clientes pudiendo ellos elegir las piezas, los acabados, el color de la piedra… Y ahí vimos que todo empezó a cobrar sentido”, explica Cristina Aristoy.

Los clientes haciendo fila durante la inauguración de una tienda de Singularu.

Los clientes haciendo fila durante la inauguración de una tienda de Singularu. Cedida

¿Y por qué se decantaron por el mundo de la joyería y no por el de cualquier otro sector que requiriera diseño para una futura venta online? Porque Cristina ya tenía algunos conocimientos sobre el mundo joyero valenciano. Conocía a una red de joyeros además de que, según reconoce, “la logística de una joyería siempre es más barata y fácil”. “No es lo mismo transportar un mueble que una joya”, dice.

Con estas bases, se pondría en marcha Singularu. El primer escollo, no obstante, llegó en 2015, un año después. Los emprendedores valencianos se dieron cuenta de que no eran competitivos con los plazos de entrega. El motivo: desde que el cliente diseña su joya hasta que se elabora y se entrega posteriormente pasaba un tiempo prudencial.

De ahí que empezaran a compaginar este modelo original con hacer pequeñas colecciones que guardaban en stock. “Conservábamos las que funcionaban y retirábamos las que no”, explica. Por ello, la empresa joyera valenciana empezó a crecer en ambas líneas. Cristina y Paco superaban, de esa manera, el escollo de la competitividad en cuanto a los plazos de entrega. Superaban así ese primer bache.

Una tienda de Singularu.

Una tienda de Singularu. Cedida

El siguiente hito claro de la marca fue la apertura, en 2017, de la primera tienda física de Singularu. Fue en Valencia, como no podía ser de otra manera, una ciudad y un mercado que conocían Cristina y Paco como la palma de sus manos. “Para mí fue muy bonito porque llevábamos tres años funcionando de manera online, únicamente, y claro, nunca habías puesto cara a tus clientas. Pero el día de la inauguración todo cambió: de repente, empiezas a conocerlas. A ver cómo son… Nos emocionó mucho que en la apertura hubo una cola que daba la vuelta a la manzana”, recuerda la CEO de Singularu.

A partir de ahí, se desató la propagación de tiendas físicas de Singularu por todo el país, bien sean propias, bien sean abiertas por franquiciados. En 2019, por ejemplo, Singularu abrió su primera franquicia y en la actualidad ya cuenta con 20. Esas, sumadas a las 37 tiendas propias, provocan que la marca de Cristina y Paco ya tenga 57 tiendas físicas en España. “El último gran hito en este sentido ocurrió en 2023 cuando abrimos, por primera vez, en El Corte Inglés”, explica Cristina.

Este año, el siguiente reto para la marca, pasa por la internacionalización con visos a abrir tiendas en el extranjero a partir de 2025, si todo va bien. En todo caso, cuando emprendieron Cristina Aristoy y Paco Tormo nunca imaginaron que, 10 años después, su marca llegaría a ser una de las más importantes del sector joyero, empleando más de 250 personas y facturando 20 millones de euros.